Por Jorge Etcheverry
Ante todo debo aclarar que no se trata de un libro impreso,
sino de un manuscrito que ha estado en mi posesión por décadas.
Entre los poetas que produjeron obra en la segunda década de
los 1960 y comienzos de la siguiente, hay varios o muchos que
por no haber publicado libros o en las revistas de la época,
la mayoría de carácter institucional o ligadas directa o indirectamente
a universidades, quedaron afuera de las nomenklaturas y recuentos,
que intentaban establecer la pertenencia de los diversos actores
a las agrupaciones poéticas que llamaron “históricas”.Así hay
poetas que publican episódicamente, ligados a uno u otro grupo,
como Alexis Monsalves, vinculado al grupo o tendencia poética
la Escuela de Santiago y que aparece publicado por ejemplo en
un número de la revista Humboldt*, habiendo participado
en varios recitales. Practicante de las artes plásticas, la danza
y un afín a la experimentación psicodélica y la medicina alternativa,
fue una especie de gurú semi oficial en algunos círculos limitados,
pese a su proveniencia del Partido Socialista, en la secundaria,
y posteriormente a la Vanguardia Revolucionaria Marxista, agrupación
precursora de la izquierda revolucionaria surgida a mitad de
los 1960. Otro nombre que se nos viene a la memoria es el de
Cayo Evans, que participó en el Grupo América, y en algunas publicaciones
ya que “Esta agrupación publicó los llamados Cuadernos del
grupo América, hojas mimeografiadas con poemas de sus
integrantes y también la antología Seis poetasuniversitarios,
que incluyó poemas de Franklin Martínez Richards, Jaime Silva,
Jaime Gómez Rogers (Jonás), Jorge Etcheverry, Oscar Evans y Bernardo
Araya (Tristán Altagracia)”* *La figura más conocida entre estos
jóvenes es la de Paolo Longone, bastante popular entre la juventud
santiaguina a nivel universitario, poético y artístico. Fue publicado
en la antología 33 nombres clave de la actual poesía chilena,
publicada por la revista Orfeo en 1968.
Pero el autor que nos preocupa hoy es Edmundo Magaña, fallecido
en 2013 y que fuera un destacado antropólogo, quien a comienzos
de los 1970 me entregó el breve manuscrito poético titulado Crónicas
de provincia, que consistía en una docena de hojas de tamaño
oficio. Uno de de esos poemas fue publicado en una revista mimeografiada
de corta duración, Los tordos, que circulo fugazmente
sobre todo a nivel de los jóvenes adictos a la poesía en el Instituto
Pedagógico de la Universidad de Chile y otros lugares de Santiago.
La poesía de Magaña, y nos restringiremos a algunos de sus elementos
que se dejan ver en los dos poemas que reproducimos a continuación
de esta nota, no es lírica, sino sumamente lúdica, fuertemente
coloquial, humorística aunque sin elementos parrianos, ya que
este autor no escribe teniendo a la poesía lírica como trasfondo
o referente, para desarrollar una anti poesía y entrar en una
diálogo juguetón con los poetas, como pasa implícitamente en
Parra. Esta polémica subyacente con la poesía tradicional no
está presente en Magaña. Lo que si hay son referencias a figuras
históricas de la revolución y la lucha social y otras, y a la
cultura pop: “Un retrato de Bakunin movía los ojos”; “Lenín tomaba
café con Pola Negri”. Las alusiones a la revolución, el compromiso,
están inmersas en la tendencia lúdica a que nos referíamos y
son más bien menciones, quizás no desprovistas de un cierto grado
de exaltación o entusiasmo , de los elementos podríamos decir
prácticos de la lucha callera, como vemos en el primer poema,
que no lleva título:
“Nos dijo que guardáramos/
los
tubos de dentífricos para hacer balas
y las botellas de Pisco
para las bombas Molotov”.
Así en el segundo poema “El circo”
Y
el arlequín que repartía estrellas
rodeado de nubes.
Y el arlequín que repartía fusiles.
o,
TAMBORES.
Ha comenzado la Guerra
Popular.
TAMBORES.
We shall overcome.
El estado de ánimo que subyace a los poemas es curioso, perturbador,
inquietante pese a la seudo comicidad y el humorismo, o quizás
precisamente por la presencia de estos, y su contribución a una
combinación heterogénea de elementos. El stimmung que
subyace a los poemas de las Crónicas, es uno de dislocación,
un elemento hipostasiado que queda indeterminado, es extraño,
no corresponde a algo definido, que pareciera querer abrirse
paso a la superficie de lo manifiesto en el poema, y que obtiene,
entre otras cosas, mediante la yuxtaposición de elementos culturales,
las imágenes y alusiones de procedencia variada. Por ejemplo,
la Wolf 359 que aparece en el poema sin título, es una estrella
enana de la constelación de Leo. Los “Chicos de Lankashire”,
que aparecen en el poema El Circo, aluden al grupo The Lads of
Lancashire, compuesto por 8 niños intérpretes de baile donde
Chaplín, a los 9 o 10 años, se inició en la vida artística.
De esta serie de elementos están las figuras icónicas a que
nos referíamos, y que forman parte de la galería de personalidades
heroicas o fundacionales que llenan los manifiestos de partidos
y la historia del celuloide, etc.Un elemento importante, más
patente en el primer poema, es la intervención del emisor poético
como interlocutor en un diálogo, donde, como se veía, intervienen
otros personajes, como Lenín y el Maestro.
Como elemento referencial, de contenido, se insinúa una versión
de la acción política directa, de una manera lúdica que es en
cierto modo una exaltación, que incluso pareciera glorificar
esa violencia o celebrarla. No con imágenes más tradicionales
de la lucha social, con el heroísmo pétreo, angular, dramático
y tremebundo de puño en alto del póster soviético, sino en términos
humorísticos, vitales, incluso cómicos. No hay que olvidar en
ese tiempo se celebraba en algunos medios la violencia revolucionaria. Marx dice,
en El capital, que “La violencia es la comadrona
de toda sociedad vieja que lleva en sus entrañas otra nueva”.
En los momentos de la escritura de estos poemas, había sectores
que lo creían sobre todo en la izquierda revolucionaria. Por
ejemplo el MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria) basaba
su accionar en una Tesis Insurreccional y en su propaganda y
educación política había un acápite de “Apología de violencia”.
Así, la Vanguardia Organizada del Pueblo (VOP), surgida básicamente
como una de las escisiones o desprendimientos del MIR, y organización
en que militó Magaña, ejercía y proclamaba la acción directa
de manera a veces controversial. Sin embargo, no hay presentes
en los poemas que componen las “Crónicas de provincia” incitaciones
“en serio” a la lucha revolucionaria, al combate, etc., entonces,
carece de la configuración de la poesía política, no se trata
de una poesía “comprometida” ni “testimonial”, como se supone,
o se espera que debería ser la poesía de un poeta comprometido.
A este respecto, se puede mencionar que la Escuela de Santiago,
grupo poético de segunda mitad los 1960, comienzos de los 1970,
y que se dio a conocer por una poesía, o textos, más o menos
neo vanguardistas o experimentales, era casi completamente mirista,
y participó en general en el Grupo América, junto a otros poetas,
en esta agrupación que, también en esa época, llevaba poesía,
y música a fábricas y poblaciones en Santiago. O a lo mejor hay
que incluir la poesía y la práctica política de Magaña en el
ámbito de los sesenta, época privilegiada que permitía esas combinaciones
al interior de empresas vitales, culturales y políticas de los
actores poéticos, como que queda de manifiesto en el libro de
entrevistas de Soledad Bianchi, La memoria: modelo para armar.
Grupos literarios de la década del sesenta en Chile. Entrevistas.
(Santiago de Chile. DIBAM, Centro de Investigaciones Diego Barros
Arana, 1995).
En la poesía de Magaña hay elementos generacionales estilísticos
y de contenido. Por ejemplo, y refiriéndonos a uno de estos temas,
es difícil que el poema “El circo” no nos traiga a la memoria
el libro homónimo de Jaime Gómez Rogers (Jonás), publicado
en 1970, en que aparece el zoológico como tema, así como la jaula,
que están en el poema de Magaña que mencionábamos:
Los leones y el gran chimpancé,
en
2 jaulas redondas.
Temas, tanto el circense como el confinamiento en jaula, de
zoológico y otras, son temas que recorren libros y performances
en la poesía chilena contemporánea.
Así, se encuentran rasgos y elementos propios de la poesía de
los sesenta, con su pluri discursividad poética, los elementos
pop y de cultura contemporánea, la tendencia al lenguaje coloquial
y la ironía, la presencia de rasgos que denotan el crucial contexto
político, social y cultural que entonces se manifestó, que se
está viviendo, que de alguna manera se continúa hasta el presente.
*“El poeta Julio Piñones, entrevistado por Soledad Bianchi (Bianchi
1991), dice “lo había usado, (se está refiriendo al uso de un
seudónimo) en una serie de poemas que mandamos con Erik Martínez,
Jorge Etcheverry, Naín Nómez, e incluso Alexis Monsalves a El
Corno Emplumado de México y a Humboldt de Alemania”, Zapas
y merodeos:Corpus, temas y problemas de literatura. Walter
Hoefler, Editorial Universidad de La Serena, 2017,294 pp. p.
88
**Sobre el Grupo América: http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-94394.html
2 POEMAS DE “CRÓNICAS DE PROVINCIA”
Sobre la mesa del billar
entre
las bolas,
la abuela mecía a nuestro hijo tan lejano.
Un retrato de Bakunin
movía los
ojos.
Lenín tomaba café con Pola Negri.
Nos
dijo que guardáramos
los tubos de dentífricos para hacer balas
y las botellas de Pisco
para las bombas Molotov.
LAS BOMBAS MOLOTOV.
¡POR FIN!
Y galopamos tanto sobre la Wolf 359
que mi tumba se resintió.
(Las tumbas son un buen escondite).
AH,
y también las bombas incendiarias:
Una
botella de Pïsco.
Bencina.
Gasa.
Fósforos.
Y BUMMM
Mi maestro dijo:
Tú andarás siempre
con la soga al cuello.
EL CIRCO
Un canotier.
Una mano verde ha
cogido un clavel.
Los chicos de Lancashire preceden la caravana,
mientras algunos
marineros,
aguardan la caída de la luna
en una bola de cristal.
Los leones y el gran chimpancé,
en
2 jaulas redondas.
El pueblo es una flauta.
Los músicos han dejado un órgano
detrás
de los almendros
Y los oboes pendulan apacibles
de los cables telefónicos.
EXPECTACIÓN:
El viejo Franz
ha caído
del tejado de su casa
con el violín
clavado en el pecho,
entre las piernas de las bailarinas.
Sus cabellos azules.
Y el arlequín
que repartía estrellas
rodeado de nubes.
Y el arlequín que repartía fusiles.
Los payasos tocan sus tambores
de lata
Con el único extremo de los arcoíris.
En la casa del alcalde
Llueven
pétalos BH.
Un domador solitario husmea nuestra nube 99.
Llega Mac Millan con sus violinistas,
es
un submarino que ha dejado sobre los rieles
una paloma muerta.
Una paloma.
Un vagabundo rodeado de sonidos.
Dos ojos detrás de la estación.
EL MALABARISTA TIENE CINCO MANOS,
pero,
el reloj de Wensmister marca
las 7 horas
el anciano del balcón celeste,
que cuelga el teléfono en su brazo
arqueado.
ESE ES EL ANCIANO QUE TIENE UN CORAZÓN DE MANZANA.
Un payaso de papel de periódicos
da
volteretas en la plaza.
13 campanadas sacuden la tarde
botando
las hojas de los álamos
TAMBORES.
Ha llegado un niño
con un hormiguero en el estómago
TAMBORES.
Ha llegado un niño de
9 pies.
TAMBORES.
Ha comenzado la Guerra
Popular.
TAMBORES.
We shall overcome,
y un caballo transita muy tranquilo
y los brazos de esa bailarina
dos ramas
de eucaliptus.
FERROCARRIL AL VIETCONG.
VIAJEMOS.
Los violinistas arrean esqueletos
rosados.
Han caído armónicas de vidrio.
¿Dónde?
BAILEMOS.
Bailarinas, bailemos:
Vuestros trajes de flores marchitas
aún no enmohecen.
Abuela, dime,
¿cómo han huido tus
cadáveres?
¡ILUMÍNANOS SATANÁS