Crónica
Literaria
LETRAS DEL ADULTO MAYOR
Jorge Arturo Flores
Los
talleres literarios
Los
músicos tienen el Conservatorio para estudiar y obtener el título
de tales, los arquitectos la Universidad al igual que abogados, ingenieros,
médicos, sicólogos, etc.¿A donde concurren los escritores
para titularse de algo?. No hay Universidad que dé el título
de escritor en sus gamas de poeta, novelista, cuentista o ensayista.
La mayoría es autodidacta, es decir, sin guía, sólo la
personal.
Para ir contrarrestando estas carencias, ciertos escritores, con alguna notoriedad,
ejercen un tipo de docencia literaria a través de talleres, es decir,
en reuniones periódicas van al grano en esto de desarrollar los talentos
artísticos de sus alumnos. Son muy específicos, al contrario
de las cátedras universitarias. En Chile existen muchos y de alguna
forma han servido para que los numerosos candidatos a escritor tengan una
fuente donde abrevar sus ilusiones y pulir sus dotes.
Algo es algo.
No obstante - como para todo hay una objeción - muchos peritos en el
tema miran despectivamente a los talleres de marras, aduciendo que no han
notado mejor calidad en los autores que publican o que no se observan grandes
progresos ni hemos obtenido mayor notoriedad internacional por lo mismo.
Cuestión de gustos.
Los
adultos mayores en las letras
A
los talleres en general concurren jóvenes con inquietudes artísticas.
Es lo usual, con los debidos privilegios. Es por ello que, entre las excepciones
a la regla, distinguimos los “laboratorios” literarios para personas
que están en el segmento del adulto mayor, una forma graciosa de tildar
a las personas que pasaron la barrera de los 60 o 65 años, respetando
de esa forma sus canas y evitando llamarlos ancianos o simplemente “viejos”,
esto ultimo, con el riesgo de tomar una connotación peyorativa.
Al menos en Chile.
A nuestra labor como columnista del periódico El Litoral de Constitución
(Chile), actividad que hemos ejercido por más de 15 años ininterrumpidamente,
nos llegan obras de diversa índole, entre los cuales nos ha llamado
la atención el trabajo que realiza el poeta y amigo Alfonso Jerez Jerez,
en Concepción, donde efectúa talleres de poesía. Su tarea
ha fructificado notablemente con la publicación de trabajos, los cuales
hemos comentado en las páginas del periódico en referencia.
El taller se llama “Estilos Literarios” y tiene una publicación
que se denomina “Lunas Plenas”. Quien cobija a todos es el Centro
Cultural Literario Adulto Mayor de Concepción.
Hoy tenemos en nuestro poder el quinto ejemplar.
La
poesía de quienes han vivido mucho
Las
personas que integran este taller y, en consecuencia, publican en el ejemplar
referido, no tienen mayores referencias literarias, salvo error u omisión,
con excepción, dicho sea de paso, de don Alfonso Jerez Jerez, poeta
conocido. Por ello entonces que los trabajos que se exponen en la revista
tienen un mayor valor, cual es el comprobar cómo personas que viven
generalmente solas, que han perdido seres queridos, poseen, en cambio, tranquilidad,
mantienen el amor y nos ofrecen, en concreto, una visión distinta de
la existencia: madura, consolidada, pero con singulares características:
una gran esperanza, un contento que se nota en sus letras, unas ansias de
guardar en términos literarios sus vivencias.
Están, sin duda, como en toda cuestión, las excepciones, y,
en ese sentido, inevitablemente se deslizan por las líneas algún
dejo nostálgico, cierta pena por las cosas extraviadas, el recuerdo
del paraíso perdido infantil y adolescente o la amargura por situaciones
que nunca más retornarán. Esto último, a veces, es lo
más terrible, porque tiende a reducir la mirada.
Los
que escriben
La
mayoría de los poetas que se inscriben en este bello poemario utilizan
bien el lenguaje poético, hay miradas a la natura, lo cual es lógico,
viviendo en una zona que se presta para ello, debido su la naturaleza pródiga.
El lamento hacia la pareja ida o el deseo de encontrarla también se
trasluce a través de sus versos. Hay palabras para la hermana y para
el abuelo pescador. Los hijos también suelen posesionarse de la composición.
Asimismo, hay elevados pensamientos en torno a las etapas cronológicas,
donde la primavera y el otoño ocupan lugar predilecto. Los nietos preocupan
a una abuela soñadora como también hay vueltas a la infancia.
Igualmente hay un vistazo a un gomero. Simple, pero no menos importante. El
amor al ulmo y su nacimiento, además, es grato a la vista.
Escriben: Berta Ramírez Fuentes, Nancy Traub Moller, Marisa navarro
Bermedo, Mireya Alis Ortega, María Eugenia Lagos, María Adriana
Meza de la Sotta, Alfonso Esteban Jerez Jerez, Daniel Donoso Carrillo, Clementina
Maureira Almarza, Carmen Inés Quijada y Luisa Valenzuela Romero.
Poetas invitados: Daniel Colque de Perú y Gabriel Rodríguez
de Talca. (Alguna vez también fuimos invitados a esta cena).
Cuesta sugerir ideas en materias tan delicadas, especialmente a personas que
tienen una sensibilidad distinta al común (por algo escriben), pero
no pecaríamos de inoportunos en sugerir que trabajasen el cierre del
poema y que la pluma no resbalara hacia la prosa, que es límite natural,
pero muy peligroso para la poesía. Hay que deambular con mucho cuidado
por esos lugares. Las metáforas e imágenes nos parecen bien
y saben utilizarlas, pero ojo con el hilo poético, reiteramos, que
la prosa esta ahí aguardándolos. Nicanor Parra nos escribió
en una dedicatoria: “Jorge, remember: la poesía nos une, la prosa
nos separa”.
Es difícil opinar, reiteramos, sobre poesía y su construcción.
Somos escépticos en cuanto a que exista una crítica literaria
objetiva o científica. Nada más alejado de nuestros cánones,
porque, creemos, todo lo que sale de nuestra interioridad está perlada
de subjetivismo.
Alone ya lo decía: la crítica objetiva, imparcial, científica
es perfecta, pero tiene un inconveniente: no existe.
Es por ello que sólo nos queda felicitar a los miembros de este Centro
Cultural, alabar su trabajo poético, celebrando sus sensibilidades
artísticas, que los hacen volar un poco más altos que el común
de los mortales. Pero deben tener presente que en Chile, al menos, la poesía
es íntima y numerosa, se escribe mucho, pero se lee poco y, peor aun
(en un mundo mercantilista), se vende nada.
Remember: la cultura no vende