LO ACEPTAS
 

Lo aceptas

como un tonel sin fondo

como un palo seco

aparentemente feliz.

Pero no se trata de eso, mujer.

No te enredas en mi cuerpo

y el azul de tus ojos

se ha oscurecido.

 

La costumbre, hijo, la costumbre

decía mi madre

(justificando la perdurabilidad conyugal).

 

¿La costumbre, amada, la costumbre?.