Inocencia contra realidad



Cuentan que un padre dirigía hacia las manos de su hijo los castigos más
brutales, estos siempre dejaban marcas y grandes dolores. Pero todo termino
el día que estos llegaron a su punto máximo. Algunos dicen que fue porque
rompió el tapizado de su auto y otros... en realidad esto no importa, lo que
importa es que los golpes fueron tan fuertes que sus dos manos tuvieron que
ser amputadas.
Fue luego de la operación cuando vi a todos los doctores salir llorando del
quirófano. Y fue ahí cuando lo oí, estaba sentado en la sala de espera y
entre llantos de niño escuchaba; "Papi, por favor, te prometo que me voy a
portar bien pero devolveme mis manitos".


Emanuel Sebastian Horacio Marin
Argentina

 

Escritores.cl 2005