¡ Y que cumplas muchos más!


Ocurrió, pues, que los dos queríamos llevarle una tarta, para darle una sorpresa el día de su cumpleaños. A mi madre, su mujer. Ocurrió que, sin embargo, yo estaba tieso y él igual, como de costumbre; pero él estaba decidido a entrar en aquella pastelería y coger la tarta por la cara, a coger aquella mierda llena de chantilly y salir echando hostias por la avenida. ¡Un viejo de más de setenta! Y ocurrió, cagoenlaputa, que yo estaba justamente por allí haciendo la ronda, con un mosqueo del copón, y entonces empezó toda la movida, el follón de coge aquí, suelta allí que te calienta, y ocurrió que no me hizo caso y que tiré y que le metí un balazo en la espalda a aquel desgraciao. ¡Y mira que le dije que se estuviera quieto! Estaba para morirme... y disparé. Y pasa, entonces, que adiós a la tarta para la vieja; ni por parte del viejo, que está asistiendo a su propio entierro, ni del hijo, que se cargó a tres de un solo tiro. Puede ocurrir ... y ocurrió.


Blas Belmonte (español) & Liu Sai Yam (chino)
Brasil

 

Escritores.cl 2005