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(fragmento del libro)

PREFACIO


A veces pienso que todo ocurre por algún motivo. Especialmente, si son situaciones inesperadas que alteran nuestro rumbo habitual y que nos abren caminos alternativos. Entonces digo que lo sucedido se ha debido a algo. Ha habido un efecto como consecuencia de una causa. Y ese algo o motivo puede ser, por ejemplo, escribir. La concentración para la escritura requiere de condiciones especiales. Si hay obligaciones que distraen, entonces el pensamiento se quiebra, se interrumpe y no fluyen las ideas en su ritmo perfecto. El encuentro con la soledad es como el cumplimiento de un requisito, es como un ritual para que las ideas sean fecundas ya que no hay circunstancias que puedan influir en la creación intelectual. Es como conducir por una carretera sin vehículos.
Entonces se puede acelerar, detenerse, cambiar de pista, girar, como si uno fuera el dueño de todo el espacio y así las horas caen como una cascada sobre un lago apacible.
Cualquiera puede creer que al cambiar el curso de un camino las huellas dejadas se perdieron como si el cambio fuera deterioro. Como si todo lo acaecido debiéramos borrarlo, como si lo sucedido careciera de valor. Nada más errado. El pasado nos forma, nos enseña, nos acompaña, nos deja sus memorias con toda la riqueza que un recorrido entrega. Soy de los que piensa que detrás de cada huella hay millones de estrellas que podemos recoger y saborear como si fueran el alimento de la vida. Tampoco quiere decir que seamos felices debido al cambio. Solo que, si tenemos que optar, debemos enrollar las viejas pisadas, guardarlas bajo del brazo como una alfombra, mantenerlas a disposición para alimentarnos y marchar hacia el futuro con la vista al frente.
Este libro se ha logrado debido a una ruptura en mi acompasado caminar, aquel que parecía habitual y que se proyectaba íntegro, repetitivo y adorable hasta alcanzar un final natural que debía llegar sin aspavientos, sin sorpresas, en una dulce espera de conjunto. De pronto, sin desearlo ni buscarlo, me encontré navegando en
soledad como el náufrago que busca una isla solitaria o al menos un madero para sostenerse, como el herido que sueña con el milagro salvador si carece de una mano amiga que le colabore para encontrar la anhelada salud.
Ese madero o el esperado milagro es esta publicación. Las páginas desarrolladas son apuntes o anécdotas que se habían venido gestando y acumulando desde hace unos diez años de agregar ideas y proyectos, los que se fueron quedando depositados, dormitando, hibernando, hasta que un alto en el camino ha generado la fuerza para reunir las piezas sueltas que se encontraban esparcidas y para darle coherencia en una continua yn exhaustiva revisión. El lector acucioso podrá recorrer los espacios del mundo real tal como lo recordamos y del mundo irreal que
ha surgido como un manantial para refrescar la aridez de las verdades.
¿Qué son las vivencias al cabo de los años? La memoria las puede disfrazar, se pueden modificar las situaciones. La validez del tiempo es relativa y entonces ¿se puede hablar de realidad?, ¿no será que al final todo no es más que una imaginación unilateral; es decir, la misma vivencia relatada por otro puede presentarse bajo diferentes condiciones. El entendimiento, la comprensión de los hechos está sujeta a la interpretación de cada cual. Un mismo
suceso podemos verlo diferente según las perspectivas de los sujetos y según lo que nuestras mentes quieran discernir dado nuestro bagaje de conocimientos.
Estas páginas, por tanto, entregan una apreciación subjetiva de situaciones que fueron objetivas. Entre ellas brotan arroyuelos para que el camino sea verde y adornado de flores. Entregar una visión desde la perspectiva de un niño supone una imaginación con abundancia de fantasías. También hay más ingenuidad y hay menos certeza. El adulto puede ayudar a orientar el pensamiento y a tender un manto sobre las calles húmedas. Por ello es bueno que el niño busque de vez en cuando el apoyo de alguien mayor para resolver algunas dudas que pueda identificar en tanto va creciendo y así ir afirmando su seguridad para recibir la adultez conscientemente y con mayor firmeza.