Señor Director:

 

Me animo a escribir a esa revista, con el riesgo de parecer utópico e idealista, pero pienso que todos los que tienen el arte en el alma, de alguna manera lo son.

 

Cuando apareció INTERNET y las enormes posibilidades que este medio ofrece a la literatura y al arte en general, pensé que sería relativamente fácil ahora para los escritores y artistas en cierne, tener acceso en nuestro país, a que sus obras fueran (al menos) examinadas desde una óptica profesional "por alguien",   y que a aquellos que sobresalieran en su campo  se les diera la oportunidad de llegar al público en general. Lamentablemente los conocidos "Concursos literarios o de arte" siguen siendo el único medio de acceder a tener alguna posibilidad de darse a conocer. Lo desalentador, y ustedes lo han comprobado, es que es demasiado frecuente toparse con "arreglos de amigos y favoritismos" por decirlo de una manera elegante. La corrupción ha pisoteado el idealismo y la confianza en la raza humana.

 

 Sin embargo, y a pesar de todo ello, uno se pregunta ¿porqué en otros lugares del globo, existen (por último) profesionales (buenos o malos, idealistas o viles comerciantes, pero profesionales al fin), que han hecho del "descubrir" talentos, su profesión? ¿Y aquí no es posible encontrarse con ellos, al menos saber que existen y saber dónde están?. ¿Acaso en nuestro país no existen talentos verdaderos (porque   "talentos forzados" por la simonía se ven en todas partes), que puedan interesar a los "intermediarios" del medio? ¿O es que tales intermediarios o "managers"   podemos verlos en el fútbol, la música, pero no en la literatura?. Claro está que es reconocido el creciente desinterés en la letras por el público "mayoritario", pero de que hay lectores para la buena literatura, los hay (gracias a Dios).

 

Por otro lado, resulta paradójico que aquellos escritores nacionales que llegaron a conquistar sus metas literarias con mucho esfuerzo y sacrificio y muchas veces contra el férreo tironeo o "chaqueteo" tan propio de la mediocridad de algunos congéneres, no se recuerden de sus orígenes y se preocupen de este tema. Tal vez creando instancias literarias para que a los que siguen sus pasos (encandilados por la esperanza de sus éxitos), no se les haga un vía crucis el camino. Sería lamentable creer que los haya encandilado el éxito y la vanidad egoísta. Prefiero pensar que nadie les ha hecho recordar su inicios humildes.

 

Puedo dar crédito de que hay muchos verdaderos "genios literarios" languideciendo en sus esperanzas frustradas por no saber qué hacer ni dónde acudir. Sucumbiendo vez tras vez en concursos universitarios o literarios gubernamentales, donde no tienen ninguna posibilidad de ser descubiertos ni mucho menos reconocidos, debido a la maraña de corrupción que muchas veces orquesta estos eventos.   Resulta triste pensar que quizás muchas Gabrielas Mistral, Pablos Neruda, Isabeles Allende, Samueles Lillo, Franciscos Coloane (por nombrar solo algunos), pasen de esta vida sin pena ni gloria, ignorados por el mundo y pisoteados por el anonimato.     Q.E.P.D.

 

 

Héctor Mendoza Alcayaga

Rut. 5.852.731-9

Antofagasta Chile

10/08/2006

 

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