Por Víctor Bórquez Núñez*
Fue a propósito de la edición de mi libro “Función de trasnoche”
(2005), cuando comenzó mi fascinación por el tema de las redes sociales,
en especial por el tremendo impacto que en ese instante se advertía
a nivel mundial del fenómeno de los chats, ese mundo virtual y probable
en donde nada suele ser como nosotros lo imaginamos.
En el instante en que escribo este artículo, me apasiona el tema
de los blogs que, en menos de cinco años, se convirtieron de presente
en pasado y alcanzaron el mismo estatus que los diarios de vida de
antaño: un documento donde caben todas las particularidades de la
subjetividad de sus autores.
Sabemos que no hace mucho -aunque el tema del paso del tiempo y
su percepción difiere de manera increíble en cada uno de nosotros-
los cuadernos y las máquinas de escribir eran los mejores medios
en los cuales las personas podían crear distintos tipos de relatos,
con la paradójica situación que una inmensa mayoría de ellos, al
ser terminados, no eran publicados en ninguna parte, nadie más que
sus creadores los conocían e, incluso, muchas veces sucedía que eran
destruidos sin misericordia por un pudor que sobrepasaba los límites
esperados.
Y de pronto aparecieron las denominadas redes sociales. Redes que
llegaron, se instalaron y transformaron de una plumada la visión
y la concepción de este mundo híper globalizado.
Las redes sociales llegaron para cambiar el mundo de la comunicación
a través de la escritura, qué duda cabe, ampliando de manera inusual
hasta entonces los límites de la conexión a través de la escritura
y ese ritual silencioso de crear mundos con palabras.
Aun cuando los agoreros decretaron tempranamente la muerte de la
literatura tradicional (como también anunciaron la muerte del cine
a propósito de la aparición de la televisión), ésta supo renovarse
y reinventarse de modo notable. En el ámbito digital, la escritura
literaria supo abrirse camino, usando para ello las más variadas
plataformas que le brindaba la apabullante tecnología.
El tema del acceso -los expertos insisten en utilizar términos como
democratización de los accesos, algo que por lo demás es discutible
en su esencia- amplió las fronteras para que miles de escritores
aficionados, y en algunos casos profesionales, empezaron a tener
nuevas posibilidades para publicar y vitrinas para acceder a la creación
de otras personas.
Los blogs fueron, inicialmente, los primeros sitios webs en donde
se podían volcar las obras y las creaciones febriles de autoría personal,
lugar donde aparecieron comunidades literarias y posteriormente talleres
de escritura, algunos de los cuales estuvieron destinados de modo
exclusivo… a la ortografía y la gramática.
En el inestable panorama de hoy, los blogs continúan actualizándose
e incorporando variadas herramientas para la publicación de distintos
tipos de escritos y, de acuerdo a la experiencia, aparece como el
mejor lugar para leer y compartir historias, siendo el surgimiento
del Wattpad en noviembre del 2006, acaso su mayor hito, llegando
tres años después a superar los cinco millones de descargas.
En esencia, gracias a Wattpad, los usuarios pueden crear y publicar
artículos, relatos y poemas, comentar y votar por otras historias,
con la particularidad de que esta plataforma está disponible en 26
lenguas. Es tan impactante su trascendencia que en Wattpad uno puede
subir diferentes escritos o acceder a millares de libros, muchos
de ellos aún en curso de escritura, hecho que cambia por completo
el concepto de creación literaria.
Es tan interesante el cambio cultural que esto provoca que los propios
lectores ofrecen su opinión hacia cada párrafo, influyendo de manera
drástica en el destino de personajes, historias y formas de escritura,
provocando un rotundo cambio en el concepto del hacer literario que
pasó de ser una actividad solitaria y concentrada a ser, en el extremo
de los casos, un tema de redes internacionales.
En esta red social de lectores y escritores virtuales, el interesado
encuentra desde textos inéditos completos hasta novelas ya consagradas,
incorporando la totalidad de los géneros tradicionales y todos los
subgéneros reconocidos. Cabe en esta plataforma desde la poesía excelsa
hasta las novelas de experimentación, pasando por las consabidas
sagas comerciales e historias que son escritas pensando en la pantalla
grande o en sitios como Netflix.
Es tal la importancia de esta plataforma que, hoy, tiene su clasificación
donde divide los textos escritos en más de 24 géneros, enmarcando
de este modo todo lo que allí aparece en acción, clásicos, aventura,
fantasía, historia corta, novela histórica, juvenil, poesía, romance
y terror, entre otros.
De este modo, en este salto al vacío que supone introducirse al
mundo de las rede sociales y las plataformas relacionadas con la
literatura debemos tener en cuenta que aun cuando Wattpad es una
de las más grandes redes sociales de escritura y lectura literaria,
conviene considerar que no se trata de la única existente, porque
a ella se han anexado Club Dante, Fan-fiction, Megustaescribir, Booquo
y Anobi, aplicaciones que han permitido el acceso inmediato de los
fanáticos al fascinante tema de la lecto-escritura.
Todo esto redunda, era que no, en el tema de nuevas maneras de narrar,
formas completamente distintas de contar historias y proponer universos
temáticos, donde incluso la red social Twitter no puede desconocerse
cuando uno se refiere al tema de la actual escritura literaria. Si
bien el espacio en Twitter para escribir es muy acotado, en comparación
con otras redes sociales, esa característica es un límite de extensión
narrativa que de todas maneras no condiciona a quienes tienen historias
que contar, llegando a plantearse actualmente el tema del micro cuento,
tendencia que se semeja en lo formal a los haiku japoneses.
Como puede advertirse, ingresar al tema del mundo virtual, las redes
sociales y la creación literaria es de verdad como saltar desde un
trapecio, ignorando si abajo nos espera una red para soportarnos.
*Periodista y escritor antofagastino. A la fecha prepara
la presentación de su obra número trece, “NO MORE, novela en
tiempos de blog”, a través de escritores.cl.
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