Acercamiento a Travesía de Julio Piñones
por Jorge Etcheverry
Julio Piñones, nacido en el Norte Grande (Antofagasta), militante de la neovanguardia poética de la Escuela de Santiago a fines de los sesenta y comienzos de los setenta del siglo pasado, se radicó en el Norte Chico, específicamente en Serena, ya habiendo abjurado de su estilo experimental anterior que se ha visto trasmutado en otro camino aparentemente inverso al neolinguismo de apoyatura fonética y rítmica que caracterizaba a los párrafos de su poesía primera, por ejemplo la que aparece en la antología 33 nombres claves de la actual poesía chilena, edición especial de la revista Orfeo publicada por ZIG ZAG en 1968. Pero su partida de la vanguardia por así decir evidente o formal, a nivel de notorias distorsiones y configuraciones del lenguaje, no ha significado una elección de simplicidad.
La poesía del último poemario del autor, Travesía, publicado por la Universidad de la Serena en 2008, marca una nueva etapa en la búsqueda de un lenguaje de intención totalizadora cada vez más escueto, prístino y polivalente en un afán de expresión que quisiera conjugar lo ‘expresivo’ y lo ‘intelectual’, lo ‘particular’ y lo ‘general’, lo ‘personal’ y lo ‘social’, términos que usamos conscientes de perpetrar quizás la burda y tradicional simplificación que los opone, e integrar las diversas instancias de la existencia y de experiencia de la escritura, tarea o propuesta que creo se mantienen desde la tentativa vanguardista del autor. El título Travesía es ya de alguna manera una referencia (o continuación o versión) del estado de cosas predominantes en el libro Andadura de 1982 y de alguna manera en Poemares, donde se alude a poemas, cantos y mares, de 1991. Se iría instaurando una suerte de serie semántica relativa al viaje en estos títulos. La poesía como mar por el que se viaja o navega. De las cuatro partes en que se divide Travesía, la única que tematiza explícitamente viajes y geografía es la IV; OCRE NORTE VERDE. La primera ORFEBRERÍA, versa indudablemente sobre el oficio de la escritura, que por otro lado es también una travesía: “Porque las vías del poema son múltiples”, ya que
“Para echar a andar también hay vías imposibles.
Son vías que no conducen a nada y se botan”.
O sea que habría trampas y callejones sin salida. Quizás así haya sucedido con sus experimentos vanguardistas de fines de los sesenta, época que sin embargo permitió la coexistencia en el mismo espacio cultural de varias tendencias poéticas—lo hayan querido o no sus cultores, partidarios, patrocinadores y críticos, a veces entusiastamente discriminadores y absolutistas—. Pero la elección que muestran esos versos no limita o encierra;
pero el oficio del orfebre consiste
en trabajar con todos los materiales.
La voluntad de concisión y precisión se expresa en esta misma parte del libro, en el poema VENTUROSA: “Aguzar cada vocablo y exprimir cada sílaba”, con el resultado del logro de la comunicación que es la finalidad última de este viaje o travesía poéticos: “Los caminos del libro van al encuentro del otro.”, se dice en MANOS A LA OBRA, lo que implica que la poesía también se concibe como un ámbito común, un encuentro. Se pasa así de la dimensión meramente comunicante a la situacional (¿concreta, social?), ya que en el mismo poema el emisor poético afirma que “se busca crear un espacio compartido.”, y la poesía es también así terreno de encuentro, concepto de gran vigencia actual que no es ajeno al mundo virtual y de la política.
Esta intención metapoética que el interior de versos de apariencia lírica tradicional parece abarcar ya desde los primeros poemas del libro las diversas dimensiones de la producción y apropiación social de la escritura, especialmente poética:
Con las dudas de siempre
se asedia la página se tarja
se nos dice en ESCRITURA
En cualquier momento puede ser
que asome el poema y se extienda...
que sonido y sentido confluyan
en una firme voluntad de forma
se afirma en diversos momentos del poema ACONTECER
Cerrar el texto como fiesta de vendimia
el emisor poético afirma en VENTUROSA
Se brinda por el nuevo libro...
El otro mira con afecto o displicencia lo ofrecido...
La conciencia se enciende o la modorra aturde.
Se produce una diversidad de lecturas.
se lee en varios versos de MANOS A LA OBRA
Así se ven desplegando las instancias de la producción poética desde el estado anímico o psicológico del poeta productor, su así llamada ‘inspiración’, la aparición de los elementos que conforman el poema, la satisfacción o gratificación de la conclusión del mismo, la celebración del producto, la recepción del lector apelado, sus alternativas psicológicas de lectura
La segunda parte de esta travesía, PERSONAJES, es el mundo institucional, humano y valórico, que es por así decir el campo de operaciones de la poesía y el poeta en tanto ser social y cuyos caracteres o personajes aparecen presentados y escuetamente enjuiciados casi por frases y párrafos que recuerdan a la antipoesía en la medida en que sus lacónicas afirmaciones socavan y destruyen el estado de cosas vigente, así el poema A CUALQUIERA PUEDE PASARLE ESTO se inicia:
En este mismísimo instante
en alguna parte del globo
alguien está matando a otro
o leemos en EL INCULPADO
Como mucho inocentes
no lo dude
se encuentra bajo sospecha
pero en esta expresión la productividad no radica en el contenido que es pasto de innumerables poetas que se lamentan del estado de cosas vigente y se rasgan vestiduras y se golpean el pecho de manera estridente y manida, sino en esa economía y concisión cuyo efecto aumenta un dejo de ironía amarga. Si el intento vanguardista busca atraer la atención por la complicación y la experimentación que dan lugar a lo ‘raro’, que fija por un momento la vista del lector sobre lo que se muestra en la página o la tela, este lenguaje poético se sitúa en las antípodas, pero el resultado y la intención son los mismos. En esta suerte de inventario abierto de personajes, psicologías, situaciones y dimensiones sociales micro y macro, relaciones interpersonales y roles sociales e institucionales, lugares geográficos, la ironía y parodia ejercidas de manera sobria se ejercitan en los lugares comunes de la vida social y la cultura. El poeta de la primera parte entra al entorno social convertido en el ojo que al ejercer su mirada distancia y subvierte a su vez la mirada del lector que hecho cómplice temporal recorre estas instancias de la vida social/personal/institucional/política de un mundo que si se presentara con otro estilo dotado de demasías de la expresión y la calificación, aparecería como degradado, pero que entregado a través de la mesura y esencialidad presentes en este lenguaje sólo alcanza la dimensión de la inanidad de su materialidad tan insignificante como irremediable, que el poeta/viajero recorre a lo más con una sutil sonrisa irónica, aceptando lo inevitable y el saldo a la postre positivo que sobrevive a la inmolación de las dramáticas hogueras jóvenes e iniciales, así en el poema DECIBELES:
Las estridencias de la época
ponen los pelos de punta.
El aullido llama a las obsesiones.
Pájaros alborotan páginas.
Pero la vida suele dar a quien lo merece:
algunas pasiones
algunos amigos entrañables
una fiebre mitigada por la escritura
Los ESPEJOS CÓNCAVOS de la tercera parte determinan la dimensión social de la parte anterior acotándola en la ‘relación personal’, enfocada como otra faceta de la necesidad ineludible que se tiene de los demás, del otro, que esta vez es la pareja, alteridad que viene a complementar los aspectos de receptor de la poesía y cohabitante del mundo social de las otras partes del libro. El poema ACECHANZAS conmueve por la descarnada, resignada y tierna visión de la vida de pareja que logra esta decantada expresión poética.
La recién desposada reposa
de los trajines de la boda
sin presentir los peligros
que acechan a tanta prosapia.
La partida de los mejores tiempos.
La rutina que lo cuadricula todo.
El desgaste de los cónyuges.
Las sesiones ante la T V.
Los años que no perdonan.
La hora de alcanzar
al otro
el último
vaso de agua.
La parte final del libro se extiende por el Norte de Chile que introduce la dimensión de la naturaleza que relativiza y aniquila sin estruendo (sino con un gemido) los afanes humanos—de conglomerados sociales, lectores, princesas y poetas, ya que “La pampa no se acuerda de nada”. Pero terminada la lectura prefiero volver a esa NAVIDAD MEMORABLE que cierra la tercera sección y salir a mi vez al patio
Alguien sale a fumar
por si fuera longevo
Jorge Etcheverry, Ottawa, 2009