Tiempos cumplidos En frente de la ventana se explaya el patio ya maduro. Dormita mi hermana enferma. Más allá de sus ojos platican las ramas intermitencia de horas, acaso las más suyas desde que la abandonan, esperan y desesperan del día que ya vendrá. Con lentitud la mira el soliloquio sin sospechar lo que piensa, con lentitud y con años que ya no son, y con años que tampoco podrán ser. A escasos metros de nosotros maduras caen las ciruelas, porque el tiempo de sus sazones ha cumplido su trabajo de nodriza. Es hora de que nos dejen y en tanto ya caen, y siguen cayendo, un aroma desprenden hacia lo alto, un silente aroma que tampoco corromperá la tierra. |
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