Nicolás Ferraro Panadés, presente

 

Por Víctor Bórquez Núñez

 

 

No siempre reconocida su obra, muchas veces desplazada por los denominados poetas esenciales del Norte Grande, la figura e importancia de Nicolás Ferraro Panadés se alza hoy como un referente por descubrir para las nuevas generaciones.

Nicolás Ferraro nació el 30 de mayo de 1921. En Pampa Unión, un lugar que se convirtió en una parte sustantiva de sus recuerdos.

Con el paso de los años llegó a titularse de Profesor de Matemáticas y Arquitecto, dos profesiones que ejerció efectivamente, alternándolas en su vida. A pesar de una mente propensa a los cálculos exactos y a las formas concretas, “Colacho” -como siempre le dijeron- fue capaz de entregar una obra monumental, a veces testimonial, donde el eje, la preocupación y el sello están en el retrato del Norte Grande, especialmente en el desierto y la pampa salitrera, sitios que se encadenan con la imaginación más desbordante de quienes han pasado por esos lugares y atestiguan haber visto almas rondando en lo que hoy son pueblos fantasmas.

En sus relatos y poemas aparecen siempre temas duros, necesarios y contingentes como la migración por hambre o necesidad, lo cual le permitió un sitial de privilegio entre los escritores nortinos, aun cuando su luz haya sido a veces (injustamente) opacada por las figuras señeras de Andrés Sabella y Mario Bahamonde.

No obstante cierto desconocimiento de su obra, en especial por las nuevas generaciones, está considerado como uno de los más grandes escritores del norte, piezas literarias que deben ser rescatadas y analizadas en su dimensión exacta.

Su obra está conformada por la novela “Terral” (1959), sucedida por el libro de poemas “Sed por dentro” (1959) y la colección de cuentos “Inmóvil océano” (1965), con la cual obtuvo diversos premios, entre ellos el de la Sociedad de Escritores de Chile y el de la Universidad de Chile. Este reconocimiento cimentó la importancia de su escritura, la que abarca siempre el norte chileno, la aridez de la pampa y los fenómenos sociales encadenados a ellos.

Resulta curioso que, poco antes de su muerte, acaecida en Santiago a los 91 años, fue descubierto el poemario “Antología Poética”, volumen que contiene 99 poemas inéditos y la novela “Territorio Desnudo”, escrita cuando Nicolás Ferraro tenía recién veintidós años.

Para el crítico literario Sergio Gaytán Marambio, se trata de “uno de nuestros últimos baluartes de la vieja y tradicional literatura nortina, el escritor nacido en la hoy ya mítica Pampa Unión. Gaytán rescata de su figura el hecho que Ferraro “mantuvo en alto los valores del denominado frente de escritores nortinos, aquellos que en su tiempo agrupó y organizó Mario Bahamonde, el del liceo que hoy lleva su nombre y que en su tiempo tuvo a “Colacho” no sólo entre sus alumnos, sino también como otro de sus dirigentes estudiantiles”.

Alguna vez Ferraro expresó acerca de su tierra natal: “Sí, nací en Pampa Unión. Mi hermano también. Los tres hermanos nacimos en Pampa Unión. Nos volvimos a Antofagasta cuando las salitreras cerraron y coincidió con lo que teníamos nosotros de proyectos para trasladarnos a Antofagasta por la educación. Estudié en una escuela municipal y en una escuela primaria que pertenecía a unas señoras que les llamaban Las Puras. Eran unas viejitas y una se llamaba Purísima”.

El desaparecido poeta Eduardo Díaz Espinoza, analizó profundamente la importancia de Ferraro, de quien dijo: “escrupulosa escritura la del maestro Ferraro, abre desde los rajos de la pampa, con el fino bisturí del lenguajeuna violenta verdad. Un artesano que da importancia a cada cincelazo de la realidad. Alguien que ha vivido desde los comienzos, la vida de su pueblo, cuyas ruinas se yerguen hoy en medio de la soledad y el olvido semicubierto de arenas:

“¡por ahí anduvo mi infancia!

Entre estas piedras rotas, secas

tanespantosamente muertas.

Horriblemente abandonadas.

Casas que son tres muros sueltos,

el ojo abierto de alguna ventana

y una puerta deshecha que ni el viento

golpea cuando pasa.

Por aquí, os lo digo con angustia,

creció mi infancia…”

(Tierra Amor, Nicolás Ferraro, “El regreso y la furia”)

Concordamos con Díaz Espinoza cuando, refiriéndose a la obra de Nicolás Ferraro Panadés, plantea que “no cabe dudas que este paísdesconoce su poesía y sus poetas, leer a Ferraro es, estar a punto de acercarse, ingresarmás a la realidad literaria que entrañanpoemas emotivamente líricos enla era del salitre, los zarpazos que acabaron una época y que creó mitos y leyendas, son losque el poeta unionino revive”.

Ferraro,nos da una épica salitrera, rezumante de su profundo empampamiento, identificación filial con la madre tierra calichera. Son poemas sin complejidad, ajenos a hermetismos.

 

 
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