Crónica Literaria
“ La Pachacha” de Rafael Maluenda
Jorge Arturo Flores
A la diversidad temática de sus textos, une Rafael Maluenda el uso de un lenguaje claro y dinámico, que cautiva y provoca el natural interés del lector. Sus narraciones cortas están construidas según el metro antiguo: con principio, medio y fin. Sabe tratar el nudo dramático y estira conveniente la tensión. Es aplicado en el boceto de los personajes y no se aferra a la naturaleza para descripciones morosas que hacen desaparecer al personaje, sino las utiliza sabiamente para adornar el ambiente del relato.
Véase por ejemplo el celebérrimo cuento La Pachacha. Es la historia de una gallina de pueblo, bruta, sin educación, sumida en el barro y entre gallinas de de dudosa estirpe. Un día cualquiera es regalada por su dueña al hijo del patrón y éste, sin miramientos, la incluye en el corral donde habitan sus gallinas de fina clase. El encuentro es brutal y Maluenda retrata con ironía y sarcasmo la diferencia que existe entre los ricos y los pobres, entre las sociedades estructuradas sobre la base de la clase social, raíces y abolengo y las otras, las que no tiene nada, solamente sus ganas de vivir.
La reciben pésimo, pero algunas se acercan.
Posteriormente y merced a la picardía de la Pachacha, se integra, pone huevos, tiene hijos y se convierte en una más del selecto grupo.
Hay una crítica acerba para los arribistas y para los que están en la cumbre de la pirámide social. Entre media sonrisas y “como que no quiere la cosa”, Maluenda deja al descubierto una realidad social que se dio por mucho tiempo en nuestro país y que aun perdura en los pueblos alejados de la vorágine capitalina. En la gran urbe se nota menos, debido a la sobrepoblación y a que la meritocracia de los humanos ha conseguido importantes escalas sociales, pero no significa que no existan ghettos de descalificación social.
Al parecer es algo que nace y muere con el hombre.
El conocimiento de los gallináceos habla bien del autor y la forma como las califica y clasifica, diferenciándola del resto. Es muy bueno.
Finalmente la gallina arribista “muestra la hilacha”, como diría el pueblo: un día cae al corral otra congénere suya, de extracción humilde, tan rústica como ella, sucia y raída. Asustada frente al nuevo ambiente. Pues bien, la primera que se encarniza con ella, la discrimina y aun más la violenta a punta de picotazos es La Pachacha, voceando en voz alta la baja alcurnia de la desconocida y sintiéndose ofendida porque gallinas de medio pelo lleguen a corral tan distinguido.
Una feroz lección de crítica social.
La Pachacha se lee con deleite, a veces nos arranca alguna sonrisa. Otras veces no hace meditar sobre lo absurdo que es la división de clases sociales. Hay miradas a ciertas tendencias políticas (socialistas y demócratas), como también al advenimiento del modernismo (las incubadoras), con todos los cambios que ello provocará en la futura generación de huevos.
Sin duda alguna, Rafael Maluenda reunió las mejores condiciones para calificarse como un esplendido cuentista. Curiosamente su tarea literaria no ha perdurado en el tiempo, aunque posea temas actuales, y no tuvo el reconocimiento que muchos le adjudicaban: El Premio Nacional de Literatura.
Tal vez conspiró para que ese reconocimiento puntual y el aplauso general no llegaran a buen puerto al hecho de vivir en una época en que las ideologías se combatían fuertemente y abundaban las izquierdas por sobre las derechas, adjudicándose aquellas la gran mayoría de los laureles artísticos, excepción hecha durante el régimen militar que oscureció la democracia chilena.
Además está el dato importante: fue director de El Mercurio.
Todo puede ser en la vida.
Ya se sabe, la literatura nunca ha estado ajena a la política y muchas direcciones se doblaron por el fuerte influjo ideológico.
Una lastima porque Rafael Maluenda es uno de los grandes escritores chilenos y su tarea literaria perdura en el tiempo, este último, el único juez en el Parnaso de las Letras
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