Domingo Faustino Sarmiento en Chile

 

Por Hernán Ortega Parada

 

 

Se trata de un personaje singular. No vamos a calificarlo a priori. Su biografía, cuya síntesis va a continuación, ha sido profundamente estudiada en su patria, Argentina. La información está en internet; por lo tanto, es verificable por cualquier persona. Son, tal vez, vicios o virtudes de la posteridad desmontar estatuas, desvestir santos, olvidar presidentes, limpiar la historia. En consecuencia, ¿qué nos va quedando? Un sentimiento de disgusto por la ilustración que hemos recibido y que se acrecienta en su imperfección calculada durante el siglo XXI.

Sarmiento es recordado en Chile por el aporte que hizo en su juventud a nuestro sistema educacional. Gabriela Mistral escribió en 1930 el artículo “Sarmiento en Aconcagua”, extrayendo desde los mantos de niebla del pasado la cordillera y la aldea de Pocuro, que fuelugar de estadía del argentino.

En la primera escapada hacia Chile, Sarmiento tuvo que peonar en la cordillera como barretero, yo no sé si por atravesar la montaña sin dar sospechas, o porque no llevaba blanca en su bolsillo, el igual de cualquier emigrado. (...) Las autoridades revisaron de una hojeada al pedigüeño, revisaron el cuadro del servicio y le ofrecieron lo disponible: el pobre Pocuro, que apenas juntaba treinta niños para su escuelita, si es que los juntaba.

Fueron quince. (Texto en “Gabriela piensa en...”, Ed. A. Bello, 1978, p. 177 y 8). Memoria de una educadora que respiró el mismo aire de Santa Rosa de Los Andes, y que no va más allá de reinstalar el paisaje y la miseria de la región (en aquellos años).

Un 15 de febrero de 1811, en un barrio pobre de San Juan, nació Faustino Valentín Quiroga Sarmiento, dicen sus biógrafos. Para mí, como Faustino Valentín Quiroga Albarracín.De por qué Domingo, es posible aventurar que fue después para no parecerse a su pariente y archienemigo Juan Facundo Quiroga (1793-1835); razón por la cual también se restó el apellido paterno. Sus progenitores fueron José Clemente Quiroga Sarmiento y Ana Paula Albarracín. A los cinco años, ya sabía leer y escribir. A los quince, ya era maestro y había fundado su primera escuela, en la provincia de San Luís, para alumnos de toda edad.

Sarmiento fue reclutado en 1827 por el ejército federal y, por desacato ejecutoriado por el Gobernador Manuel Quiroga, estuvo en prisión. Este hecho lo conminó a mudarse al ejército unitario del General Paz, de quien obtuvo el grado de teniente. De esta forma se enfrentaba ahora con el General Juan Facundo Quiroga, el Tigre de los Llanos, federalista. Triunfantes Facundo Quiroga en el norte y Juan Manuel de Rosas en Buenos Aires, en 1831, termina la guerra civil.

Sarmiento, profesor, militar derrotado, decide huir a Chile. Tenía 20 años de edad. Se empleó como maestro en una escuela de Los Andes. Sus ideas innovadoras nacidas de la experiencia y lecturas, incomodaron a la autoridad local. Se mudó a la aldea de Pocuro y fundó su propia escuela. Allí tuvo una hija, Ana Faustina Sarmiento, con su alumna María Jesús del Canto, menor de edad, con quien nunca se casó (hoy esto se llama estupro, no “enamoramiento” como señalan sus biógrafos).

En 1836, volvió a San Juan, Es posible que haya reingresado a su patria con identificación modificada. Recordemos que Rosas estaba en el poder absoluto. Fundó su primer periódico, “El Zonda”. Pero el gobierno sanjuanino no toleró las críticas de Sarmiento y el 18 de noviembre de 1840 fue a la cárcel de nuevo y obligado a exiliarse a Chile (¿tenía pasaporte chileno?).

Ahora Sarmiento inicia una etapa más tranquila en su vida. En 1848, en Santiago, se casa con Benita Martínez Pastoriza, viuda de su amigo Domingo Castro y Calvo, y adoptó al pequeño hijo de éstos, Domingo Fidel Castro (1845-1866), dándole su apellido; y publicó su obra más importante: "Facundo, Civilización y Barbarie".

Fundó nuevos periódicos: La Tribuna, La Crónica y El Progreso, desde los cuales atacó duramente al dictador argentino, quien firmó orden de fusilamiento en su contra. Escribió, además, para El Mercurio, El Heraldo Nacional y El Nacional. En 1842 fue designado por el entonces Ministro de Instrucción Pública, Manuel Montt Torres, para dirigir la Escuela Normal de Preceptores, la primera institución latinoamericana especializada en preparar maestros.

Los exiliados en Chile crearon la Comisión Argentina, compuesta por el general Juan Gregorio de Las Heras, Gregorio Gómez, Martín Zapata, Domingo de Oro, José Luís Calle, Domingo F. Sarmiento,y, como secretario, Joaquín Godoy; organización destinada a combatir la dictadura de Rosas. El gobernador de Buenos Aires solicitó dos veces la extradición de Sarmiento para juzgarlo por calumnias. El gobierno chileno las negó.

Entre 1845 y 1847, Manuel Montt lo envió al extranjero. Visitó Uruguay, Brasil, Francia, España, Argelia, Italia, Alemania, Suiza, Inglaterra, Estados Unidos, Canadá y Cuba. En cada uno de estos países se interesó por el sistema educativo, contenidos de enseñanza y comunicaciones. Todas estas experiencias las dio a conocer en su libro "Viajes por Europa, África y América". Su labor como pedagogo fue reconocida por la Universidad de Chile, que lo nombró miembro fundador de la Facultad de Filosofía y Humanidades.

Se inició en la masonería en 1854, ingresando en la Logia Unión Fraternal de Chile. Dos años más tarde, fundaría en Buenos Aires la Logia Unión del Plata.

Sarmiento se había declarado abiertamentea favor de los intereses chilenos cuando surgía el problema del Estrecho de Magallanes y de la Patagonia; y proponía, además, la anexión de Mendoza y San Juan. En su artículo de "La Crónica", del 29 de abril de 1849, escribe:

"En 1842, llevando adelante una idea que creíamos fundada en bienes para Chile, insistimos en que colonizara aquel punto (el Estrecho). Entonces y ahora tenemos la convicción de que aquel territorio era útil a Chile e inútil a la República Argentina".

En efecto, el 21 de septiembre de 1843 Chile toma posesión de Magallanes e instala el Fuerte Bulnes.

Durante el año 1833 hay un hecho que ha pasado desapercibido para algunos: el General Rosas, solicita al gobierno de José J. Prieto, que intervenga con fuerzas militares a través del Neuquén y el Río Negro, para someter a los indios de las pampas, por lo que no había dudas de que Chile ejercía derechos legítimos sobre la Patagonia, Tierra del Fuego y la Antártida, situación reconocida por gobiernos extranjerosa través de numerosos mapas oficiales. Sólo en 1847, Rosas protesta por vía diplomática sobre la creación de puertos chilenos en las costas del Atlántico. Siendo Canciller Diego Barros Arana, se entregó la siguiente respuesta (noviembre de 1848):

“...se hace preciso reunir muchos datos geográficos e históricos y otros elementos científicos, que no pueden prepararse sino con lentitud, examen y mesura”.Es evidente que se dejaba para otros tiempos el alegato definitivo, sin que, a la distancia, podamos ver razones de peso. La alta burguesía chilena tenía fuertes lazos parentales y de amistad con la alta sociedad de Buenos Aires. Quedaban en un olvidado cajón todos los títulos coloniales, el mapa de Cano y Olmedilla, la recomendación de O’Higgins y la fuerza del “uti posidetis” de 1810. La hegemonía de Rosas termina en 1852, en virtud de una revolución apoyada por Uruguay y Brasil. Sin embargo, en 1856, bajo la presidencia de Urquiza, amigo de Sarmiento, ambos países acuerdan un tratadocuyo Art. 39 dice:

“Ambas partes contratantes reconocen como límites de sus respectivos territorios los que poseían como tales al tiempo de separarse de la dominación española el año de 1810.”

La mentalidad de los presidentes argentinos hacia Chile, pese a que dos de ellos recibieron aquí asilo político y hospitalidad, es siempre hostil. Sarmiento (desde Chile) le dice a Mitre (futuro presidente) en carta del 15 deoviembre de 1844:

Y ahora, por segunda vez, desde 1840, estoy exiliado en esta nación y durante estos tres años he podido verificar y recibir la generosidad que viven dentro del alma y el espíritu de esta nación, como también pude comprender su profundo sentido de dignidad y civilismo, al que muchos confunden con debilidad o negligencia. Chile me ha dado todas las oportunidades para realizarme, y eso no lo olvidaré jamás”.

En 1855 Sarmiento se traslada a Buenos Aires, estando separado de su mujer. Sin embargo, se llevó a Dominguín, de diez años (Domingo Fidel Sarmiento, quien tendría en su breve vida una destacada actuación militar). Amigo de Mitre, y por capacidad propia, nuestro personaje escaló posiciones políticas.

Gobernador de la provincia de San Juan (1862 y 1864) y presidente de la Nación, de 1868 a 1874. Atrás habían quedado textos editados, enfáticos, de Domingo Faustino Sarmiento, como:"Chile puede ser, en adelante, nuestra patria querida. Los que han consagrado su vida y sus vigilias al triunfo de la libertad en América, hallarán en Chile un teatro digno de sus esfuerzos, y el país lo agradecerá siempre que trabajen por la libertad, el progreso y los intereses de Chile (...) Ahora no hay más patria que Chile".

Lo que viene a continuación carece de explicación o se desconocen capítulos de la intimidad del educador-político que le hicieran transformarse en una espada contra el país que lo acogió sin reservas y le ayudó a crecer profesional y humanísticamente.

Sarmiento, presidente, le escribe a quien pretende acceder por segunda vez a tan alto cargo, a su amigo el General Bartolomé Mitre, quien le ha pedido por anticipado consejos. Fecha: 10 de enero de 1874.

...lo que debe importarle a un gobernante argentino, es la forma como conducirá las relaciones exteriores. Para ello, Bartolomé, debemos tomar en cuenta una sola cosa y mirar hacia un solo objetivo: ¡nuestro destino histórico! Al otro lado de los Andes hay un pueblo lleno de soberbias, al que no se le puede convencer mediante razonamientos. Ellos no aceptan que Argentina tiene que ser el rector de Sudamérica. Nosotros debemos convencerlos por otros medios. A ese país no se le puede tratar con argumentos o palabras. Hay que tratarlo con hechos consumados e irreversibles. Para Chile –lo habrás comprendido- existe un solo predicamento valedero: ¡La fuerza! Te advierto que frente a ese país hay que actuar con astucia, cautela y lentitud. Recuerda que conozco muy bien el pensar y el sentir de los chilenos. Si resultaras elegido Presidente de la República, tendrías que soslayar muchos problemas interiores. Cada vez que se te presenten esos problemas, yo te aconsejo que sacudasel alma del pueblo argentino y lo hagas mirar hacia Chile, en especial hacia su extremo sur.

Sarmiento suscribió como presidente una triple alianza secreta con Perú y Bolivia, en 1873, encontra de Chile. Argentina pretendía oscuramente abrir una salida al Océano Pacífico para llevar sus productos a California y Oceanía. Esto último fue tan evidente que la acción de Francisco Moreno, perito argentino en el litigio patagónico, buscó a través de la discontinuidad de la cordillera, alteración de planos y de intervenciones geológicas, obtener un puerto mirando hacia el poniente, manipulando en varias ocasiones, arteramente, el curso de aguas que corrían hacia el Pacífico desviándolas al Atlántico.

Hasta 1873 la República del Plata no había prosperado en su potencialidad, en forma que despertasen sus ambiciones territoriales sobre la Patagonia, pero el Tratado de Alianza Perú-Boliviano, en 1873, despertó sus primeras ambiciones con la invitación que ambos aliados le hicieron para que adhiriera a la Alianza. Para dar mayor fuerza a sus pretensiones, por creer insuficiente su alianza con Perú y Bolivia para imponerse a Chile, que en ese entonces tenía una Escuadra muy superior a la de Argentina y Perú juntas, envió un emisario especial al Brasil para que se uniera contra Chile, pero tropezó con el grave inconveniente de que el emperador don Pedro, del Brasil, guardaba a Chile una amistad tan grande, leal y sincera, que no sólo desahució al embajador argentino, sino que, inmediatamente puso en conocimiento de nuestro Gobierno las actividades argentinas. No obstante lo expuesto, el 23 de julio de 1881, para vergüenza de los gobernantes de Chile de esa época, se firmó un Tratado de Límites con Argentina, que importó un verdadero crimen de lesa patria, porque en él se hizo entrega completa de la Patagonia (1.545.120 kilómetros cuadrados), o sea, de más del doble de nuestro territorio actual, sin ninguna compensación para nuestro país” (“Encina contra Encina”, Crl. Luis Alfredo Arenas Aguirre. Instituto Geográfico Militar de Chile, 1958).

En efecto, Argentina venía de ser derrotada sucesivamente en guerras con sus vecinos del norte y necesitaba, tal vez, una compensación gratuita. Después de su propio mandato presidencial, Sarmiento apoyó la candidatura del tucumano Nicolás Avellaneda, que sería el impulsor de la Conquista del Desierto. El general Roca encabezó la “limpieza” de las pampas patagónicas, a sangre y fuego (hubo genocidio a ambos lados de la cordillera).

A través de la experiencia “confrontacional”, real o no, entre ambos países limítrofes (pienso finalmente en el caso de Laguna del Desierto), se percibe la existencia de la “filosofía Sarmiento” inserta en la psicología operativa de quienes tienen el mando en la nación del Atlántico. Psicología expresada en aquellas frases aleccionadoras ya dichas:

A ese país no se le puede tratar con argumentos o palabras. Hay que tratarlo con hechos consumados e irreversibles.”

Es una actitud de la cual tuve conocimiento directo en mis años vividos en Aysén (1952-1960) pues los gendarmes solían actuar con violencia desmedida contra los colonos chilenos y chilotes que iban a la esquila. Y no solamente por eso, sino porque el examen de esa historia está resumido en páginas del libro “Aisén. Panorama histórico y cultural de la XI Región” (2004).

La tecnología permite, en nuestros tiempos, recoger vastas informaciones sembradas en la web, informaciones que parecieran revivir como un fuego extraído de cenizas aparentemente muertas. Y en esta vastedad nos sobrecogen voces del propio Domingo Faustino Sarmiento que se elevan desde cartas y discursos oficiales de su época argentina. Voces cavernosas que sólo un profundo estudio histórico ypsicológico sabría interpretar. Vamos a ser breves.

"¿Lograremos exterminar los indios? Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin poderlo remediar. Esa calaña no son más que unos indios asquerosos a quienes mandaría colgar ahora si reapareciesen. Lautaro y Caupolicán son unos indios piojosos, porque así son todos. Incapaces de progreso. Su exterminio es providencial y útil, sublime y grande. Se los debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño, que tiene ya el odio instintivo al hombre civilizado”.


“Quisiéramos apartar de toda cuestión social americana a los salvajes por quienes sentimos, sin poderlo remediar, una invencible repugnancia, y para nosotros, Colo Colo, Lautaro y Caupolicán, no obstante los ropajes civilizados y nobles de que los revistiera Ercilla, no son más que unos indios asquerosos, a quienes habríamos hecho colgar ycolgaríamos ahora, si reaparecieran en una guerra de los araucanos contra Chile, que nada tiene que ver con esa canalla”.

(http://www.taringa.net/posts/info/2746074/El-lado-oculto-de-Domingo-Faustino-Sarmiento.html )

 

Ahora, un discurso de ese mismo personaje, en el Senado argentino:

"Si los pobres de los hospitales, de los asilos de mendigos y de las casas de huérfanos se han de morir, que se mueran: porque el Estado no tienecaridad, no tiene alma. El mendigo es un insecto, como la hormiga. Recoge los desperdicios"(...)"De manera que es útil sin necesidad de que se le dé dinero. ¿Qué importa que el Estado deje morir al que no puede vivir por sus defectos? Los huérfanos son los últimos seres de la sociedad, hijos de padres viciosos, no se les debe dar más que de comer" (...) "La clase decente forma la democracia, ella gobierna y ella legisla. (...) Cuando decimos pueblo entendemos los notables, activos, inteligentes: clase gobernante. Somos gentes decentes. Patricios a cuya clase pertenecemos nosotros, pues, no ha de verse en nuestra Cámara, ni gauchos, ni negros, ni pobres. Somos la gente decente, es decir patriota. (...) Las masas populares cuando llegan al poder establecen la igualdad por las patas, el cordel nivelador se pone a la altura de la plebe y !ay de las que lo excedan de una línea! El ejercicio de la soberanía popular traería como consecuencia la elevación de un caudillo, que representa en todos sus instintos la mayoría numérica en despecho de la minoría ilustrada".

Carta de Sarmiento a Mitre, del 18 de noviembre de 1863:

" Ud., ha de tener la gloria de establecer en toda la República el predominio de la clase culta, anulando el levantamiento de las masas.(...) Puede declarar el plan definitivo, asegurar los principales puntos de la República con batallones de línea, o lo que es lo mismo, apoyar a las clases cultas con soldados contra el levantamiento del paisanaje.(...) Si mata gente, cállense la boca. Son animales bípedos de tan perversa condición que no sé qué se obtenga con tratarlos mejor. (...) He aplaudido la medida, precisamente por su forma. Sin cortarle la cabeza a aquel inveterado pícaro (Se refiere al caudillo riojano Chacho Peñaloza, asesinado, perseguido por Sarmiento cuando era Gobernador de San Juan) y ponerla a la expectación, las chusmas no se habrían aquietado en seis meses.(...) El derecho no rige sino con los que lo respetan, los demás están fuera de la ley."

(Arch. Mitre T.9 - Domingo Faustino Sarmiento. Recopilado por Alberto Lapolla -Citas de Carlos Paz: "Poder, negocios y corrupción en la época de Rivadavia". Pág., 71)

“(El pueblo judío) Esparcido por toda la tierra ejerciendo la usura y acumulando millones, rechazando la patria en que nace y muere por un ideal que baña escasamente el Jordán, y a la que no piensa volver jamás. Este sueño que se perpetúa hace veinte o treinta siglos, pues viene del origen de la raza, continúa hasta hoy perturbando la economía de las sociedades en que viven, pero de las que no forman parte. Y ahora mismo en la bárbara Rusia como en la ilustrada Prusia se levanta el grito de repulsión contra este pueblo que se cree escogido y carece de sentimiento humano, el amor al prójimo, el apego a la tierra, el culto del heroísmo, de la virtud, de los grandes hechos donde quiera que se producen”

(De artículo titulado “Somos extranjeros”, en El Censor, Buenos Aires, 1886).

En el invierno de 1888, se trasladó a Paraguay junto a Aurelia Vélez, la hija de Dalmacio Vélez Sarsfield, autor del código civil argentino. Aurelia fue la compañera de Sarmiento durante los últimos años de su vida. Murió el 11 de septiembre de ese año, donde también había caído su hijo adoptivo Dominguito.

Son muchas las contradicciones surgidas del alma de este personaje. Desde los cambios en el nombre. La huella de Pocuro. Hasta el amor y el desamor por Chile. Lo que borró con el codo no es olvidable, pero duele más la agresión de 1873 y sus consecuencias. También obliga a la meditación profunda observar cuán arraigado permanece en los detentores del poder político el profundo desprecio por las clases asalariadas y los naturales del país. Las últimas frases de Sarmiento todavía espejean en las sociedades latinoamericanas. Y esto es debilidad. Con Nietzsche, ¿podríamos decir de Sarmiento: tan humano? Creo que no. El problema tiene otra perspectiva.

Hay que aprender a conocer los peldaños de la historia. No se deben repetir los errores y las componendas del pasado. En el siglo XIX las luchas internas por el gobiernofueron sangrientas (cuántas guerras y guerrillas) entre facciones elitistas que arrastraron gente inocente de toda clase. Más tarde, también han accedido al “trono” personas que tienen monumentos y han asesinado a decenas o miles de conciudadanos; y los hay de sucias bitácoras. Las grandes decisiones deben ser consultadas o sometidas a plebiscitos nacionales.

Haber crecido hacia el norte es un incidente a consecuencia de una agresión extranjera planificada. Haber perdido la Patagonia tiene tras el horizonte la silueta en blanco y negro de Domingo Faustino Sarmiento.

Por estas razones, deben abolirse en Chile todos los vestigios de este personaje.

Además, olvidemos a Barros Arana, que tenía familiares consanguíneos en Buenos Aires,

 

 
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Rubén Silva

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