Una ojeada voyerista a la Poesucia

 

por Jorge Etcheverry

 

Desde el otro lado del mundo, me enteré de la existencia de la Poesucia a través del Facebook. La presencia irrevertible y cotidiana de los nuevos medios, o medios sociales, especialmente el facebook, nos plantea algunos problemas. De alguna manera, lo que uno dice o postea se supone que entra al dominio público, al menos para los “amigos”, lo mismo pasa con anécdotas, fotos, reflexiones y—supongo—textos poéticos. En este terreno hay a veces una sensación de internarse por caminos inéditos.

Teóricamente, no habría mejor manera de expresar y difundir una literatura rupturista que en estos medios virtuales, que de alguna manera y con su enorme acceso potencial y gratuidad, amenazan las vetustas estructuras de la institución literaria y el mercado del libro.

Por otro lado, estos medios muestran las circunstancias vitales y anecdóticas que forman los lugares comunes de la vida. Pero este tema daría para mucho. Todo esto para justificar el hecho de escribir este comentario de una obra que conozco solo—y gracias, como decía, al facebook.

Se trata de la poesía de Poesucia, que ya desde la primera ojeada le parece al lector audaz, desenfadada, por lo tanto capta la atención, y luego uno verá que se trata de una escritura que explora a veces terrenos que son tan universales como evitados, al menos en sus expresiones más descarnadas, o mejor dicho francas. Por ejemplo, para el día del padre, Rayén Araya Cavieres, creadora y cultora de la Poesucia, escribía

Mi padre se murió, 
yo lo maté
hace rato
eso
porque nunca le compré 
la pescá nihilista
que los valores son relativos y la gueá
comentario intelectualoide de peña
que soy anarquista al peo y qué
porque me da paja compartir.

Mi padre se murió 
yo lo maté
lo descuarticé y tiré sus restos
por los cuatros puntos cardinales,
para que nunca se volvieran a juntar, 
porque nunca le compré la pescá nihilista
que todo es relativo y la gueá
"que si fuí rebelde sí, pero cuando era pobre, po"
y ahora que estoy viejo y cagao, 
me tomo dos copas de vino, 
escucho sol y lluvia en un cassette rayao
le digo a mis amigos que soy de izquierda
y me pongo a llorar como pobre agueonao

... Mi padre se murió
yo lo maté...

Recuerdo haber comentado en este mismo medio virtual del face, respecto a otro texto poesucio, que “hay que buscar los discursos vedados, llevarlos de la antipoesía al antisistema”. Qué más antisistema que el parricidio, pero cuando se lo despoja del dramatismo, como en ese poema—ya que aquí el uso de los coloquialismos obscenos, vulgo groserías, y su combinación con el habla normal, le da al texto una distancia mediatizadora que capta la atención.

Hay una reflexión crítica bastante seria sobre el discurso y la actitud social de una generación (o a lo mejor más de una) desde el punto de vista de su progenie. Se trata de la representación paródica de un discurso vacío y autojustificatorio, en el contexto implícito del fracaso histórico del proyecto político de la izquierda, o parte de ella, y de las generaciones que eran su sujeto.

Se juzga a este discurso y esta actitud en la persona del padre por haber dejado una herencia en que sus sucesores carecerían de posibilidades de cambio o desarrollo reales. Y, podríamos agregar, por la facilitación o indiferencia frente a la implantación del neoliberalismo más avanzado de América Latina. Los jueces serían la generación o generaciones cuyo proyecto fracasó con el golpe y el acusado se estaría ahogando en el vino de la autovictimización y autoconmiseración. Por supuesto, todo esto no aparece de manifiesto en este poema, que muestra el entramado de esa temática social que está vigente en las presuposiciones del lector. Este poema solo se cumple si trae a presencia este estado de cosas. Y así, curiosamente, la voz que soporta y entrega al poema irreverente se convierte en la frustrada portavoz de los valores, y en el fondo en asiento de la moral, por así decirlo.
De alguna manera, esa inmolación del padre, es un ejercicio ritual para liberarse del peso cultural que se impone, para sacar la voz como persona y como generación. Claro que este trauma no es, por supuesto, únicamente chileno.

Por ejemplo, en un artículo en el The New York Times del 4 de febrero de 1992 David Margolick dice que”When Child Kills Parent, It's Sometimes to Survive” .As the plays of Sophocles and Shakespeare attest, the crime of killing one's parents is as old as civilization itself”. Pero este poema lo contextualiza y arraiga de manera eficaz en la sociedad contemporánea chilena.

La autora y acuñadora del término poesucia, Rayén Araya Cavieres, se explaya un poco sobre la base por así decir programática de la vinculación del lenguaje soez cotidiano con otras formas del habla coloquial en su definición de este sub o para o infra género“.

“¿Qué es la poesía sucia? Algunos han preguntado x ahí.... luego de extensas discusiones inconducentes, indecentes, estúpidas y escupidas literarias el FPSPLF ha llegado a la conclusión de que se trata nada menos, pero muchísimo más que un concepto estético literario que utiliza al propio cuerpo como discurso político y cuyo fin último es atentar contra las bases del lenguaje del capital. Fin del comunicado.

Atentamente (Frente poesucio para la liberación falocentrística)”.

Por otro lado, Nedazka Pika poeta y gestora cultural de la agrupación cultural La Alternativa, se refiere a la poesucia en septiembre de 2016:

"Mi nombre es Nedazka Pika poeta y gestora cultural de la agrupación cultural La Alternativa. Nací en Santiago de Chile un 25 de octubre de 1978. Creo igual que Jesucristo en el hombre, que somos todos partes de un todo de un equilibrio del universo. Desde que tengo memoria me gusta la literatura y la poesía. Me gustan mucho las panteras el color negro y me encanta el otoño. Mi más grandes influencias en mi vida literaria es Nicanor Parra y una poeta muy especial que se llama Rayén Araya creadora de la tendencia literaria Poesucia que es un tipo de antipoesía sin calzones, por así decirlo”.

Así definí yo mismo al pasar a la poesucia en un comentario a un posteo del FB, y la conexión con la antipoesía en relación a la poesucia es algo que se le ocurre inmediatamente al lector. Pero en Parra, la dimensión del cuerpo está bastante ausente, como suele ocurrir en general con la poesía escrita por poetas hombres.
La identificación de lo femenino con lo material, corporal, telúrico, instintivo, sentimental, los ciclos naturales etc. es tan mítica y tradicional como la asociación de lo masculino con lo solar, cerebral, racional, etc.

Por otro lado, la antipoesía parriana surgió y se mantuvo en el nivel de la tradición poética, la institución literaria, donde opera su ironía/parodia, su humor. Claro que en ese entonces no existían los nuevos medios de comunicación social.

La antipoesía carece en general del lado incisivo, del filo urbano. En ella hay dentro de todo humor, junto a la ironía y la parodia, incluso a veces bonhomía y cierta ternura, que están ausentes del franco compromiso con la vividura, como diría Unamuno, actual, latinoamericana y urbana, de la poesucia—que creemos todavía en ciernes, en expansión, vacilante, pero reproductible y mutable porque manifiesta y muestra un estado de cosas cuya percepción es bastante generalizada, y frente al cual esta escritura crea o produce un tipo de discurso expresivo y crítico fructífero.

Lo que comparte, y de donde surge como natural concreción urbana, con la antipoesía, es la irreverencia y la introducción en la poesía de un segmento del discurso social, con más energía y desenvoltura de lo que se había hecho. Así, ya se va estableciendo esta práctica, que es indivisible de su concreción en eventos alternativos o no tanto, en tertulias, lecturas y tiradas de libros, comentarios y diálogo con lectores en el Face, sin que falte una dimensión metapoética a veces medio en chunga, en que el emisor poético asume la voz del público en un sentido u otro:

Poesucia?

que es eso?
esa wea no es arte
esa wea es basura
meh!! como si no hubiéramos tenido suficiente
con la tortura de la dictadura!!

O puede ser el diario, la bitácora del(a) emisor(a) poético(a) ficticio(a) (casi), pero a la vez una crónica de las vicisitudes de la producción de ese texto. La poeta internaliza y parodiza el juicio, la censura social:

Bitácora de una Poesucia

Dejate de escribir cochinás en el FB
y anda a buscar pega!
cabra weona

Ya en un tono más serio, Rayén Araya se refiere a veces brevemente a los principios poesucios. Aquí lo relativamente nuevo es el radicalismo de esta libertad de la expresión artística y la eliminación de algunos posicionamientos sacrosantos de ataque al sistema, ya que el feminismo y el leninismo también se descalifican, y hay una aparente ligereza al mencionar esa historia conocida pero negada e intocable en algunos medios, por ejemplo los movimientos revolucionarios convertidos en dinastías, etc. Desde el radicalismo de la obscenidad y la exposición corporal y fisiológica básicas, la crítica se levanta hacia otros niveles más “altos”. Pero también se reconoce al antecedente de Parra, presente en esa característica de la poesucia que es la autoparodia o autoironía, que aquí se encuentra en un grado mayor que en otras manifestaciones poéticas.

Rayén Araya Cavieres escribía el 25 de febrero:

“Creo que el arte es la máxima expresión de la libertad humana y cuando empezamos a censurar y reprochar obras artísticas bajo criterios políticos o morales como “el feminismo, machismo, leninismo y todos los ismos“ nos convertimos en los opresores y dictadores que criticamos tanto y por último, hay que reírse un poco de nosotros mismos también y que se acaben los tontos graves de una vez porfa!!!”

O estas palabras

“Hoy asistimos a una nueva era en que la poesucia se erige como nuevo templo yihadista de las letras. Dejamos atrás los modelos añejos, en que el arte debía ser considerado limpio, oloroso, bueno, bello, progre. Nosotros que somos los que vemos la poesucia, en todas las cosas de la vida, la incongruencia de los que dicen ser la vanguardia y en realidad solo buscan sustentar sus prácticas torcidas en modelos certificados, y manoseados de la falsa izquiernazidad”.

Así, el comentario explicativo, cuasi programático, se desprende de la necesidad de fundamentar el proyecto en curso y es testimonio de la recepción y práctica de un modo de escritura que está en proceso, podría decirse, de socialización. La relativa presencia y práctica social de esa producción poética—a través no tan sólo de los medios sociales, sino existiendo en recitales, peñas, happenings, publicaciones y autopublicaciones, etc. —lleva a la necesidad de clarificar y clarificarse esa escritura.

El cuerpo y su fisiología no son nuevos y ya está presente por ejemplo en Henry Miller y en una versión más decantada y limpita, en Deleuze y Guattari, así como en la concepción del cuerpo como único territorio, campo de batalla de resistencia, etc.Tampoco la poesucia es simple, es más bien una combinación de discursos. El coloquialismo de la grosería es una instancia de distanciamiento, y además los textos están sembrados de alusiones concretas a elementos sociales, institucionales, políticos coetáneos, elementos que en su clarificación pueden dar lugar al neologismo: “desconchetumarizando”, “desjaimeguzmanizando”, “desoquimizado”.

Entonces hay una actitud crítica o de denuncia de la realidad social, una desacralización de lo somático, una injerencia de la obscenidad, una relativización y banalización coloquiales del mundo del habla heideggeriana, la unidimensialidad marcussiana, la alienación marxista, captados en su funcionamiento social, teniendo como operadores la auto parodización y autoironía del hablante, la presencia de lo erótico, que subsiste y tienta, frente a lo fisiológico, el feísmo. En versión chilensis. Se puede decir que todo esto ya tiene antecedentes, pero la combinación, el producto, son bastante nuevos en Chile. Y cuesta creer que no broten o hayan brotado formas poéticas similares en otros lugres del mundo, al calor del entorno luminoso y putrefacto de la civilización urbana en su expansión y lenta e inexorable digestión de culturas y pueblos, y en la ebullición de los nuevos medios.

 

 
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