Rafael Marcos

Enamorado del horizonte del mar y de sus luces.
Educado a medias y a tientas, amante del amor y soñador del desastre, me declaro culpable de vuestro aburrimiento al leer los textos escritos por mí.
Por eso pido disculpas y les doy mi más sentido pésame por incluirme en esta antológica.
(Mis maestros fueron todos -los que me enseñaron algo bueno, no algo bonito o algo novedoso, sino algo bueno-.) Se ruega no tocar, pues claro.
Mis pesadas ideas no fluyen solamente mediante lo escrito, sino que también me vuelco en los campos de la imagen, el sonido, el espacio, la acción y cualquier medio capaz de sugerir dichas ideas.
Hasta la próxima, por desgracia.

 

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