(fragmento
del libro)
¿Que le cuente cómo es este país? Querida tía
Pinina, aquí todo es diferente. Sólo de pensar que estoy
tan lejos, con tanta montaña, tierra y mar entre nosotras se
me parte el corazón. Es tan lejos que aquí pocos saben
dónde está nuestro país. No saben ubicarme en
el mapa ni en su imaginación. Si fuera francesa sería
más fácil, porque tienen la imagen de una francesa.
De mí sólo saben que soy la “rumia”, la
extranjera.
Usted me dice que salude a la madre de Fethi en su nombre. No sé
cómo podría decírselo, ella no me habla,
tía, sólo habla con su hijo cuando él llega por
la tarde, después del trabajo. Esta es la buena noticia: Fethi
encontró inmediatamente trabajo en la RTA (Radio Televisión
Argelina).
Ahora está recuperando su piel de argelino, lo oigo expresarse
en la lengua de su infancia con palabras que me son extrañas,
pero entre nosotros seguimos hablando en español, es nuestro
espacio privado, nuestra patria común.
El departamento es amplio y nuestra habitación tiene un balcón
que da a una corta callejuela, frente a un alto muro. Cuando mi mirada
se cansa de tropezar con ese muro envuelvo a Yasmina en su chal y
salgo a caminar.
No muy lejos hay un bonito parque llamado Parque de la Libertad. Me
siento allí y observo a la gente. Ahora todo es plácido
y aunque es invierno el cielo es maravillosamente azul. Pienso que
hace menos de dos años todavía la guerra se ensañaba
con este país y la gente moría en atentados de una organización
fascista, la OAS, que no se resignaba a ser la vencida de la historia.