Biografía

JORGE ARTURO FLORES nació en Constitución (1946). Novelista, cuentista, poeta y ensayista. Colaboró en el semanario El Deber de la ex-Nueva Bilbao de Gardoqui y desde 1989 es columnista semanal y cronista literario del periódico El Litoral de la misma ciudad. Pertenece al Grupo de Arte José Caracci de Constitución y al Centro Hijos de Constitución. Ha participado en diversos encuentros regionales de escritores y en recitales de poesía. Jurado del Concurso Regional de Cuentos Carlos René Correa de Curicó. Formó parte del Taller de Cuentos de Lilian Elphick (Sech) y es miembro de la Sociedad de Escritores de Chile. Tiene una considerable obra inédita en poesia, ensayo, cuento y novela. No participa en círculos ni en corrillos literarios.


 

 

GENTE AGRADECIDA

San Genaro
Gracias por favor concedido.

Espíritu Santo
Gracias por favor concedido.

Mujeres de vida alegre
Gracias
por favores concedidos.

 

COSTUMBRES

Tradición masculina:
Los hombres arriba
Ellas abajo.

Emancipación femenina:
Las mujeres arriba
Ellos abajo.

 

DINERO

El dinero es como el perro del vecino:

¡Me ladra desde lejos!

 

JUSTICIA

Se habla pésimo
de los jueces
de la justicia
de los tribunales.
¡No hay derecho!



 

EMOCIONADÍSIMO
(A Nicanor Parra)

Perdonad este temblor de barba
y las vertientes que salen de mis ojos.
Qué quereis
estoy emocionado
emocionadísimo mejor dicho.
He traducido al español
el canto de los pájaros.
Cómo no estar feliz
si tomamos en cuenta
que el español es lengua muerta.

EMBARAZO

¿ Qué opina sobre el embarazo ?.

Nos guste o no todo efímero placer
tiene su precio.


 

Despedida

La mujer, joven, con un esbelto cuerpo, de largo cabello crespo y claro, subía y bajaba rítmicamente sobre el hombre desnudo en la cama, en tanto de su boca surgían débiles gemidos de placer, los cuales acrecentábanse a medida que el ritmo del movimiento se tornaba más acelerado. El, mayor, enjuto, casado, la miraba con los ojos entreabiertos y sus manos huesudas acariciaban las bellas colinas blancas que resbalaban por sus palmas. Era la última noche, el último encuentro. Era la despedida. En el momento del clímax, que para gozo de ellos fue simultáneo, dos rosas de sangre afloraron en el pecho de ambos, producto de los disparos realizados por el marido de ella que, en terrible silencio, los contemplaba largo rato desde la penumbra del cuarto.

Luego, el esposo abandonó el claroscuro de la habitación, llorando.