A lo lejos se escucharon doce campanadas. Arriba, la luna
se distraía mirando las nubecitas negras que pasaban
a su lado. Abajo, entre las lápidas, dos espectros
hablaban entre sí.
—No me vas a creer, pero tuve un sueño —dijo uno
de los fantasmas. El otro lo miró con sus ojos muertos
inundados de incredulidad. De su boca salió un suspiro.
—No puede ser —dijo lanzando un aliento de ataúd
apolillado.
—Soñé, te lo juro. Ayer al mediodía,
en el panteón. Soñé.
—¿Qué soñaste?
—Soñé que estaba vivo, y no sé por
qué soñé eso. ¿Serán
nostalgias de mi otra vida?
—No, no creo —dijo el otro cadáver, y agregó,
espantado—: Temo que sea una premonición.
Julio César Parissi
Uruguayo radicado en Buenos Aires, Argentina.
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