Cuentan
que un padre dirigía hacia las manos de su hijo los
castigos más
brutales, estos siempre dejaban marcas y grandes dolores.
Pero todo termino
el día que estos llegaron a su punto máximo.
Algunos dicen que fue porque
rompió el tapizado de su auto y otros... en realidad
esto no importa, lo que
importa es que los golpes fueron tan fuertes que sus dos
manos tuvieron que
ser amputadas.
Fue luego de la operación cuando vi a todos los doctores
salir llorando del
quirófano. Y fue ahí cuando lo oí,
estaba sentado en la sala de espera y
entre llantos de niño escuchaba; "Papi, por
favor, te prometo que me voy a
portar bien pero devolveme mis manitos".
Emanuel Sebastian Horacio Marin
Argentina
|