por
Adriana
Lassel
La
vida literaria de Ernesto Langer Moreno tiene ya varias décadas en
las que ha publicado cuentos, novelas y poemas. Su primer libro aparece
en 1978 manifestando una joven vocación poética que todavía no era
dominante. El seguía estudios que proyectaran su vida futura: después
del liceo busca realizar una labor periodística a la cabeza de
un diario regional, pero las circunstancias políticas del país bajo
la dictadura de la Junta militar se lo impiden. Su vocación literaria
sin embargo se va afirmando y continúa con una colaboración periodística
en algunos diarios en los que publica poemas y cuentos. Más tarde,
la novela “Arqueología de un retorno” (2008) le valdrá una invitación
al Salón Internacional del Libro, de Argel (Argelia).
Su reciente libro “Poeta en el oficio de la vida” (2019) es la
afirmación enérgica y sin reticencias de su personalidad
poética. Los poemas se entregan con sencillez como en camino
directo de la conciencia íntima a la palabra liberadora.
Sin caretas sociales, sin ningún obstáculo el poeta afirma:
“Hago aquí uso del derecho/ de ser yo mismo/a corazón abierto/
sin ninguna careta” (Declaración inicial, p.5)
En la poesía el poeta encuentra su ser y en la palabra su osamenta. Pero
a veces, en combate titanesco, ella se disocia de él, está cerca, lo acecha,
lo posee, lo consume. El poeta vive la poesía como el hombre vive a su amante:
“No me quiere
lejos de ella / y me persigue / me seduce / me enamora” (Nocturno, p. 13)
Vive también la poesía como la esencia de su vida, como el maná en el desierto,
como el aire que se respira: “Para mí la poesía es como un río en que/me baño
de la mañana a la noche/ Y también cuando sueño/ en un impulso irresistible que
me sigue/ donde vaya” (La poesía y yo, p.27)
Y al reconocerse poeta, se reconoce también un poco loco: “Los poetas somos un
poco locos/ para llevar la vida que llevamos/ todo el día de la mano del lenguaje/
nombrando las cosas y mostrándolas” (Los poetas somos p.36)
Al avanzar en la lectura se tiene la impresión de que el
poeta vive encerrado en una cárcel represiva
que lo convierte en un pájaro sin alas. ¿Es acaso
la materia humana esta cárcel? ¿ la vida cotidiana?
Sin embargo es el mismo poeta que canta a su
libertad de ir por donde quiera recorriendo los
caminos/ de cualquier lugar. Es el mismo poeta
el que exclama: “Vengo de algún
lado/hacia un destino incierto/Donde no pienso quedarme/
porque ningún lugar es el mío/ Yo soy de todas partes
/ Mi verdadera patria/ no tiene fronteras” (Itinerario
personal p.28) En esta angustia existencial de
ser y no ser, ¿no hay un reflejo de lo que nos
atañe directamente a todos? El ser humano está lleno de paradojas, de contradicciones.
El poeta expresa aquí lo que somos.
La vida es un oficio que hay que asumir aunque a veces haya días en blanco.
La vida es una camino y una toma de decisión: escoger entre el hombre pragmático
y el artista: “La poesía jamás/ puso un pan sobre
mi mesa/ los negocios nunca dejaron/ satisfecho mi espíritu” (Autobiografía,
p.6) Pero encontramos que
los temas recurrentes de los poemas de este libro nos revelan una identidad
humana en la que nos reconocemos: el paso del tiempo, la muerte, el amor, la
rebelión. Los poemas de Ernesto Langer dejan ver al hombre y su intimidad,
al hombre que conoce la melancolía y que conoce también el placer de estar
entre amigos tomando vino “mientras el tiempo pasa”. Destacan por su belleza
“Volveré a la tierra”, “La casa de mi abuelo” “el olor de mi juventud”, “todo”.
Como no existe lo grande sin lo pequeño, los versos de Ernesto Langer se
detienen también en lo que son instantes de la vida, hechos de lo cotidiano:
canta al día que llega, a una mujer que cruza en la calle, a las piedras
del camino o a los sueños del ciruelo. Se diría que cada pulsación del poeta
da lugar a un verso. Canta y dibuja, simplemente, porque es un poeta:
“Yo simplemente escribo / Sin un motivo / Solo por gusto
/ Por escribir / Para estar vivo” (p.75)
Pero lo que el poeta quizás no buscó es la humanidad que da, con sus palabras,
a todo aquello a lo que canta.
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