Termino
de abrir la palma de la mano un minuto antes de que tu figura surja
de la postración a la erección y mis palmas húmedas
se llenan del bulto de tus caderas
La luz de la ventana recorta tu silueta obscura, hace perderse en
el falso moreno de tu cuerpo esos dos ojos de carne rosada. Entonces
como un pavo real que abre su abanico proyectas hacia mí tus
olores
Reconozcamos
el agua tibia y salada, la fina lluvia. Un río de lava ardiente
brotará de algún secreto conducto entre tus piernas.
Es ahora que tus fosas nasales se dilatan y te brilla el blanco del
ojo