Te conozco mosco Jorge Etcheverry El tema de las relaciones humanas me ha interesado siempre. Una cosa que nunca ha dejado de sorprenderme es que no exista una ciencia que agote este tema, al menos en sus coordenadas fundamentales. Después de todo lo que define al hombre de la manera más esencial y básica es que somos gente, y bueno, tenemos que entrar en relaciones. Todo el mundo anda por ahí diciendo "Esta es una relación muy absorbente, o, Juanita y Pedro tienen relaciones", y, como le escuché hace como un año a un tipo que hablaba por teléfono, en Montreal -yo estaba esperando mi turno para usar el aparato- : ¿Cómo va la relación con la Flaca?" Entre los chilenos hay una tendencia a ponerles sobrenombres a todas las mujeres: están los que hablan de "La Flaca" y los que dicen "Esta Niña". No me detenido a considerarlo, pero parece que cuando la relación ya está andando, y se cuentan cosas episódicas a los amigos, o, más a menudo, cuando comienzan los problemas, se comienza con "Esta Niña". Bueno. Porque,
a decir verdad, puede que uno quiera decir un montón de cosas,
por ejemplo que es el trabajo lo que define al hombre, la praxis (¿Me
va siguiendo?), o puede hablar, como hace una punta de años,
de la condición de yecto, da-sein, la existencia que precede
a la esencia, la Libertad, el Compromiso, o incluso puede sacar a Aristóteles
a la palestra y decir que el hombre es un zooon logon politicon, que
en griego quiere decir animal racional y político, aunque algunos,
por allá abajo prefieren decir social y racional, ya que a muchos
no les gusta la palabra político. Había algo familiar en el tipo, y de pronto se me aclaró la película. Me acordé de que varios años atrás habíamos tomado juntos un curso beginners de literatura, o algo así -porque era en una ciudad de habla inglesa- o creative writting, era una buena manera de mejorar el inglés, decíamos, cuando todavía teníamos esperanzas de hacerlo. Al final no aprendimos nada. Pero me acuerdo que estudiamos juntos para un control. A los dos nos fue mal. Uno siempre tiende a conversar un poco después de las clases, era una de esas amistades de finales de clase. Siempre en Chile uno se quedaba discutiendo, después se iba a veces a tomar. Y aquí todo el mundo sigue cursos de cualquier cosa, para no aburrirse. Es que vista de afuera, en las revistas, en las películas, Norteamérica es una ninfa pelirroja, de faldas angostas siempre dispuestas a subirse, con ojos azules y muy vivaz. Como lo que llega por allá abajo es el brillo, las películas, el hueveo, la música, el look corporativo. Pero para la mayoría de la gente es muy otra cosa. Me acuerdo que teníamos unas Características del Cuento, por ahí anotadas; un suceso global y progresivo, escueto, la importancia del plot. Y el tema tenía que ser algo interesante. Como yo había sido profesor de filosofía eso me parecía como una receta para escribir westerns. Pero al tipo sí que le interesaba la literatura, aunque antes había sido algo así como mecánico. Y
ahí estaba ahora, hablando con la minita, medio ausente, mientras
ella se notaba muy metida, quizás qué historias le estaría
contando, viendo su mundo reducirse, quizás sin tener plena conciencia
de eso, de una dimensión histórica, podríamos decir
-que me represento como una especie de litografía grande, hecha
por los vanguardistas rusos, llena de ángulos y masas desfilantes
- a un vértice casi inexistente; el hecho de tomar café
a esa hora, con esa minita, relatándole una vida reducida a sus
líos con otras mujeres, sus sentimientos paranoicos hacia otros
tipos siempre brumosos, siempre medio inventados, sus peleas con su
mujer, dale que dale. En
realidad, él estaba bastante emputecido con su mujer, decía
siempre que era una arribista y que se había separado de él
porque no podía darle muchas comodidades y que claro, como las
mujeres son medio como animalitos, en su otro círculo había
encontrado nuevas amistades y no había tenido ningún empacho
en botarlo a la primera de cambio. Dejó de frecuentar a sus amigos
de la misma edad, algunos había que eran unos tipos trabajadores,
muy de su casa y que no se les conocía nada por fuera, ni antes
ni ahora, medio cuadrados en la cosa política, que iban a cualquier
acto por solidaridad, que habían llegado a limpiar pisos pero
que cual más cual menos se habían rayado algo seguro por
aquí y por allá. Empezó a encontrarlos fomes, y
un poco ahuevonados, y que no eran muy inteligentes ni nada tan especial,
con su seguridad, en sus casitas, claro que le provocaban su poqueque
de envidia, aunque nunca se lo iba a confesar. Después, cuando
empezó a meterse en rollos (como dicen los españoles),
ya no se curaba con ellos, porque se lo quedaban mirando con algo de
sorna y algo de distancia, y le decían a veces: "Deja a
tu mujer de una vez", o "arregla las cosas con ella"
o "Si querís a la quebeca, ándate a vivir con ella
y listo, se ve que a tu mujer no la querís". Y era peor
con las mujeres de los amigos, ya que los chilenos siempre ventilamos
las cosas en familia, ahí no había ninguna compasión.
Y comenzó a evitarlos y comenzó a tratar de frecuentar
a los cabros más jóvenes, que les gustaba más el
hueveo, pero se notaba la edad, no le gustaba la música de ahora
y al cabo de unos meses andaba verde, con una tos seca y el hígado
hinchado, siempre cansado y con sueño. Esas cosas alguna vez
me las contó, cuando seguíamos el curso de redacción
en inglés, quizás pensando que después no me iba
a ver más, como en realidad sucedió por esa época.
Claro que como el medio chileno es chico, no tan chico como en otras
partes, claro, pero chico, terminamos por encontrarnos de nuevo, es
decir, en un grupo, no me acuerdo si era por una peña, un acto
de solidaridad con los palestinos, o eritreos, a lo mejor contra el
bombardeo de Yugoeslavia. No sé. Ah sí, ahora que me acuerdo,
era un cantante andaluz, o gallego, que lo traían algunas Universidades
en gira, el tipo me saludó medio cortado, y me acuerdo que en
lo primero que pensé fue "Qué gordo se ha puesto
el compadre", comparándolo alegremente con mi propio físico,
que, como soy flaco, y no me castigo mucho, se me va acabando más
despacito. |