Biografía

Patricia Ríos Scott, 37 años, anulada, madre de dos hijos.
Asistente Ejecutiva Bilingüe de Gerencia, inglés – español
18 años de trayectoria laboral, con diversos diplomados.
Estudios de Psicología e idiomas
Segundo Lugar en categoría Ensayo, diciembre 2003, “Con Tinta y Pluma”, Universidad de Las Américas y Red Sylvan Universities.

 

 

EL ENFERMO

Sudorosa y somnolienta, esperaba la micro, no recuerdo el número, sólo quería llegar a casa. Mis pies cansados, los quiero descalzos.

De reojo veo un grupo de personas. Un hombre que yace en el cemento, sucio y gris. Su cuerpo tieso como yeso, blanco como su pelo, se confunde, todo es difuso de reojo. Al parecer golpeó su cabeza en el suelo, por enfermedad, agotamiento, alcohol, no lo sé.... o quizás para observar desde el cemento la estupidez de nosotros, los cercanos, los santiaguinos, solidarios, no sé, para los terremotos o desgracias, para un sólo hombre, no, es sólo uno, no lo conozco.

El hombre a veces consciente, rodeado de hombres y mujeres que ninguna decisión tomaban. Lo miraban, trataban en su parálisis gris y fría de ayudarlo. El hombre yacía inerte, quizás imaginando su lecho blando, quizás un abrazo cálido o soñando con huir de ese incómodo y áspero cemento, frío como la sucia calle, quizás sentía dolor y adormecía para no sentir.

Atardecía luego del sol quemante, sus rayos rozaban mi rostro inflexo, rígido, inmóvil como las imágenes que recuerdo. Los curiosos e inútiles, seres que nada hacían, como yo, que sólo esperaba la micro.

Curiosos lo miraban, sin asombro, estamos en un mundo en que nada conmueve, creo que a mí ya no. Un carabinero, dos o tres, un transeúnte que tendrá que contar cuando llegue a casa, una señora aburrida de la rutina, un joven que trataba de ayudar, una señora generosa que olvidó como volver a serlo. Cuantos minutos habrán transcurrido, veinte minutos, media hora quizás, quien sabe, llegué al paradero cuando él yacía rodeado de seres queriendo ser más humanos, esquiva generosidad. Quizás él, en su inconsciencia, esperaba una decisión, que nunca llegó, hasta que la micro que esperaba se detuvo y me llevó a destino.

Salir de la burocracia de los papeles, llegar a la burocracia de los humanos, que no supieron tomar una decisión. Ni el carabinero, ni la ambulancia ausente, ni el curioso, ni el humano.

Mejor me quedo acá sonriendo en mi semi inconsciencia, descanso con mis ojos cerrados para observar a mis “hermanos”. Sonrío entre la sombra y la luz. No sé si soy humano o soy un alma que vuela y observa como mi cuerpo inerte es otro papel y trámite más en esta burócrata indecisión.


 

AMAR EN LIBERTAD

Amarte es un vuelo,
rozarte en el viento
con mis alas
Y detener su vaivén
en tu pecho.

Amarte es el desconsuelo
melodía de lo absoluto
sin serlo
Amarte es lo que no sé
porque nunca he amado.

Amarte es tu lejanía,
imaginar tu boca en la mía
sin poder beberte.

Amarte es dibujarte
en esta noche.

Dibujarte entre sombras
y en mis atardeceres.

Amarte en mis sueños,
me duermo esta noche,
para amarte en silencio.

 

TU ABRAZO

Cuando te abrazo siento que no me seco,
que estoy viva y me muevo
en el mundo de lo incierto.

Cuando no estás, siento que eres
estás en mí.

Vas y vienes sin sentirte,
como tu abrazo.
Tu piel, que no es
es mi piel cuando estás.

Cuando te abrazo no hay reloj,
ni tiempo.

Es nuestro encuentro,
y somos, no uno, ni yo
ni tú, ni el espacio,
sólo somos.

Y el tiempo vuelve cuando te vas
porque vuelve al reloj,
y a lo cotidiano.
A lo que debo
a lo que dejo de ser
cuando no te abrazo.

En tu abrazo me pierdo
porque soy tú
y estás en mí.

Y como no soy de nadie
en tu abrazo soy lo que soy.

Y dejo de ser un yo,
soy tú en un instante
y te llevo en mi piel.

En tu abrazo soy universo
no hay un ego deformado
siento que soy un solo corazón
que late como mis ansias
de sentir por un instante
tu abrazo
.

 

MI MADRE

Hija de las flores,
de los más dulces olores,
cabellos de oro y de ardiente flama.

Sus soledades eran rosas,
sus sueños se coronaban de estrellas.

Secretos olvidados y mudos,
como su dulce mirada.
Ausente y esquiva,
se la ha llevado el viento,
ya no está.

Sus blancos y suaves pechos,
manantiales de vida y calor.

Cuánto añoro esos pechos,
bálsamo para una vida de hiel.

Su rostro perfecto, todo su ser,
danza con las estrellas,
no sé dónde está.

Mi madre era hija de las flores,
de los sueños y quimeras,
su sonrisa, una ronda
de jazmines y azahares.

Perfumaba su piel,
soñando con ser diva.
Su voz era dulce
como la exquisita miel.

Su vida se detuvo en llanto,
mi vida en su instante,
Volamos juntas un adiós
en el más triste vuelo,
para volver a vivir.

Solo flores marchitas de soledad,
recuerdos inconexos,
se ha secado el manantial.


El bosque se ha quedado mudo,
su risa ya no está
se la llevaron los ángeles
para danzar un baile celestial.

 

EL ÚLTIMO ADIÓS

Mi pelo cano,
mis labios secos,
tu beso esquivo.

Un amor que se esfuma,
en las sombras,
de una vida que se apaga.

El sol se esconde,
como tu nombre.

Se encienden las velas,
un coro de voces dolientes,
danzan la rosas en mi habitación.

Lágrimas sobre mi pecho enjuto,
blanco y pequeño como mi muerte.

Tu beso, se duerme tu beso,
como mi vida, mi vida se va.

El pasado en el viento,
me duermo en un tiempo,
que no es de reloj.

Un lecho de hojas,
qué plácido vuelo.

Me llevo tu nombre,
para darte mi beso.

Te encontraré no sé donde,
qué canten las voces
en mi funeral

Es mi último adiós,
se apagan las velas,
me voy.