Poemas escritos a la carrera, corriendo, sin -por suerte- excesivo
filtro, imperfectos pero honestos, como una imperfecta pero honesta
canción de Hendrix, versos algunos que llevan las rimas
consonantes al paroxismo ("Solo en su habitación,
cigarro en mano, oyó su canción con detención."),
subvirtiendo las normas "correctas", cagándose
en ellas, se diría, haikús que no alcanzan y no
quieren ser haikús, sino su equivalente desgarrado de métricas,
de tradiciones y de ingenios sin
genio. Versos que, a fin de cuentas, eluden la experimentación
indi, la provocación taquillera y la impostura postmoderna.