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CÓMO CONOCÍ A MANUEL ROJAS |
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En un encuentro de escritores realizado en Concepción se discutió sobre la literatura social y su antítesis , la literatura imaginativa. En realidad, yo no me inscribía en ninguna de esas dos tendencias, no estaba capacitada para la primera, no me interesaba la segunda y si había alguna novela que podría tomar de ejemplo en esos momentos era la primera obra de Efraín Szmulewicz « Un niño nació judío ». La novela es la emotiva historia de una familia judía polaca en los años anteriores a la segunda guerra mundial. Vale decir, un fondo realista e histórico sobre una historia auténticamente humana. En las vacaciones de invierno de 1958 asistí a un cursillo que daba Manuel Rojas sobre Redacción y Estilo. Manuel Rojas era el escritor del que se hablaba en esos momentos, después de la aparición de su novela « Hijo de Ladrón » y de su reciente premio nacional de literatura. Se le consideraba un nombre importante en la literatura realista chilena. Era un escritor marcado por una existencia difícil y andariega. Abandonó pronto los estudios, obligado a ganarse la vida en los más variados oficios. Conoció una gama de tipos humanos entre ellos obreros anarquistas de quienes aprendería el oficio y otros aspectos de la vida. Sus primeras lecturas le significaron ahorrar los centavos que su madre le daba para comprarse un libro (« Los náufragos del Liguria », ll tomo) o bien, leerle el diario a una vecina de mala vista donde se publicaban folletines. Autodidacta, poseía un innato don literario y sobre todo, una rica experiencia de lugares, hechos y personas que él plasmaba en sus cuentos y novelas de carácter realista y profundamente humanos. Era un hombre sencillo y auténtico que hablaba sin palabras técnicas complicadas. Se le notaba su autodidactismo. En un comienzo me dió la impresión de un profesor de liceo, del primer ciclo de humanidades. Nos habló de la puntuación : « Se siente en los oídos el sonido de la entonación. Donde hay pausa,hay coma ». De la coma y del punto y coma pasó a la oración simple y la compuesta. Yo sabía que hablar de las características formales del lenguaje era la mejor manera de desanimar a un novato. Pero en aquellos tiempos en que no existían los talleres literarios-los que después pulularon-, Manuel Rojas va a ser un precursor en enseñar a redactar y en enseñar a cómo ser un escritor Captó toda mi atención cuando dijo que él mismo, en un comienzo quería aprovechar sus experiencias, la gente que había conocido. El problema era : ¿por dónde comenzar ? Lo natural es que el escritor aprenda de los otros, de sus propias lecturas, pero lo que enriquecerá su imaginación, decía, es la observación. « Henry James no basó sus obras en una imaginación sin base real. Para escribir una novela norteamericana buscó un asunto norteamericano. Buscó un símbolo que represente este asunto. El asunto central, además, tiene asuntos satélites que lo enriquecerán ». La importancia que Manuel Rojas daba a la observación de la realidad me recordó cuando el profesor Doddis, en el Pedagógico, nos hablaba de Aristóteles y de su influencia en el arte y las literaturas medievales. Ya en el siglo lV AC. Aristóteles mostraba la importancia de la observación en la comprensión del mundo !
Manuel Rojas agregó, como elementos fundamentales para formarse
como escritor, además de la observación, la lectura, la reflexión
, el ejercicio mismo de escribir. Dió ligeramente elementos de técnica
de la narración para terminar diciendo : « Escriban como ustedes
piensan, sienten e imaginan ». O sea, la vieja frase « Le style,
c’est l’homme ».
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