Boletín Literario de escritores.cl

Abril 2004

PORTAL DE LITERATURA CHILENA EN INTERNET
La Literatura Chilena en Canadá
Escritores chilenos en Canadá

por Jorge Etcheverry

Notas para situar la literatura chilena en Canadá


En enero del año 2002 se llevó a cabo en Ottawa el primer congreso de la literatura chilena en Canadá. Si bien el contexto y la producción de esta literatura han variado bastante desde sus inicios, a mediados de los setenta ¡del siglo pasado!, en general sus coordenadas básicas siguen siendo las mismas: se trata de una literatura escrita prácticamente y en su mayor parte en español, cuyo eje principal temático, lingüístico, estilístico y de situación en el contexto sigue siendo la oposición "Aquí y allá". Es decir, existe un grado variable pero siempre presente de referencia hacia un ámbito distinto y en algún sentido opuesto (hemisféricamente) a aquel en que los textos se producen-es decir, hacia Chile y Latinoamérica--, hacia un espacio no tan sólo presente como tema, sino que también es 'otro' en términos temporales, ya que con frecuencia la dirección de la vista hacia ese otro lugar implica también la orientación hacia otro tiempo, un tiempo de génesis y de crisis, de alguna manera fundacional y que en casos extremos se convierte en un 'illo tempore'. Un tiempo mítico.

Esta orientación hacia el otro espacio implica elementos políticos, que lejos de ser residuales, son constitutivos de esta producción que después de todo se originó en su mayor parte de un exilio de izquierda. Esta literatura comporta además elementos culturales y más específicamente literarios que tienen escasa presencia en el medio cultural canadiense: los autores manifiestan un diverso grado de adhesión, explícita y en la mayoría de los casos implícita, a prácticas culturales latinoamericanas ismistas, como el surrealismo, el creacionismo, el vanguardismo en general, y a otros elementos más recientes como la antipoesía. Esta presencia puede o no ser reconocida por los mismos autores, lo que dependerá de su formación y lecturas, pero forman parte de un 'acerbo' cultural y literario trasplantado, a su vez la versión latinoamericana o chilena de la tradición original por lo general europea.

Otro componente básico de esta producción es que tanto su carácter 'étnico' (que en este ámbito quiere decir la adscripción étnica a una raza no blanca en términos anglosajones), como su idioma de escritura, el español, la relegan a una situación marginal respecto a la literatura de la así llamada 'corriente principal', siendo éste un fenómeno presente en otras literaturas similares, o quizás en todas las literaturas de trasplantados, y que en el caso de Canadá constituye una característica estructural del sistema, que se proyecta más allá de su posible 'corrección' mediante una cierta política editorial 'de arriba'. Cuando han existido, estas políticas se han limitado casi específicamente a becas de creación o investigación personales o al financiamiento puntual de ediciones, lo que no ha mejorado la distribución a la sociedad en general, ni ha creado un mercado ni ha garantizado la supervivencia comercial de las pequeñas empresas editoriales chilenas, en un medio en que una gran parte de la actividad editorial literaria y erudita existe exclusivamente gracias a las subvenciones.

En ocasiones, libros de autores chilenos en el país son objeto de artículos, notas, publicación o presentaciones académicas, no tan sólo en Canadá, pero la distribución de sus libros es mínima o inexistente. En este sentido, existe un desfase que en ciertos casos favorece a los autores que producen en Canadá no tan sólo chilenos, sino latinoamericanos en general. La edición de un libro de poemas de un autor canadiense 'per se' que no sea bien conocido, puede tener a la larga menos resonancia que la obra de un autor latino residente en las mismas circunstancias. Es posible que este último se inscriba dentro del marco de la literatura latinoamericana o chilena producida en el país, ya que se insertará, si su obra tiene algún mérito, dentro de un circuito naciente de vehículos de promoción y expresión, que pasa por eventos, series de lectura, revistas y la ocasional incursión en el discurso académico, que a nivel de los estudios hispánicos está comenzando a tener un interés puntual en la literatura latinoamericana 'made in Canadá', con algunos especialistas y todo.

Los más optimistas entre nosotros pensamos que se está asistiendo a los gérmenes de una literatura en español con un creciente grado de autonomía respecto a las literaturas hegemónicas anglófona y francófona. El movimiento en esta dirección parece tener una dinámica propia y eso a pesar de los anhelos perfectamente comprensibles de un gran número de los autores mismos, cuyo mayor deseo sería el incorporarse como autores reconocidos a la corriente cultural principal (mainstream). Este deseo no aparece necesariamente ligado a las diferencias que ofrece el abanico ideológico presente entre los autores chilenos, sino que puede que tenga que ver con la ansiedad identitaria y el movimiento hacia la incorporación social a la 'corriente principal' que son propios de las comunidades inmigrantes en un país anfitrión y que se ve acentuados por el específico juego de integración /exclusión de esta sociedad desarrollada de libre mercado. Por otro lado pareciera que la elaboración de una cultura literaria latinoamericana específica y con un perfil propio, cuyo núcleo siguen siendo los escritores chilenos, es un fenómeno que se inscribe en la dinámica de transformación de la sociedad canadiense en una sociedad multiétnica y plurilinguística y en el crecimiento cuantitativo y cualitativo del aporte cultural y social hispánico.

Como ejemplo, y para empezar por casa, es decir por Ottawa, y refiriéndonos a las actividades que tienen a chilenos como gestores o protagonistas importantes, se podría decir que la serie de lecturas más 'popular' de la ciudad es el Taller Cultural El Dorado, serie mensual de lectura que también se ve frecuentada por autores canadienses anglófonos, francófonos y de otras lenguas y que tiene varios años de existencia. Hay otra serie que funciona en el lado francés de la ciudad. Esta capital federal es además la sede operativa del sitio web poético 'radical' poetas.com, orientado hacia la poesía/denuncia, que recientemente lanzó un primer libro de poemas, estirando un pseudópodo desde la publicación de poesía y el compromiso político virtual a la edición impresa. En esta ciudad se publica además la revista Alter Vox, que editará próximamente un número especial con los textos leídos en el Primer congreso de la literatura chilena en Canadá a que nos referíamos antes, y aquí acaba de publicarse la antología más completa hasta ahora de poesía hispanoamericana en Canadá.

Podrían además mencionarse diversas instancias que vehiculizan esta literatura naciente: en Montreal existe el Taller Sur, agrupación que también reúne el compromiso político y la literatura y cuyo radio de acción se extiende de Canadá a la América Latina. El Grupo Convergencia, que reúne a autores chilenos, canadienses y quebequenses en una serie de lecturas que representa de ese modo a esa extraordinaria urbe multicultural. En Toronto tenemos a las Jornadas de Celebración Cultural del Idioma Español, que reúnen todos los años a autores y académicos de América latina e hispanocanadienses y cuya envergadura ha ido aumentando año a año, y al festival Ritmo y Color, efectuado en Harbourfront, que cuenta con una asistencia masiva y abarca la gastronomía, el folclore, la música, las artes plásticas, el teatro y da un espacio la literatura hispanocanadiense. Además, y lo que es importante para la continuidad literaria con nuevas voces, en la misma ciudad de Toronto se efectúan periódicamente talleres con autores aspirantes y el año pasado se llevó a cabo en el marco del festival mencionado, una mesa redonda sobre posibilidades y medios de publicación. Por último, en la Universidad de Calgary se dicta un seminario de postgrado sobre literatura del exilio que incluye en su bibliografía a varios autores chileno-canadienses. Y aquí no se mencionan las actividades en otros centros importantes de la cultura hispánica, como por ejemplo Vancouver.

Un momento interesante de la literatura chilena en Canadá lo constitituyó el proyecto Adrianne, que duró dos años y consistió en la recopilación de material literario y documental del exilio chileno y su envío a Chile, representa la consagración de la literatura chilena en Canadá a nivel
institucional en este país, y se enmarca en una problemática de rescate y afirmación de la identidad nacional y de redescubrimiento histórico y completación de la imagen nacional, desde el lado chileno. Este proyecto lleva el nombre de la actual Gobernadora General de Canadá, Adrienne Clarkson, que en sus palabras, tenía la intención de "otorgar una faz humana a las relaciones de Canadá con las Américas. Mi visita a Chile se centrará en reunir a artistas, escritores y académicos de Canadá y Chile".

 

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PUERTO INVERNAL
Jorge Neff


El crepúsculo gris ha extendido su sombra
sobre el paisaje blanco y angustioso de invierno.
La soledad profunda de la noche me envuelve
con su desolación transformada en silencio.


Más allá de estas playas de mareas amargas
y hierros herrumbrosos y dolor de destiero
están las tierras mías preñadas de añoranzas,
con sabor de vendimias, de patios y recuerdos.


En el muelle vacío siento morir las olas:
el ritmo acompasado de la arena y del tiempo.
Entre el hielo y la sal y las cadenas rotas
la vida se nos va como agua entre los dedos.


A lo lejos se escucha una ronca bocina,
rompiendo en un lamento la neblina del puerto;
es un barco que parte hacia tierras remotas,
más allá de la línea del horizonte incierto.


¡Qué deseos tan grandes de partir!...Sin embargo
en la noche distante y enemiga presiento
que es tarde para todo. Solo, quedo mirando
la soledad inhóspita que crece bajo en cielo.

 

JUEGOS Y JUGARRETAS
Carmen Rodríguez

Oye Pilar Vallejo, te acuerdas cuando corríamos por la calle Ferrari y los barcos se veían chiquititos allá abajo en el puerto y nosotras jugando a ser las locas del barrio, corriendo como desaforadas y después nos parábamos en la esquina con las manos en los bolsillos y silbábamos las canciones que cantaba la Madame Butterfly después que mi hermano nos llevó al Teatro Victoria a ver la película con Mario Lanza.
Y te acuerdas de la Escuela 20 en la punta del Cerro Bellavista con su contingente de niñas blancas y almidonadas, trenzas y cintas, zapatos lustrados y soquetes con círculos de betún Nugget en los tobillos, niñas recitando el Piececitos de Niño, las tablas de multiplicar, las últimas palabras de Arturo Prat, "al abordaje muchachos", y tú parando el dedo y diciendo, señorita Graciela, yo creo que al Arturo Prat lo empujaron, y la señorita Graciela poniéndote en el rincón por insolente y yo haciéndote muecas y tirándote avioncitos con mensajes.
Y el día lunes, todas limpiecitas, incluso tú y yo, cantando el Puro Chile a grito pelado en el patio de la Escuela de Niñas número 20 mientras, escuchábamos a los chicos del frente, los de la Escuela de Hombres número 19, cantando el Puro Chile a grito pelado pero un poco más adelante o más atrás que nosotras, y se empezaba a armar el tremendo enredo y al final terminábamos todos juntos pero con la calle Sanfuentes entremedio, o el asilo contra la opresión, o el asilo contra la opresión, o el asilo contra la opresión, pa?pa?pa?pa?pa?pa?pa?pa?pa?pa-pan, CHAN-CHA-CHAN.
Quién nos hubiera visto, Pilar Vallejo, montadas en el monopatín que me regaló mi tía Luca, agarrando vuelo cerro abajo, tú adelante y yo atrás, más pegada a ti que una lapa, viendo la muralla de la casa de los Vargas venirse encima por debajo de tu brazo y gritando un sol sostenido que ya se lo hubiera querido la Madame Butterfly y tú doblando en la última fracción de segundo y siguiendo a todo ful camino al plan, quién nos para ahora, Virgencita de las Cuarrenta Horas, ay por qué no le hago caso a mi mamita, los ojos cerrados y todo rojo, todo rojo y tú diciendo, viste que ganamos gallina, viste que no pasó nada... salvo mi brazo quebrado, sin codo y sin muñeca, colgando de por ahí entremedio como el estropajo de la cocina, y la imbécil de la Gloria Bobadilla diciendo te voy a acusar a tu mamá?á, te voy a acusar a tu mamá?.
Ay, Pilar Vallejo, han pasado tantos años desde ese día en que yo quise saber de tu mamá, y tú, colorada como tomate, me decías que se había muerto y punto, y yo déle con que de qué se murió, cómo murio, y tú déle con que se murió y punto y entonces yo, curiosa empedernida y aprendiz de chantajista, te digo que si no me dices no juego más contigo, ni te presto el monopatín ni las muñecas ni nada, y al tirito me arrepiento y te abrazo porque ahora tú estás llorando y me estas diciendo "de aborto", "de aborto", y yo, que no entiendo ni un carajo, te consuelo y me hago la que entiendo y lloro contigo sabiendo que no le puedo preguntar ni a mi mamá ni a nadie porque ese "de aborto" huele a secreto, a feo, a malo, y si mi mamá sabe, adiós invitaciones a la Pilar Vallejo a la hora de once con sopaipillas pasadas, adiós a las idas al cine con la Pilar Vallejo, adiós a la Pilar Vallejo y ya.
Han pasado tantas cosas desde entonces y a veces, como ahora, encerrada en las calles sin vereda de este suburbio de Vancouver, encerrada en este país?carretera, encerrada en la ausencia de la calle Ferrari con los chiquillos del barrio jungando al fútbol, al luche y al chascona date una vuelta, encerrada en la ausencia de la Panadería Ideal con sus hayuyas con chicharrones a las cuatro de la tarde, encerrada en este verdor interminable de Vancouver, pienso en ti, Pilar Vallejo, y me pregunto que habrá sido de tu vida, si te fue bien, mal o más o menos, si fuiste a la escuela secundaria, si te casaste o te arrejuntaste, si tuviste niños, si alguna vez dejaste los cerros de Valparaíso y saliste a patiperrear como yo.
A mí me ha ido más o menos. Fíjate Pilar Vallejo que estoy bajo otro cielo y otro sol, muy lejos del puerto. Mis padres, esperando al cartero en su casita de Quilpué y buscando a mi hermano, desaparecido desde el 11 de septiembre de 1973. Yo, aprendiendo a hablar de nuevo en el Canadá y tratando a toda costa de econtrarle algún sentido a la vida. Trabajo haciendo limpieza en un rascacielos del centro de Vancouver. Del piso 32 veo los barcos en la bahía, chiquititos, como los veíamos desde el cerro Bellavista, hace ya casi treinta años.
A ver si un año de éstos, cuando vuelva, te encuentro por ahí, quizás caminando por la Plaza Victoria. Nos podemos ir a dar una vuelta a ver cómo está la calle Ferrari y después te invito a un helado en el Bogarín.
A propósito, ahora sé lo que significa la palabra aborto.

 

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