Escríbame:
Biografía
Cuentos
La mariposa
La visita
Carta de un platano
El asado
Caida libre
Laura
De la plaza de armas
Infobox
Cinco años de vida
De niña a mujer
El doctor pitipoff
La historia de una luciernaga
La primera vez
Cuando el viento sopla sobre el arrecife
Un instante con ana
Pasión

EL DOCTOR PITIPOFF

Juan Pitipoff era un millonario excéntrico, solterón y sin amigos, que vivía enclaustrado en su mansión, teniendo como única compañía a su antigua ama de llaves. El estaba doctorado en Electricidad y Matemáticas de alto nivel. Experto en Computación, había tomado esta disciplina como su sistema de vida. “Elucubrar con lo intangible, ¡ eso es matemática !” solía decir.
Su gran hobby era su laboratorio, y aprovechando sus conocimientos, diseñaba los más variados inventos. Así había logrado construir una casa completamente automatizada, la cual tenía desde lo más trivial hasta el más increíble detalle, como era su afeitadora robot, con la cual no sólo se afeitaba, sino que además lograba un corte de pelo preciso, programable de acuerdo al estilo que estuviera se moda. Resumiendo, el hombre no tenía cómo aburrirse, y así nació la idea de crear “una máquina para hacer reír”-. Es un desafío – pensaba, - Pero lo voy a lograr – se repetía a sí mismo, y haciendo gala de su excentricidad se contactó con Héctor, un joven humorista, que ocasionalmente aparecía en televisión y cuyas presentaciones eran sagradamente observadas por el doctor.
Héctor acudió inmediatamente al llamado, pero al llegar al laboratorio creyó que se trataba de una broma, sin embargo el doctor fue explícito.

- Deseo crear una máquina que tenga la capacidad de contar chistes y quiero que tú me ayudes – le dijo en forma solemne. Luego conversaron amistosamente pero Héctor lo observaba con extrañeza. Nunca en su vida le habían propuesto una idea tan descabellada. Pero el doctor se veía tan sereno y seguro sobre lo que hablaba, que logró simpatizar al humorista.
- ¿Por qué piensa crear esta máquina, doctor? – preguntó Héctor dando aire de confianza, pero el doctor se ruborizó y haciéndose el desentendido, exclamó.
- Lo tengo todo en la mente, se puede crear un algoritmo que permita ...-
- ¿ Por qué desea Ud. Construir esa máquina, doctor? - insistió el humorista.
- Como te decía, se puede crear un algoritmo que permita hacer razonar al computador y al colocar contrapuntos equívocos, dados por ti, se podría dar hilaridad a ciertas frases. –
El doctor se hallaba nervioso, hablaba tartamudeante y su mirada era esquiva. Recordaba sus años pasados, solo, encerrado entre máquinas. No tenía amigos, nunca había sentido el amor de una mujer, ni menos el cariño de un hijo. Y como despertando de un sueño, observó todos los aparatos y cables que tenía a su alrededor y los vio como algo frío. ¿Por qué construir esa máquina?, si a su lado tenía a Héctor. Y levantando su rostro, dijo lleno de emoción.
- Quiero...ser...tu amigo.-
En ese momento Héctor comprendiendo la situación y acercándose al doctor, lo abrazó con fuerza. Después ambos hombres salieron a caminar, y penetrando la noche dieron rienda suelta a sus emociones. Atrás quedaba “la máquina para hacer reír” y mucho más atrás quedaba el doctor Pitipoff.






Sitio Web desarrollado por Escritores.cl - 2003