Reynaldo Lacámara

 

Reynaldo Lacámara nació el año 1956 en Santiago de Chile. Vivió su infancia en la ciudad de Rosario, Argentina. De regreso a Chile, residió en el sur del país en las ciudades de Curicó (1970-1982) y Linares (1982-1984) .Desde 1985 reside en Santiago. Estudió Ingeniería Electrónica en la Universidad Católica de Valparaíso. Su obra ha sido incluida en diversas Antologías y revistas especializadas de Europa y América Latina. Actualmente es el Presidente de la Sociedad de Escritores de Chile. Ha participado en diversos Encuentros y Concursos Internacionales como invitado y jurado. Publicaciones: “Huellas urbanas” (1989);

“Pasajes de otros años”(1997); “Lota sobre la tierra”(2000) y “Esta delgada luz de tierra”(2007).

POEMAS

EL PARPADO

El párpado es una pausa para mirar la noche
El párpado nos deja solos
corta las distancias
y somos irrealizables y oníricos
El párpado es una herida
por donde los sueños gimen
A veces es un apequeña boca que habla colores
el párpado
El párpado es un pozo más inabarcable que el silencio
es la defensa del insecto que no entró
la insistente muerte golpeando sus
puertas

El párpado a telón abierto
a escenario cotidiano
Bolsa que guarda lo adquirido
Imágenes quedan escondidas
vivientes en algún recuerdo
Y el párpado inmenso del universo
termina y empieza
cuando cierra sobre la piel
el pequeño párpado.

 

TERREMOTO(fragmentos)

I

Y cuando Chile tenía sus materiales dispuestos
las casas comenzaban a apoyarse
en tabiques, maderas y duros elementos
estos se rompieron con tanto ruido, que hasta el
tímpano de otro continente lo sintió

Era seta patria la sacudida de un monstruo, el
estertor de la moribunda bestia
milenaria
hasta el polvo perdió su sitio, convirtiéndose en
vagabundo de luz, o pequeños pájaros
prendidos del aire
No estuvo la paz ni por un solo rincón siquiera

…todo sucumbió en esa hora, hasta el cielo se
entornó por dentro como ansiedades
despiertas o vivas intuiciones de
salvación…
Deambulaban los lamentos por la ciudad deshecha,
cuerpos de brazos lánguidos y rostros de
cenizas se buscaban entre lo que había
sido.

Sube esta patria por sus volcanes, tejiendo en el
telar del miedo, su redonda pena,
su bola de cristal;
en donde sumerge las manos, para extraerlas con
un poco de resplandor futuro o ese
miembro mutilado, ahora reconstruido
y latente.

V

Este trazo continuo sobre el mundo es la historia
culebra grandiosa que se repliega y estira
sobre sí misma, y avanza
devorando con su paso la consumación de
hechos; alimentándose con crianzas de
gestos hermosos o excrementos de
batallas
inútiles
La historia es este terremoto resquebraja la línea
sobre el planeta y la convierte en una
grieta gigantesca:
A un lado quedaron escritos los hechos heroicos y
todas las palabras contenidas en
almanaques
las citas enormes, pronunciadas en medio
de
epopeyas ejemplares, al lado de
ejecutivos
magníficos
Por el otro pululan multitudes de tipógrafos,
trasladando pesadas letras sobre las
espaldas
gestando volúmenes aplastantes
y terminan siendo absorbidos por el abismo, abierto
como resumideros de alimentos usados.

Escuchemos al destino:

Él era quien se iba para atrás, atravesando campos
que escondían su flor, arenando caminos
donde el saludo se daba retrocediendo,
convirtiendo las sonrisas en sorpresa;
hasta llegar a los algodones y a los olores
heridos. Así daba gritos que se ahogaban
en sangre

Escuchemos al destino cuando las legiones del futuro
se reúnan en torno al fuego heredado y
las viejas cuenten a los pequeños historiasincreíbles de objetos castigando el aire y
de una región que se desintegraba a cada
golpe de espanto terrestre
Llorarán los niños ante el miedo a lo determinado y se
doblarán durmiendo con pesadillas
adentro
y afuera la bestia salvaje los esperará
para devorarlos

Escuchemos al destino

LA PALABRA

Alguien regaló un círculo
a un ojo placentero
que se abrió en el agua
o una semilla que se da al caer.
También las cenizas tienen su cuerpo,
signo de la sola memoria.

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Evito cruzar un mar sin olas
ni una ola sin sangre.
El destino crece y muere en el océano.
Nadar es invocar a los muertos.

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El mar nunca nos quiso.
Cuando el abismo llama
no sabemos si es un golpe de cielo.

Expulsados
de la realidad húmeda,
del paraíso árido,
solos debemos
extraerle al mar nuestros racimos.