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El cuento inconcluso

Continúe usted con la historia, ayúdenos a terminarla.

Para poder continuar con esta historia ejercite su imaginación y mande su texto aquí:
Continuación de la historia.

 

Que quede claro que la siguiente historia es absolutamente irreal, aunque haya sucedido en el mundo real. Lo acontecido en todo caso no tiene parangón, que cada uno juzgue por sí mismo. Es la historia de personas medianamente cuerdas, medianamente cordiales, medianamente sanas. La cuento porque, cuando a mi me la contaron, me pareció increíble y digna de contarse.

María era su nombre y tenía por entonces unos 40 años, Aún conservaba los rasgos de su belleza juvenil y su voz era dulce y amable. Tenía, además, un pelo negro ondulado, unos ojos verdes especiales y una piel blanca que se adivinaba muy delicada. Venía del sur del país y sus sueños estaban llenos de lluvia.

Era hija de un profesor primario de esos que ganan apenas para mantener a su familia, pero que lo hacen con mucho decoro.

Había llegado a la capital a quedarse donde una prima. Traía muy poca plata, pero muchas esperanzas. Era soltera. No conocía hombre. Creía en Dios a quien elevaba a diario una oración.

Su ilusión era el matrimonio. Creía que aquí en la capital podría encontrar al príncipe de sus sueños, cosa que no había sucedido en su tierra natal, no se sabe por qué razón.

Los domingos, cuando iba a la iglesia, vestía un traje escotado y con encajes que volvía loco a los feligreses, y sus miraditas tiernas y angelicales desesperaban a las de su mismo género.

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Vea aquí un ejemplo de continuación de esta historia

Usted puede continuar esta historia a partir de esta primera parte, o a partir de la segunda parte que fue escrita a modo de ejemplo. Le deseamos suerte y que se entretenga ejercitando su imaginación. Los textos serán publicados a continuación.  

 

Continuación de la historia inconclusa escrita por:


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