Poetas en internet

 

 

 

Carlos Smith

El presente es la única existencia 
y no dura un aleteo de colibrí. 
El tiempo, el tiempo eterno, 
el vacío del tiempo,
me hizo observador de mí mismo,
sentado en el centro de la nada, 
rodeado de fantasías y victorias, 
de proyectos y alucinaciones.
Entonces abandoné el futuro 
porque yo ya era invisible, no existía.
Huí de la paradoja de los números pares 
y de la y griega.
Abandoné la espera y la esperanza
de imposibilidades, de espejismos,
de flores artificiales.

Y regresé a la realidad del vuelo,
al apego, a las impurezas, al juicio, 
a la presencia del presente,
a lo humano convertido en un terrón insípido; 
al humano mirando espejos y pelajes,
ignorando árboles y peces.
Entonces percibí que el tiempo 
lo hacemos nosotros, 
que podemos habitar el tiempo sin tiempo
y construirnos en nuestras mentes, 
en nuestros latidos, en ti y en mí, 
en nosotros, en todo lo que llamamos naturaleza.

El sol, que hoy le permite ver a los pelícanos,
ciega irremediablemente a las lechuzas

 

ERES

Eras visible en la oscuridad,
caminabas como el aroma del café 
y a pesar de la noche, 
tu silueta no permitía ver 
la luminosidad de los olores 
que ardían como brasas
en la continuidad de tus pasos

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Queno Valenzuela Leonard

Ya no hay flores para la primavera
ni sol para los crepúsculos.
Hoy todos los ojos son ciegos 
y las manos lloran atadas.

Quería ir al parque solo para cansar mis pies
y dar respiro a mis oídos taladrados
pero el respiro fue corto y la mala muerte inmensa.

Yo soy un ciudadano fértil y obediente
una cara agradable y un cuerpo de medio peso
lloro por las injusticias
y aplano el corazón ante la inequidad.

Hay un parque de sueños avaluado en dinero
un pétalo de rosa se transa en el mercado de valores
y un alma semidesnuda se cubre el rostro avergonzada.

La lluvia hoy es fuego
y el hambre siembra asegurada.
En un Mundo sentado de cabeza
prefiero morder estrellas 
a ponerme de rodillas 
y disculparme por lo que escribo

 

AMOR

Amor,
devuelve a mi alma la lluvia clara
sigue amamantando las raíces de mis órganos amatorios
vuela a mí desde la lejanía 
para que el crepúsculo siga siendo nuestro
y en la playa nuestros pasos se queden para siempre.

Amor,
amado amor que yace en la distancia
¿cuántas horas de dicha vale un siglo de sufrimiento?
¿por qué se marchitan las rosas?
¿por qué se mueren los amores en el océano del olvido?

 

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Eduardo Embry

PLÁSTICO

Todo lo que yo, o cualquier otro escritor,
pueda decir de lo que es un poema 
sea impreso en papel
o sea dicho para ser oído o cantado,
no sería más que granito de mostaza,
arenilla, puro arrocito lo que diga,
para que el viento venga y sople
y no quede nada más que un embuste,
la colita azul de una ventana,
secreto de todo el universo
en el dedo más pequeño de tu mano,
el vuelo de una mosca;
una botella más que se tire al suelo
mi cuaderno se incendia.

 

ESTE

Este es el tiempo en que el tiempo 
traga de golpe cosméticos, pestañas,
tintes para el cabello, productos
Catalina de última moda, bien ajustados,
gomas elásticas 
para tostar al sol la piel de los libres,
automóviles, veleros escalando
el arco iris, zapatos de príncipes
arrancados del sueño, autopistas,
inteligentísimos teléfonos
pegados a la oreja me lo dicen todo:
el tiempo de los tiempos
tragándose la línea blanca,
menos la memoria;
el cuidador de la casa de ancianos
me contaba que mi tía Adela
no tenía a nadie 
para que le comprara calzones.

 

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Eduardo Hunter

PROVIDENCIAL

Sólo la poesía 
te llevó en el sueño
a descender 
y caer, 
exaltada, 
sobre mi.
Sólo ella te condujo
al mágico
lugar 
al que no habrías,
de otro modo,
descendido.
Sólo fue la leyenda,
el tramado de tus dedos 
transparentes.
Sólo fue tu piel
transgredida
la que sometió 
su voluntad
y excedíó
su paciencia.
Sólo fuiste tu
quien arrribó
voluntariamente
en mi, 
doblegada, 
excitadamente
concupiscente.

 

VIAJAR EN TÍ

Viajar en ti,
por tu amado cuerpo
limpio, 
es viajar la primavera
siempre;
es huir en domingo; 
es salir de madrugada
hacia poco importa
dónde
sólo con la sangre
a cuestas,
juntos.

Viajar en ti
por tu amado y bello
cuerpo
limpio
es viajar
interminablemente, 
como el agua
o el vino,
desde la sangre al alma
siempre

 

 

 
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Rubén Silva

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