Según sea el peso del corazón
alcanzan valor las palabras.
Un pájaro sobrevuela, siente alivio
y el anhelo por una mujer
conoce forma tibia, no saciedad.
De ello, lo mismo vale pensar
que sentir si hay encuentro.
Trémulo silencio; deslízanse palabras
en el relieve de los cuerpos
y las caricias conocen el valor
de los resuellos. Estoy triste.
Ahora sigo alegre. Tienes que ver
con las sorpresas de mi ánimo.
Todavía lejos queda el alma. Lo siente
el amanecer cuando el primer vuelo
del ave esparce tibiezas de nido.
De acuerdo al peso del corazón
las palabras son menos lejanas.
Que el sueño hable de ti, la forma tibia
descansa; vuelve a ser tuyo el silencio
en los relieves del alba.
Este momento sabe algo de eternidad
en la boca. Otra vez digo: te quiero.