por Miguel Ángel Núñez

El escritor uruguayo Rafael Courtoisie dejó muy en claro que su libro acerca de su “residencia literaria en La Calera”, es “una mezcla de ficción y realidad”. Eso le permitió recrear en su libro una ciudad con una perspectiva distinta y habitada por personajes que viven, por estos lados, situaciones que uno ni se imagina.

Rafael Courtoisie estuvo en La Calera unas tres semanas conviviendo con los caleranos y los fantasmas de su desbordante imaginación, que también permitieron que se pasearan por las estropeadas calles caleranas autores como Vicente Huidobro, Nicanor Parra, Bolaño, Borges, Bioy Casares, entre otros cuyos pasos consigna en el libro.

“El Ombligo del Cielo” se llama la novela –que ya tiene una segunda edición- y es la historia de la búsqueda incesante de una ilusión, que, según el autor, se alojó en La Calera hace muchos años, y que sobrevive en la ciudad y hasta cambia de domicilio constantemente para esconder sus secretos.

La elección del autor uruguayo no fue al azar. Sabía que la ciudad tiene bastante de diferente respecto de otras urbes chilenas. También es dueña de una historia donde le cupo un papel destacado como el sitio crucial en el transporte ferroviario del país. Y, que la imaginación -derivada en mito- es una constante calerana.

Aquí los muertos se mueren un par veces antes de morirse definitivamente; las reinas se van al Cielo, sin saberlo, bordando manteles sentadas en la línea del tren; el diablo vive sólo a algunas cuantas cuadras del centro de la ciudad; y hay brujos, de carne y hueso, que presienten hasta lo que uno está pensando, entre otras cosas.

Rafael Courtoisie recolectó todas esas historias surgidas de las ferias, de los barrios, de las conversaciones caleranas y las mezcló en su mágica manera, conteniendo en sus páginas un mundo fantástico y eminentemente literario. El autor decía que le deslumbró lo que le contaron los caleranos, lo que lo alejó de la idea tradicional de hacer de su breve residencia en la ciudad una tradicional crónica de viaje.

“En La Calera –ha dicho el autor por el mundo- encontré una mirada sobre Chile, un país muy excepcional en América Latina, confinado entre cordillera y mar. La confluencia de todo eso, más cierta idea de la aventura, de la búsqueda y del suspenso, hizo que mi beca se convirtiera en una disciplina absolutamente propicia para escribir una novela, donde la realidad y la fantasía fueran una sola”.

En “El Ombligo del Cielo” aparece, por ejemplo, el fantasma del malogrado escritor Roberto Bolaño. No es un guía o un maestro de Courtoisie. Es, en el libro, un “amigote” que le cuenta cosas de la vida que son verdad y cosas que son mentira, pero que se entremezclan de tal manera que crean una mágica realidad que sólo puede tener, por lo menos por estos lados, por escenario a La Calera.