Érase una vez una dulce criatura
que paseaba por el bosque,
recogiendo flores silvestres y cantando.
Detrás de los árboles, unos
excitados ojos la observaban persiguiéndola.
Ya llegará el momento, se decía
éste,
escondido pacientemente, en el más
perfecto de los silencios.
Y todo continuó igual por un largo
tiempo,
hasta que llegaron a la orilla de un barranco.
Esta es la mía, pensó el
que desde las sombras acechaba.
Pero, cuando tan seguro de sí, saltaba
ferozmente para tomar posesión de su presa,
la dulce criatura quitándose el
bello disfraz que la cubría,
..........se lo
comió de un sólo mordisco.