Escribiendo en plena pandemia

 

Por Víctor Bórquez Núñez

 


 
El escritor tiene un extraño compromiso dual: consigo mismo y con el medio en que se desenvuelve. Generalmente su actividad escritural lo obliga a tomar posiciones, bandos, encariñarse con una causa y denostar de otras. Se equivoca y alcanza cumbres de creatividad a la vez que se queda atónito respecto de ciertos procesos que, tarde o temprano, serán material de escritura.

Lo anterior para darnos cuenta que en plena pandemia cuesta escribir, porque aquello que suponíamos pasaría luego, llegó para quedarse, modificando nuestros rituales más internalizados. Dejamos de socializar, dejamos de tocarnos y abrazarnos para incorporarnos de lleno al mundo de las conexiones virtuales, de los correos y los mensajes digitales. Dejamos atrás la etapa del acercamiento para aproximarnos, de manera paulatina, a una era del contacto a través de redes y tecnologías varias.

Ahora quedan en el recuerdo los días iniciales de la pandemia, donde el tema del coronavirus era apenas un segmento en medio de noticias, reportajes, artículos de opinión y crónicas políticas, deportivas y culturales. Era otro tema, era un tema aparte, un dato que pocos consideraban importante hasta que se dejó caer sobre el planeta, golpeando con tal fuerza que el panorama actual, con su distanciamiento físico, las cuarentenas, las fases 1, 2 o 3, los cordones sanitarios, las mascarillas, el alcohol gel y el lavado de manos parece un chiste de un escritor trasnochado que ha gastado sus neuronas con un cuento en clave distópica.

La pandemia es el eje de nuestras vidas y hoy parece algo inusual leer noticias o enterarnos de sucesos que no estén conectados o determinados por el coronavirus que, de una plumada, dejó al mundo sin espectáculos, sin festivales, sin competencias deportivas, sin premiaciones anuales, sin la posibilidad de ir a un restaurante o al cine, mientras la mitad del planeta ha hecho del teletrabajo una manera nueva de adaptación a la adversidad.

En medio de tanta locura ambiente, se alzan voces de protesta de columnistas que se están negando a escribir acerca de esta enfermedad, prefiriendo la originalidad de referirse a otros temas, exaltando aquellos acontecimientos que nos recuerden que seguimos siendo seres humanos, sensibles y necesitados de sorpresas, de cuestiones variadas que demuestren que existe algo más allá del Covid 19.

Cabe entonces la pregunta necesaria: ¿qué sucede con los escritores hoy? ¿Están escribiendo acerca de la pandemia? ¿Hacen de esta enfermedad un tema literario poderoso como para crear un libro, un cuento, un poema que sea significativo y no naufrague en el lugar común?

Acaso estamos todos encerrados en la misma idea obsesiva: solo importa la pandemia, la cuarentena, las penosas consecuencias de un virus que nos ha demostrado cuán frágiles somos, alterando nuestras historias y colándose en nuestra mente para advertirnos que no somos más que seres tan débiles que no supimos ni siquiera prepararnos para el caos.

De esta manera, los escritores serán acaso las voces más autorizadas cuando surjan esas novelas respecto del terror al virus, de cómo amamos y sobrevivimos en estos años locos de pandemia, de incertidumbres y de noticias tan falsas como apocalípticas.

¿Qué será el producto de todo esto? ¿Estará incubándose un nuevo “Ulises” en algún encierro forzado en alguna parte del mundo? ¿Tendremos acaso una nueva “Cien años de soledad” escondida en un archivo de un PC mientras el escritor espera el momento preciso para lanzarla? ¿Estará gestándose la novela definitiva que tenga como telón de fondo esta época loca para la que nadie nos preparó?

Recordamos entonces que en 1918 se extendió por toda Europa la mal llamada gripe española, pandemia que significó cuarentenas, muertes y pesares similares a los de hoy. Recogemos en la Web datos importantes para considerar: en marzo de 1918, en la localidad gerundense de Palafrugell, un joven escritor llamado Josep Pla inició el día 8 un diario que luego se convertiría en libro: “El Cuaderno Gris”. Aquí su primer párrafo:

«Como hay tanta gripe, han tenido que cerrar la universidad. Desde entonces, mi hermano y yo vivimos en casa, en Palafrugell, con la familia. Somos dos estudiantes ociosos».

En una época donde ni se soñaba con redes sociales, los hermanos Pla hicieron de un cuaderno de apuntes en forma de diario un libro esencial para comprender esa pandemia. Un libro grueso de 800 páginas que se puede conseguir en versión e-book. Estamos a la expectativa de qué libros serán los que, dentro de algunos meses, den cuenta de los años tristes en que estuvimos viviendo en peligro debido al virus del Covid 19.

 

 


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