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LOS LIBROS Les dedico gran parte de ese tiempo que la magia divina me ha otorgado, leo usurpando muchas horas de mi vida y los amaneceres se besan con las noches. Hoy, una vez más, estoy frente a ellos, uno a uno, los acaricio con la mirada, los elijo y los acuno entre mis manos. Despacio, abro sus puertas sin cerrojos y camino por el sendero de sus páginas. Al traspasar el umbral de sus escritos, escucho muchas voces que me invitan a viajar hacia lo desconocido hasta ayer. Feliz, acepto y en breves segundos, recojo mis maletas colmadas de sueños junto a otros que no podré cumplir. Los átomos que moldean mi cuerpo se dispersan libres hacia el espacio y se mezclan con la estela de sus relatos. Bajo la luz de una gran luna celeste libre de su celda, mi cerebro danza al compás de frases escritas con el alma. Sin mayor prisa y en un gran silencio, escucho a lo lejos, ordenados murmullos que emiten las letras juntas al danzar. Ellas, se afanan por mostrar los caminos que me llevan a metas desconocidas, esas que anidan en los misterios de la creación y que viven ocultas, al final de sus páginas. Cuando concluye otro mágico viaje y la mente satisfecha, retorna a su lugar, me pregunto si algún día ellos me ayudarán a detectar ese lugar jamás encontrado... aquel donde la vida se mezcla con la muerte y juntas, cantan una extraña melodía, la misma que por los siglos de los siglos las voces del destino entonan misteriosas allá muy lejos, en medio de la nada, señalando a singular magia de todo lo inesperado...