El mar de las tormentas


Lo vieron navegando por el vello negro, denso y sedoso, que de repente se convirtió en irritado y crespo, en ondulante geografía de torres líquidas y páramos de espuma. Continuó su singladura, cuentan, con el velamen resecado y la proa erguida, peligrosamente inclinado a babor. Era, según cuentan los navegantes veteranos, todo juventud y audacia; lucidez total al dejarse engullir por el negro remolino.


Blas Belmonte (español) & Liu Sai Yam (chino)
Brasil

 

Escritores.cl 2005