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Crónica Literaria
EN TORNO A LA REEDICION DEL CRISTO DE ELQUI
Jorge Arturo Flores
Cuando comentábamos la publicación de las Obras Completas dede Nicanor Parra (2006) en nuestra crónica literaria de Escritores.cl, nos permitimos efectuar una breve antología personal de sus obras. Y en ella, ubicado en el nicho político, indicábamos a Versos Pa(r)ra Desorientar a la Poesía (policía), los Artefactos y Sermones y Prédicas del Cristo de Elqui como unos de los paradigmas de su postura ideológica.No nos olvidábamos de sus Artefactos, pero creíamos que, sustentado fundamentalmente en el basamento poético, El Cristo de Elqui cumplía las condiciones necesarias para determinarlo como uno de sus mejores logros.
Reedición aumentada
En2007 la Universidad Diego Portales, que se ha especializado en publicar algunos textos de Nicanor Parra, lanza a la palestra el libro La Vuelta del Cristo de Elqui (2007), que no es otra cosa que la reedición de Los Sermones y Predicas del Cristo de Elqui (1977) y Nuevos Sermones y Predicas del Cristo de Elqui (1979), más cinco poemas no tan inéditos intitulados La Vuelta del Cristo de Elqui, que es el nombre de este nuevo texto en circulación.
En otras palabras, nada nuevo bajo el sol.
El prólogo está a cargo de Alejandro Zambra, el cual repite lo que muchos han dicho antes, aunque más contenido y buscando cierta trascendencia. Detengámonos un poco en esto. En general, todos los estudios sobre la obra de Parra pecan de academicismo, como que les resulta inadecuado enjuiciar usando el lenguaje de la tribu. No siguen el ejemplo de Parra. Se acartonan, se enrevesan, fruncen la boca, hacen muecas con ella, estiran el cuello, adoptan posiciones lejanas, muy distantes al verdadero mensaje de Parra. Lo mismo ocurre con los fundamentalistas respecto a Cristo. Mientras EL era simple, aquellos lo complican todo; mientras AQUEL era cercano, éstos, no sabemos por qué, se alejan; EL fue pobre, en cambio sus descendientes adoran el lujo, la riqueza y el poder.
Parra habla fácil, no “en difícil”. Hace reflexionar, reír y sonreír. En cambio sus exégetas noríen jamás ni esbozan alguna sonrisa. Serios, ceñudos, buscando las palabras más rebuscadas, van a las profundidades, explicando lo ya explicado, discurriendo conestructura hermenéutica sobre el trabajo del antipoeta, que solamente habla en el lenguaje de la tribu.
Incomprensible.
Al parecer la antipoesia, que no parece poesía por su aparente claridad, necesita que la encorseten con vocabularios oscuros para obtener las justificaciones que algunos obtusos aun no comprenden.
¡Dios los tenga en su santo Reino!.
Esta reedición ayudará a las nuevas generaciones a conocerel valor artístico del gran vate nacional, y, a sus admiradores, a gustar nuevamente del acierto de su poemática, puesto que las ediciones anteriores, pulcras y artísticas (Ganímedes), son inencontrables.
Trascendencia de El Cristo de Elqui
Si bien es cierto el Cristo de Elqui existió, Nicanor Parra lo cogecomosu hablante lírico y crea el personaje mítico. El verdadero Cristo (Domingo Zárate) vivió en los inicios del siglo XX. Sin embargo, Parra, conagudeza y su proverbial sabiduría, hace encajar su mensaje durante el tiempo de la dictadura militar que asoló Chile durante 17 años. Y lo hace de tal manera que vulnera la censura de esa época, pasando “gato por liebre” a los autodenominados “salvadores” de la nación (“Y ahora, ¿quien nos salvará de nuestros salvadores” decíauno de sus ingeniosos versos?).
También lo hizo con los Artefactos, pero éstos tuvieron suerte dispar. Recordemos que las tarjetas fueron quemadas en una universidad chilena, al mejor estilo de la Inquisición, ordenado por el rector, un almirante.
De esa forma, burla burlando, el Cristo de Elqui, es decir, la voz de Parra, enjuicia los tiempos totalitarios, no con la fecha contemporánea (1973-1991), sino recordando la época del general Ibáñez, el confinamiento de Pisagua (genial similitud), los problemas de alimentación, salud y revueltas sociales de ese período (Recabarren, Lafferte), etc.
Los censores, ingenuos ellos, no vieron mayor obstáculo en los textos y permitieron su publicación.
Muchos deben haber sonreído.
El valor poético de Los Sermones del Cristo de Elqui
Aparte de su matiz político, social y religioso, soterrado, irónico y mordaz, los dos libros de Parra traen a cuento su valoración poética. Nos recuerdanPoemas y Antipoemas y nos regala con un material artístico de alto rango, que lo hace, por cierto, diferente a los poetas nacionales, y, por qué no, a los extranjeros.
En este trabajo, nuevamente Parra planea a gran altura dentro del universo lírico, puesto que su concepto estructural (verso endecasílabo y alejandrino) satisface a quienes no han visto en él valor literario.
Los detractores, que lo miran desde muy abajo, son varios.
Recompensa a quienes, desde unprincipio, descubrieron una voz distinta, desacralizadora, fresca, remecedora de las dinastías poéticas que existían a la sazón. Revalida en su trabajo la intervención del humor, la ironía, el sarcasmo, la irreverencia. Se interna con éxito en el desarrollo del monólogo dramático, visto desde la perspectiva de un monje loco, hazmerreír de sus compatriotas, con delirios proféticos. Su chifladura,en muchos pasajes, entra en conflicto con los connacionales por cuanto tiene una racionalidad de la que carecen los llamados normales: la consecuencia con los principios.
De ahí, con seguridad, el rechazo general.
El factor religioso
Pero no sólo de política habla Parra.
El lado creyente, siendo él un agnóstico, presenta varios flancos que aprovecha el bardo para despachar flechas teñidas de ironía y sarcasmos, retratando las debilidades de la Iglesia Católica como también abriendo postigos a los evangélicos.
Todo, claro está, en la época delCristo de Elqui.
Sabemos que las irreverencias de Parra abarcan un amplio universo dentro del contexto nacional. Por ello, su trabajo literario cuenta con tantos guiños a personajes, escenas y hechos acaecidos durante la historia.
Acá los católicos no salenbien parados, situación que ha permanecido en el tiempo, por cuanto ya se notan ciertas fisuras en su poder y no todos comulgan conruedas de carretas.
En ese sentido, Parra tuvo atisbos visionarios en torno a la problemática católica.
Hace ver con fino ingenio las incongruencias que aprecia en el desenvolvimiento de las jerarquías eclesiásticas y en los que profesan la religión. En el fondo, el doble estándar, la inconsecuencia y el abandono de la raíz primigenia del mensaje cristiano. (¿No lo advirtió Ignacio Valente?).
Por ello la figura del Cristo de Elqui, con sayo, sandalias, cero apego a la cosa material, vibrante y convencido de su prédica, además de su consecuencia con lo que enseña, es el mejor reflejo de lo que debería ser un cristiano, un católico de veras.
Es raro entonces que las autoridades católicas no hayan reparado ni denunciado esos comentarios adversos a sus investiduras y posición social. Es extraño, porque han tenido en Chile una preeminencia dominante en materias políticas, sociales y económicas, olvidando muchas veces su verdadera misión en la Tierra.
¿Será porque la reflexión parriana “le pega en los cachos”?. Puede ser. Como sabemos, el mensaje de Cristo se ha desvirtuado en forma paulatina, especialmente en ciertas religiones creadas por los hombres.
Si Jesús retornara, la historia se repetiría exactamente como la primera vez.
Una reedición para disfrutar
Nicanor Parra, en La Vuelta del Cristo de Elqui, da con un palo tanto apolíticos, militares, empresarios como también a quienes han hecho de sus investiduras religiosas un medio para posicionarse en la sociedad, descuidando su auténtica tarea.
En suma, esta reedición muestra una vez más eltalento artístico de Nicanor Parra, el más grande poeta chileno vivo (para nosotros el más grande en la poesía chilena) y uno de los más trascendentes en la historia literaria, quien nos hace ver su sarcástica postura frente a la contingencia social, política y religiosa, regalándonos con versos que rondan la parodia, el drama, la fascinación, el ludismo y nos alegra el espíritu con sus magistrales hallazgos, esto ultimo, lo más difícil, puesto que la poesía en general no se caracteriza precisamente por ser interesante, entretenida, liviana o cautivadora, sino más bien lo contrario.
Excelente oportunidad para disfrutar de un texto espléndido y para ratificar, una vez más, la estatura universal del poeta chileno Nicanor Parra.
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