Lo
diviso entre la multitud; sin duda sobresale de la masa
homogenea que por
esa hora circula en el centro.
Hacemos contacto visual mientras esperamos que cambie el
semáforo; él está
en la vereda de enfrente. Me mira de pie a cabeza, me sonrojo.
Su andar
felino me hipnotiza, me aturde.Camina sigiloso. Quedamos
frente a frente, yo
inmovil, el habil como un gato toma mi cartera y se escabulle
entre la
gente.
Carolina
Soto Valenzuela
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