(Antología de escritores chilenos residentes en el extranjero)

Castro David

David Castro Rubio nació en Santiago de Chile en 1957. En 1974, en plena adolescencia, llegó al Canadá, país donde reside desde entonces. A causa del golpe militar debió cortar intempestivamente todos los lazos culturales, personales, y afectivos con su país. En Chile estudió en el Colegio Internacional Nido de Águilas y en Canadá termina Administración en la Universidad Concordia de Montreal Todos sus ramos electivos fueron en literatura concentrándose en poesía. Actualmente se desempeña como técnico en administración y contabilidad, aun que su mayor dedicación y compromiso es con la literatura y la poesía en particular.
Su obra ha sido antalogada en EEUU, Canadá y el Reino Unido. En 2003, en Canadá, salió su primer libro, bilingüe y de largo aliento, ‘CLEO’, 120 paginas.


BIBLIOGRAFÍA RECIENTE

Libro: “CLEO”. Pgs.120; Mayo 2003 Biblioteca Nacional de Canadá, Datos de Catálogo: Castro-Rubio, David. 1957-; Cleo; (Colección de poesía); Texto en Inglés y Español. ISBN: 2-9802421-6-0; I.Título.II.Título: Cleo. Español & Inglés.

Revista:ALTER-VOX, Invierno 2002; 100pgs. Canadá. ISSN 1488-0784; Incluye mis poemas: A caballo en su silla, Incierto consuelo, El desamparado. Pgs 10-11

“BOREAL: Antologia de Poesía Latinoamericana en Canadá”. 2002; ISBN 1- 894019-99-7; 150 pgs. Incluye mis poemas: Puedo Verte, Así era la noche, Ángel del Amanecer, y Cajita de música. Editores: Luciano P. Diaz y Jorge Ercheverry; Publicada por Verbum Veritas y La Cita Trunca. Pgs. 83-85

 

DE A CABALLO EN SU SILLA


Arriba en los altos, en un tocador presuntuoso
Dos amantes se abrazan, silenciosos
Soñadores, todavía.

Olientes y exhaustos, profundamente envueltos
La bella de la estancia y su gaucho preferido
Se regocijan -
Pasando el tiempo:
Tocándose, besándose, aún contentos
Orgullosos por los triunfos
De la noche anterior.

Juntos,
Estos amantes pueden pasarse la llegada del día,
Levantándose sólo con el lucero de la tarde.

El aire está húmedo
La lluvia vendrá.
Un soplo de viento
Mece los visillos.
Afuera en el llano:
Corren siete caballos.

¡Oigan, oigan, el relincho atemorizado!
Corren los siete caballos.

Las noticias prenden:
Los siete caballos huyen
Hacia las colinas
En un vuelo endiablado.
Alguien grita: “¡Vamos tras ellos!”

Los amantes no oyeron
- Sus ventanas abiertas de par en par -
Estos amantes sólo oyen
Sus propios gemidos y lamentos.

Él la muerde en el cuello,
Los caballos corren desaforados.
Ella agita la tusa

Resistiendo la mordida.
Su amante la restringe
Sosteniéndola de ambos lados,
La hará suya
Y le dejará
Su mordisco
Marcado.

- La llamarada de un rayo estalla
partiendo el cielo -

Los jinetes montan
Azotando y azuzando sus caballos
A correr, a correr, a galope tendido.

Caballos vigorosos disputándose la carrera,
Dejan sus huellas
En el pasto largo mojado.


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