Poemas de Claudio Bertoni
 

iial

 

Monte Everest


yo no necesito energías

para subir el monte Everest

yo las necesito

para quitarme los calcetines

para lavarme los dientes

para llevarme la comida a la boca.

De “De vez en cuando

 

Garota


Sube

una mina

deliciosa

a la micro.

No termino

de darme cuenta

todo lo deliciosa que es

cuando habla en portugués.

Casi me muero.

De “No faltaba más

Encima

del cuaderno

verde un encendedor

calipso un teléfono celular

Nokia en una bolsita de plástico

una fotografía de una vagabunda envuelta

en una frazada escocesa sentada en un banco

del paseo Ahumada frente a Falabella y encima

de la fotografía un pasaje de Tur Bus para volver

a Santiago si ti.

De “No faltaba más


 

Aullando


pensé apagar la luz

y esconderme detrás de la puerta

en la cocina o el baño

mientras subías yo escribía

cuando entraste aullando

que no habías parado un momento

en todo el día

pusiste una bolsa en la silla

tiraste lo que parecía un libro

envuelto en papel plateado

encima de la cama

y el resto lo pusiste

en el refrigerador

mientras yo me alegraba

de no haber sido encantador

ni sorprendente.

De “Piden sangre por las puras

 

Sobre todo


estoy comenzando a tener

brazos de viejo, cuello de viejo,

manos de viejo, piernas de viejo,

pantorrillas sin pelos, pelos

de viejo

largos y escasos

y blancos, claro,

y manchas de viejo

y tetas de viejo

y preocupaciones de viejo sobre todo.

De “Ni yo

 

A long time ago


un poeta mejicano

nos dedicó un poema

a mi novia y a mí.

¿por qué a mi?

si se acostó con ella.

De «No faltaba más»

 

(no faltaba más)


Es cierto,

cometí errores

y lo siento.

Pero debes

comprender:

yo era joven

inexperta y

muy caliente.

De «No faltaba más»

 

No hay por donde


murió tolstoi murió freud murió dostoievsky

también murieron bach el dante y charlie parker

¡genios si los hay!

pero tampoco basta

ser normal:

murió willy duarte

murió don pepe

murió mi mami.

De «Harakiri»

 

47


los turistas norteamericanos tienen plata

¿por qué no somos todos turistas norteamericanos?

los turistas japoneses tienen plata

¿por qué no somos todos turistas japoneses?

los turistas alemanes tienen plata

¿por qué no somos todos turistas alemanes?

los turistas con plata tienen plata

¿por qué no somos todos turistas con plata?

De «Harakiri»

 

Mi padre y yo


Íbamos de viaje entre Valparaíso y Santiago

Pasado el túnel Zapata un poco antes de llegar a Curacaví nos detuvimos

/a orinar

Bruno abrió el capot del auto mientras yo miraba el cielo y las nubes juntarse

/con la cordillera de la Costa

Eran como las dos de la tarde un día de semana y no había mucho tráfico

/en la carretera

Yo me puse los anteojos ahumados y Bruno se puso las manos en la cintura

El asfalto sudaba detrás nuestro y no decíamos nada

Bruno se acercó un poco a la cerca de alambre de púas para ver pasar

/una acequia

Yo me volví a mirar un camión que pasaba

Bruno estaba cerca de los tapabarros delanteros y yo de los traseros

La tapa del radiador estaba dada vuelta junto a su boca y la carrocería del

/auto ardía

/como el asfalto

Nos mirábamos a la pasada sin darnos cuenta cuando nuestras miradas se tocaban

en los cerros

en el cielo

en un potrero

Vamos dijo mi padre

Ya voy le contesté

Retrocedí hasta el auto

Abrí la puerta y me senté

Bruno vino después

Lo ví parado delante del tapabarro derecho

Escuché rodar el hilo de la tapa del radiador en el hilo de su boca

Cerró el capot de un golpe

Y lo aseguró con la presión unísona de sus manos

Sin que me viera verlo miré su pelo

Y cuando levantó la frente le ví la cara

Abrió la puerta y le ofrecí los anteojos

Se los puso sin decir nada

Un rato después lo volví a mirar

Le ví la oreja derecha

Y volví a mirar el camino.

De «El cansador intrabajable»

 

Instrucciones para ingresar a un monasterio


vivir en las afueras de un monasterio

como en un paradero de micros

y el día menos pensado

subirse a un monje que vuelve del bosque

y entrar en el monasterio

De «Ni yo»

 

Ultimátum


claudia

o como te llames

no eres sino una más

una aguja más

una ausencia más

un pantalón más

un par de gigantescas tetas más

que me desertan

que me abandonan sin querer

y yo

y nadie más que tú sabemos

que había que acostarse

y nada más

De «Una carta»


Claudio Bertoni Lemus (Santiago, 1946) Con-Cón, fotógrafo. Ha publicado El cansador intrabajable(Inglaterra, 1973), El cansador intrabajable II (1986), Sentado en la cuneta (1990), Ni yo (1996), De vez en cuando (1998), Una carta (1999), Jóvenes buenasmozas (2002), Harakiri (2004), No faltaba más(2005), Dicho sea de paso (2006), Rápido antes de llorar (notas, 2007), En qué quedamos (2007), Piden sangre por las puras (2009), Chilenas (Fotografías, 2009), Desgarraduras (fotografías, 2009), Fragmentos escogidos (recopilación de entrevistas, 2010), ¿A quién matamos ahora? (2011) y Adiós (2013).

 

 

 

 

 

Libros en formato EPUB

Clic sobre la portada para leer libro

   

© Escritores.cl - Todos los derechos reservados 2017
Editorial@escritores.cl