(Antología de escritores chilenos residentes en el extranjero)

Nef Jorge

Jorge Nef Nació en Santiago, en 1942, y actualmente reside en Canadá.
Ha escrito, editado y coeditado más de una docena de libros de análisis político e internacional y ha publicado más de un centenar de artículos y ensayos sobre numerosos temas. Su trabajo poético, aunque iniciado en 1959, (primer premio Rotary Club de Santiago), no se publicó hasta 1988. Ese año poemas suyos aparecieron en Índigo (Toronto). Desde 1992 ha participado en eventos poéticos como la Celebración Cultural del Idioma Español (CCIE), el Encuentro de los Poetas de la Nueva Pléyade (1997), el Primer Encuentro de Poetas de Habla Hispana en Stonehill College, Mass. USA (1998), el Encuentro Internacional de Poesía Hispánica en Ciudad de México (1998), y el encuentro de poetas chilenos bajo el Proyecto Adrianne en Ottawa (2002)
Ha recibido numerosos galardones a la docencia: Excelencia académica (Guelph 1987 y 1998), Confederación de Asociaciones de Profesores Universitarios de Ontario en 1997 y el Latin American Achievement Award (“mejor educador”) en 2002.

 

PUERTO INVERNAL

El crepúsculo gris ha extendido su sombra
sobre el paisaje blanco y angustioso de invierno.
La soledad profunda de la noche me envuelve
con su desolación transformada en silencio.


Más allá de estas playas de mareas amargas
y hierros herrumbrosos y dolor de destiero
están las tierras mías preñadas de añoranzas,
con sabor de vendimias, de patios y recuerdos.


En el muelle vacío siento morir las olas:
el ritmo acompasado de la arena y del tiempo.
Entre el hielo y la sal y las cadenas rotas
la vida se nos va como agua entre los dedos.


A lo lejos se escucha una ronca bocina,
rompiendo en un lamento la neblina del puerto;
es un barco que parte hacia tierras remotas,
más allá de la línea del horizonte incierto.


¡Qué deseos tan grandes de partir!...Sin embargo
en la noche distante y enemiga presiento
que es tarde para todo. Solo, quedo mirando
la soledad inhóspita que crece bajo en cielo.

TRANSPARENCIA

Te miro
a través del aire
como si fueras música.


Tu perfil dibujado
contra las sombras,
mientras las notas
caen,
lentamente en el césped.


Un recuerdo,
quizás,
de hace ya tantos años,
cuando había algo nuevo
en el sol del otoño.


Tu rostro tiene un dejo
de azucenas lejanas.

En tu vaga sonrisa
se quedó
la sencilla
placidez de la tarde.


Te miro
simplemente,
a través de la valla
invisible
del aire.

 

SANTIAGO

Santiago en primavera
me recibió
lloviendo
con un tango
de otoño.


Es difícil volver.
después de tanto
tiempo.


Reconocí el aroma
de jazmín y rosales tras las verjas
de hierro,
como si hubiese sido
que ayer cerré la puerta.


Recuperé el silencio
de las calles
heridas de nostalgias
y tantas cosas viejas.


Fuí volviendo
de a poco
en la copa del vino
y en la bruma
y en el atardecer de campanarios
y en el sabor del pan
y en el dolor de tantos
y en el canto
de gorriones, chincoles y organillos.



VALLE CENTRAL

Agua fresca,
vertiente cristalina,
cántaro con sabor de cielo
limpio
bajo el sol vertical
del mediodía.

Sombra que tiene aroma de eucaliptos
y olor elemental de tierra
viva.

Hay un rumor de abejas
en el aire
y un lejano sonido
de campanas.

La vida
se desliza
lentamente
en el paso callado de las nubes
donde la luz se junta,
transparente,
con la serenidad
de las montañas.

 

 

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