1-¿Qué es para usted la literatura?
-Es varias cosas, dependiendo de la aproximación. En sí misma, es el arte de la palabra, que se constituye por escrito cuando esta es desplegada con una intensidad, expresividad, belleza y significado que la sitúan en un nivel sustancialmente distinto de la funcionalidad práctica inmediata del lenguaje, liberándola de ella. En tanto tal, la palabra es materia de creación, de póiesis, y en lo que tiene, así, de poética, la literatura es también una forma o técnica de conocimiento, por cuanto su intensidad en el manejo de la palabra es capaz de recoger la esencia de las cosas que trata y transmitirla metafóricamente a través de la intuición, no como la ciencia, la filosofía o la historia, que abordan la verdad racionalmente. La literatura es también uno de los inventos del hombre para sobrellevar el tedio y trascender los límites estrechos de la propia individualidad. Pero bueno, estas cosas las sabemos más o menos todos. En lo personal, para mí la literatura y específicamente el cuento es la misma cosa que mi destino, mi condena, mi paraíso. Mi destino porque se me impuso, confabulada con mi propia voluntad. Condena porque es lo que me impidió y me impedirá dedicar atención a ningún otro quehacer, y paraíso porque nunca soy tan feliz, pleno, integralmente entregado, como cuando estoy escribiendo y avanzo por la escritura apertrechado de todo lo que soy, lo que sé, lo que puedo, seguro de ir arrebatándole a la nada algo mejor que ella. Mi vida no tiene otro sentido ni más justificación que la escritura.
2-¿Cuál es su opinión de la literatura chilena actual?
Mi impresión es que pasa por un momento de mucha y variada proliferación, pero de calidad escasa; aparentemente, inferior a la tradicional en nuestras letras. Es muy raro el libro donde no aparezca ya a la segunda página, si es que no a la primera, una imperdonable torpeza que hace perder toda fe en el autor y toda gana de seguir leyendo. Claro que, en verdad, por muchos escritores que produzca una generación, finalmente solo se la recuerda por unos pocos, la inmensa minoría.
3-¿Cuál es su relación con sus compañeros de generación?
La pregunta sería “cuál era”, porque ya no queda casi nada de la abundante sociabilidad literaria que vivieron mis años mozos. Perdida la inocencia juvenil, uno sabe hoy que la amistad entre escritores es un tanto quimérica: los deficientes solo te darán su amistad si condesciendes a mentirles elogios y fingirles admiración, mientras que los buenos andan a la defensiva, temerosos de que se pretenda sacarles provecho y empeñados más bien en ofrecer su amistad a otros que les llevan la delantera –o a envidiarlos. ¿A cuál de los dos grupos pertenezco yo? A ambos, supongo, como todos…
4-¿Cuál es el poeta y el narrador vivo más importante actualmente en Chile?
El poeta, don Nicanor Parra, el narrador, doña Rosita Sanhueza, vecina de Rucapequén.
5- ¿Qué opina de la nueva institucionalidad cultural?
Creo que lo mejor es su respaldo económico para los creadores, mientras que lo peor puede ser su carácter de batuta única para la dirección del desarrollo cultural, cosa medio monopólica, estatista, políticamente comprometida con el gobierno de turno, uniformadora, eventualmente empobrecedora de la diversidad creativa.
6- ¿Tiene planes para publicar próximamente?
Sí, este año 2010 espero que Catalonia, mi hospitalaria editorial, publique CIENTO UN AVATARES, que es un nuevo conjunto de cuentos –y de cuentos “nuevos”, para mí, en relación al menos con los que he publicado hasta hoy.
7-¿Cuáles son sus 3 principales virtudes?
Perfeccionismo, confianza, racionalidad.
8- ¿Cuáles son sus 3 principales defectos?
Racionalidad, confianza, perfeccionismo…
9- ¿La crítica literaria existe en Chile?
Actualmente hay críticos chilenos pero no crítica chilena, como tampoco sinfonía ni filosofía chilena, no obstante haber filósofos y sinfonistas en Chile. Creo que hasta Alone se pudo hablar de crítica chilena, pero hoy no tenemos sino unas pocas individualidades respetables, como Camilo Marks, Ana María Larraín, Marcelo Maturana. Los demás son proselitistas de ideologías o sectas, como el cura Ibáñez, mártir del opusdeismo integrista, o esa mujer cuyo nombre se me olvida pero que es una verdadera comisaria del politburó de alguna población y se dedica inquisitorialmente a repudiar todo libro que no armonice con su mirada marxista o marxistoide pretendidamente ortodoxa, lo que en la práctica la hace repudiar todo libro. A tipos como estos los descalifica su dogmatismo sectario, que no es sino una forma de deshonestidad intelectual; a otros los descalifica una atroz falta de preparación, que da a sus opiniones el carácter de chapucerías, y asimismo la deshonestidad intelectual previsible en alguien que de un día para otro cambia las leyes por los libros, obviamente sin interés por la literatura, o se habría manifestado antes, sino por la figuración y el “poder”, ejemplo de lo cual es Gandolfo: sin otra preparación que haber escrito articulitos sobre cualquier cosa y leído presumiblemente lo que cualquier hijo de vecino, de repente y ya pasado medio siglo de vida se convierten en críticos de literatura, nada menos, con una desvergüenza, hipocresía y cinismo que no tendrían para travestirse de tenores, ingenieros o proctólogos, disciplinas no más simples que la crítica literaria, aunque más resistentes al gato por liebre. Yo no sé cómo se enchufan sujetos semejantes en los escasos medios que tenemos: su habilidad para incrustarse en ellos es más asombrosa que su nulidad literaria; pero no importa que griten sus sandeces, cualquiera se da cuenta que son mero ruido, hueco, borracho, fatuo.
De trayectoria reconocida, con 25 años de presencia constante en las letras chilenas, tiene el respeto de sus pares por la calidad de su obra, su competencia intelectual y sus premios –y pese a ser bien sabido que no es de izquierda sino liberal. Sabe inglés, francés e italiano.
Libros publicados:Hombre de la esquina rosada: cuentos de Borges, antología prologada (Ed. A. Bello, 1984); Otros cuentos (Ed. Pehuén, 1987); Por arte de magia, novela (1995, Caos Eds.); ¿La convicción o la duda?, aforismos(1996, Ed. Nuevo Extremo); Paisaje Masculino, cuentos (1998, Ed. Sudamericana); Pretérito presente, cuentos (2004, Ed. Catalonia); Para leer antes de tocar fondo, cuentos (2006, Ed. Catalonia); Crimen y perdón, cuentos(2008, Ed. Catalonia). Este año publica Ciento un avatares, cuentos (Ed. Catalonia).
Premios: 1983, Primer premio concurso nacional revista “Paula”; 2006, Premio Municipal de Santiago y Premio Consejo Nacional del Libro por “Pretérito presente” como mejor libro de cuentos del año; 2009, Premio Municipal de Santiago y Premio Consejo Nacional del Libro por “Crimen y perdón”, de nuevo mejor libro del año. Etc.