Boletín Literario de escritores.cl Abril 2004 |
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La Literatura Chilena en Canadá |
Escritores chilenos en Canadá |
por Jorge Etcheverry Notas para situar la literatura chilena en Canadá
Esta orientación hacia el otro espacio implica elementos políticos, que lejos de ser residuales, son constitutivos de esta producción que después de todo se originó en su mayor parte de un exilio de izquierda. Esta literatura comporta además elementos culturales y más específicamente literarios que tienen escasa presencia en el medio cultural canadiense: los autores manifiestan un diverso grado de adhesión, explícita y en la mayoría de los casos implícita, a prácticas culturales latinoamericanas ismistas, como el surrealismo, el creacionismo, el vanguardismo en general, y a otros elementos más recientes como la antipoesía. Esta presencia puede o no ser reconocida por los mismos autores, lo que dependerá de su formación y lecturas, pero forman parte de un 'acerbo' cultural y literario trasplantado, a su vez la versión latinoamericana o chilena de la tradición original por lo general europea. Otro componente básico de esta producción es que tanto su carácter 'étnico' (que en este ámbito quiere decir la adscripción étnica a una raza no blanca en términos anglosajones), como su idioma de escritura, el español, la relegan a una situación marginal respecto a la literatura de la así llamada 'corriente principal', siendo éste un fenómeno presente en otras literaturas similares, o quizás en todas las literaturas de trasplantados, y que en el caso de Canadá constituye una característica estructural del sistema, que se proyecta más allá de su posible 'corrección' mediante una cierta política editorial 'de arriba'. Cuando han existido, estas políticas se han limitado casi específicamente a becas de creación o investigación personales o al financiamiento puntual de ediciones, lo que no ha mejorado la distribución a la sociedad en general, ni ha creado un mercado ni ha garantizado la supervivencia comercial de las pequeñas empresas editoriales chilenas, en un medio en que una gran parte de la actividad editorial literaria y erudita existe exclusivamente gracias a las subvenciones. En ocasiones, libros de autores chilenos en el país son objeto de artículos, notas, publicación o presentaciones académicas, no tan sólo en Canadá, pero la distribución de sus libros es mínima o inexistente. En este sentido, existe un desfase que en ciertos casos favorece a los autores que producen en Canadá no tan sólo chilenos, sino latinoamericanos en general. La edición de un libro de poemas de un autor canadiense 'per se' que no sea bien conocido, puede tener a la larga menos resonancia que la obra de un autor latino residente en las mismas circunstancias. Es posible que este último se inscriba dentro del marco de la literatura latinoamericana o chilena producida en el país, ya que se insertará, si su obra tiene algún mérito, dentro de un circuito naciente de vehículos de promoción y expresión, que pasa por eventos, series de lectura, revistas y la ocasional incursión en el discurso académico, que a nivel de los estudios hispánicos está comenzando a tener un interés puntual en la literatura latinoamericana 'made in Canadá', con algunos especialistas y todo. Los más optimistas entre nosotros pensamos que se está asistiendo a los gérmenes de una literatura en español con un creciente grado de autonomía respecto a las literaturas hegemónicas anglófona y francófona. El movimiento en esta dirección parece tener una dinámica propia y eso a pesar de los anhelos perfectamente comprensibles de un gran número de los autores mismos, cuyo mayor deseo sería el incorporarse como autores reconocidos a la corriente cultural principal (mainstream). Este deseo no aparece necesariamente ligado a las diferencias que ofrece el abanico ideológico presente entre los autores chilenos, sino que puede que tenga que ver con la ansiedad identitaria y el movimiento hacia la incorporación social a la 'corriente principal' que son propios de las comunidades inmigrantes en un país anfitrión y que se ve acentuados por el específico juego de integración /exclusión de esta sociedad desarrollada de libre mercado. Por otro lado pareciera que la elaboración de una cultura literaria latinoamericana específica y con un perfil propio, cuyo núcleo siguen siendo los escritores chilenos, es un fenómeno que se inscribe en la dinámica de transformación de la sociedad canadiense en una sociedad multiétnica y plurilinguística y en el crecimiento cuantitativo y cualitativo del aporte cultural y social hispánico. Como ejemplo, y para empezar por casa, es decir por Ottawa, y refiriéndonos a las actividades que tienen a chilenos como gestores o protagonistas importantes, se podría decir que la serie de lecturas más 'popular' de la ciudad es el Taller Cultural El Dorado, serie mensual de lectura que también se ve frecuentada por autores canadienses anglófonos, francófonos y de otras lenguas y que tiene varios años de existencia. Hay otra serie que funciona en el lado francés de la ciudad. Esta capital federal es además la sede operativa del sitio web poético 'radical' poetas.com, orientado hacia la poesía/denuncia, que recientemente lanzó un primer libro de poemas, estirando un pseudópodo desde la publicación de poesía y el compromiso político virtual a la edición impresa. En esta ciudad se publica además la revista Alter Vox, que editará próximamente un número especial con los textos leídos en el Primer congreso de la literatura chilena en Canadá a que nos referíamos antes, y aquí acaba de publicarse la antología más completa hasta ahora de poesía hispanoamericana en Canadá. Podrían además mencionarse diversas instancias que vehiculizan esta literatura naciente: en Montreal existe el Taller Sur, agrupación que también reúne el compromiso político y la literatura y cuyo radio de acción se extiende de Canadá a la América Latina. El Grupo Convergencia, que reúne a autores chilenos, canadienses y quebequenses en una serie de lecturas que representa de ese modo a esa extraordinaria urbe multicultural. En Toronto tenemos a las Jornadas de Celebración Cultural del Idioma Español, que reúnen todos los años a autores y académicos de América latina e hispanocanadienses y cuya envergadura ha ido aumentando año a año, y al festival Ritmo y Color, efectuado en Harbourfront, que cuenta con una asistencia masiva y abarca la gastronomía, el folclore, la música, las artes plásticas, el teatro y da un espacio la literatura hispanocanadiense. Además, y lo que es importante para la continuidad literaria con nuevas voces, en la misma ciudad de Toronto se efectúan periódicamente talleres con autores aspirantes y el año pasado se llevó a cabo en el marco del festival mencionado, una mesa redonda sobre posibilidades y medios de publicación. Por último, en la Universidad de Calgary se dicta un seminario de postgrado sobre literatura del exilio que incluye en su bibliografía a varios autores chileno-canadienses. Y aquí no se mencionan las actividades en otros centros importantes de la cultura hispánica, como por ejemplo Vancouver. Un
momento interesante de la literatura chilena en Canadá lo constitituyó
el proyecto Adrianne, que duró dos años y consistió
en la recopilación de material literario y documental del exilio
chileno y su envío a Chile, representa la consagración
de la literatura chilena en Canadá a nivel
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