Jorge Etcheverry
Estado de cosas y al final mantra
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El sesgo atrabiliario de algunos rostros, siempre presentes everywhere. La boca torcida en una sonrisa cuyo objetivo es el interior mismo del cerebro. La perplejidad de los espectadores

No pueden en estos tiempos de ruido y lamentaciones ser tomados en serio. No nos permitamos sino una mirada al sesgo, de reojo, a la Vitrina del Mundo

Estiremos nuestros párpados largos sobre la parte sensible de las pupilas, identifiquémonos con las Necesidades Concretas

Sean sus cajas toráxicas de huesos dibujados con nitidez la única guitarra premonitoria de nuestro canto

-Chanta la moto. Abandona tu lenguaje abstracto. Tu palabra es un pájaro intangible, volando muy alto sobre el tumulto de las ciudades, eres capaz entonces de una visión bastante general

No como el artista plástico que trabaja sobre la greda, alisa con la yema de los dedos todas las anfractuosidades, y nos presenta superficies lisas, sin mácula, deleite del ojo tranquilo

No es esa la condición de nuestra pupila, ni la conexión que se establece entre la misma y el hemisferio cerebral derecho (asiento de la intuición y los afectos), hasta hace poco cubierto por una coraza que saltó en pedazos

-Es muy importante vivir en un basement, tener frente a los ojos la perspectiva de los zapatos de los que pasan, las colillas en el barro

En un rincón del cuarto de las ex doncellas, que sin embargo guardan en el interior de su cerebro secciones blancas
blandas y tiernas, como un hongo benigno
Se arremolinan las PRENDAS INTERIORES, manchando el aire de su olor, como dotadas de vida propia

II

Y es en medio de esas cosas báquicas, como dice el chico, en que el alcohol nos deja babeantes

Que la parte más dinámica de nuestra personalidad se despierta de repente y dice "qué chuchas pasa"

Y entonces se despliega como un abanico toda la extensión pululante de las experiencias, el rostro de los Antiguos Seres Queridos

Y se insinúa como un hilo de plata unido a un volantín chupete el Destino Histórico que une o suprime nuestra molesta individualidad en el seno de más generales combates

La mano de la Justicia y de la Cultura separa las aguas, de los de aquí y los de allá

Pero la promesa de nuevos días soleados se insinúa tras los fragmentos de ese horizonte roto-Frecuentado por negros pájaros y sus circunvoluciones

Haciendo que el zumbido de sus alas cada vez más próximas haga temblar y casi disolverse la coraza en que hemos metido nuestro cerebro

 

@ Producción de escritores.cl