Entrevista a Andrés Castillo, autor de Butanmapu
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por Matías Pérez

“Implícitamente hoy se está dando una especie de trampa en nuestra enseñanza”

De forma muy clara, Andrés Castillo da cuenta de la tendencia hacia el abandono que nuestro país ha tenido con la memoria de sus primeros habitantes. Oriundo de Concepción, ingeniero de profesión ha publicado a través de Editorial Escritores “Butanmapu”, una novela histórica que se propone mostrar una óptica distinta de lo vivido por los primeros europeos en territorio mapuche, durante los remotos tiempos de la conquista española.

1.-   Andrés, palabras como valor, osadía y gallardía se encuentran muy a menudo en tu libro. Primero que todo me gustaría saber ¿qué te llevó a escribir una novela en la cual buscas subrayar el heroísmo y la entrega con igual intensidad tanto de parte de mapuches como españoles?

Cuando egresé de la universidad en Concepción, por razones laborales tuve que abandonar mi tierra natal y sumergirme en el materialismo de Santiago. Obviamente comencé a extrañar y a valorar mi nido sureño atiborrado de ese verdor lujuriante que hipnotiza cada vez que se cruza el rio Biobío. ¡Nada se valora hasta que se pierde!—pensé, y como una manera de aferrarme a ella comencé a informarme acerca de su historia, cosa que no había hecho nunca  por razones que desconozco.  A pesar de haber estudiado en uno de los mejores colegios de Chile, nunca se incluyeron en sus programas educativos un texto o una novela referida precisamente a la historia de nuestra tierra, de nuestra región. Curiosa cosa— reflexioné. Me nació entonces la necesidad espiritual de escribir respecto al tema, como un modo de difundir y perpetuar detalladamente los hechos históricos ocurridos en esta zona, ya que a pesar de que algunos están en la historia de Chile tradicional, no se profundizan mas allá de la generalidad, ya que esta última fue escrita desde un escritorio en Santiago, en cambio Butanmapu se escribió prácticamente desde los mismos parajes en donde ocurrieron cada uno de los acontecimientos que se describen en la novela.

¿Por qué lo hice? Pienso que fue un llamado atávico que me invitaba a viajar en el tiempo y en el espacio, por infinitos territorios y escenarios, y conocer a personajes en lo más profundo de su ser, en cuerpo y alma,  tanto a mapuches como españoles, intentar comprender las causas y los efectos de sus vidas. Nuestra historia y educación no profundiza en aquello. De este modo llené aquel vacío de mi alma, que es tan complementaria para mi vida como ingeniero. Lo hice como un necesidad espiritual, como esa voz que te induce a hacer algo sin saber porque. Mientras la escribía recordaba que siendo  niños nos decían que la educación se sustentaba sobre su herencia cultural, sobre su historia y sus héroes, sin embargo hoy en día esas políticas no se aplican. En los colegios se obliga mas a leer libros y novelas de escritores extranjeros en vez de novelas nacionales, y se enfatizan más las culturas e historias externas, hasta el grado cinematográfico, en vez de nuestra propia historia que es mucho más rica y fecunda. El objetivo de Butanmapu es forjar y fortalecer nuestra identidad como nación ya que pienso que hay un claro déficit en este sentido en nuestra educación, incluso en muchas escuelas y colegios ya ni siquiera se canta el himno nacional, de hecho hay muchos niños que ni siquiera se lo saben y esto se debe a que en las últimas décadas en Chile se aplica la ideología del “dejar hacer” y hoy ya son muy pocos los que hacen algo al respecto, lo que nos va transformando en una nación sin identidad, cuando la historia indica que debiera ser todo lo contrario. Muchos padres y docentes han descuidado gravemente la enseñanza y transmisión de la cultura ya que en la ideología del “dejar hacer” han abandonado a los niños en la cultura del ocio, en donde a muchos jóvenes les parece más importante tener algo que “ser alguien”, les parece más atractivo entretenerse en el sentido inmediato, pasarlo bien el corto plazo y no se esfuerzan por superarse, por estudiar, culturizarse, trabajar y proyectarse para una vida mejor, más completa. Sin duda se preocupan más de sus derechos pero no de sus deberes. Pero es difícil para ellos poder ver el camino correcto ante tantas luces que los estimulan y enceguecen y sobre todo, si no ven reflejada en sus padres, aquella cultura que envuelve el coraje, la osadía, el valor, el concepto de heroísmo, de la gallardía y la pasión, que en definitiva es el “atreverse” a concretar sus sueños que es el vital mensaje de nuestros antepasados.   

2.-   ¿Qué aspectos en especial atrajeron tu interés para construir este relato tan meticulosamente poblado de ritos, personajes heroicos y tradiciones?

Lo que me motivó a escribir este relato fue el hecho de pensar que implícitamente hoy se está dando una especie de trampa en nuestra enseñanza, porque muchos dicen que la tolerancia debe existir. Por lo tanto concluyen que no es tan importante enseñar la historia en los colegios, ni tampoco la cultura de nuestros pueblos originarios, ya que violentaría la libertad de los estudiantes, el derecho que tiene los niños para pensar y conocer, a partir de sus propias decisiones y conclusiones.

Todo ello parece muy razonable y noble, pero es un engaño, porque cuando uno no enseña el mensaje de nuestros antepasados, sencillamente no se muestra el camino, el buen camino y, por ende, los jóvenes no tienen todos los elementos para escoger con libertad y plena información. En el fondo se está desvalorando la gesta de nuestros guerreros mapuches y españoles, guerreros ancestrales, nuestros héroes, su mitología, creencias y tradiciones. Si no hacemos atractiva nuestra historia ¿cómo motivamos a los niños a enterarse de este legado enorme que corre por sus venas?

Pienso que la sociedad chilena está cayendo en esta trampa, porque con el pretexto de respetar las opiniones de los demás, silenciamos la postura de la mayoría, del ciudadano común, del trabajador que lucha a diario por llevar el sustento a su hogar y que quiere vivir en paz, del joven que quiere estudiar y perfeccionarse y de todos aquellos que saben soñar en un futuro mejor, porque dentro de su ser sienten el compromiso primitivo de alcanzar el sueño de felicidad, aquella misma anhelada felicidad con la que soñaron nuestros bravos guerreros de la conquista. 

3.-   Al escribir este libro ¿te sentiste embargado por todos esos paisajes tan propios del bosque nativo que describes y que hoy han sucumbido al avance de las ciudades, de la civilización?

Sin duda, pero es imposible resistir al avasallador empuje de la civilización. Vamos por el camino del salvajismo de la civilización en donde impera la ley de la selva, y como sabemos es aquella donde se impone el más fuerte. Sólo Bután ha podido guardar la tradición budista tibetana por mil años, escondida en monasterios de valles en las alturas de los Himalaya donde a veces se requieren once días de camino para acceder. La gente es amable y de una apariencia física “mapuche”. Hay una palabra increíble que usan ahí para referirse a monjas tibetanas esotéricas que viven en monasterios perdidos entre los cerros y las nubes que es "Machi", aunque no se pueda creer.
Ellos han definido el concepto de "Felicidad Nacional Bruta" como cosa más importante que el “Producto Geográfico Bruto”. Quizás sería conveniente reflexionar de vez en cuando acerca de quiénes son los incivilizados en realidad.

4.-   ¿Qué te parece el famoso retrato hecho siglos atrás por Alonso de Ercilla en su canto épico "La Araucana"?

A pesar de haber sido escrito por un español y para españoles, me parece una obra trascendental con una significación vital para nuestra nación. Hay que considerar las precarias e inhumanas condiciones en que Ercilla la escribió ya que recordemos que a falta de papel escribía sobre cuero de lobo marino y corteza seca, que a duras penas en España logró compaginar, inmortalizando de este modo “La Araucana”, que es uno de los tres únicos cantos épicos que existen en nuestro planeta junto con “El Cantar de Roldán” de los franceses y “Los Nibelungos” de los Alemanes. Esto ratifica y refuerza lo valiosa que es nuestra historia.

5.-     ¿A qué escritores y a qué obras consideras en especial como influencias? ¿Quiénes te introdujeron las ganas de escribir?

Mi padre y mi hermano mayor eran muy buenos lectores y de niño me enseñaron que en cada hombre hay una historia que no se repite en ninguna parte. De ahí entonces que me interesa leer todo aquello que se relacione con la historia, con la evolución del hombre y aquellas novelas “realistas” que son aquellas que pretenden reflejar la realidad en forma objetiva, como también  aquella que intenta mostrar la influencia de la naturaleza o el medio físico en el hombre. Nací y crecí en las alturas de la Nahuelbuta, frente al mar, y ahí aprendí que en la naturaleza hay un libro abierto para todos los ojos en la cual podemos aprender a ver nuestras propias imperfecciones.     

6.-   ¿Te consideras parte de la generación de escritores que hoy se preocupa de mantener con vida, en lo que a literatura se refiere, la historia y la tradición mapuche? 

Más que un escritor me considero un patriota, que mediante la potente arma de la literatura, intenta rescatar y reivindicar una valiosa época de nuestra historia, de modo de mantenerla en nuestros niños como un retrato en vivo, nuevo y emocionante. A pesar que los primeros escritos de este tema datan del siglo XVI y que desde entonces se han escrito decenas y hasta centenas de diarios de marcha, cartas a los superiores, estudio sobre la lengua, partes militares, informes de situación, descripciones, cuentos, novelas y crónicas que situaron en sus páginas a los hombres y mujeres, mapuches y españoles desde distintos puntos de vista. No obstante, a pesar que en dichos testimonios hay muchos elementos en común todos se presentan como acontecimientos puntuales y parciales, sin relación cronológica clara entre unos y otros, lo que hace que nuestros niños huyan despavoridos de la literatura histórica, por encontrarla compleja y aburrida. Butanmapu aspira a paliar esta falencia, cosa que se hace más compleja si pensamos que aquí se intenta reconstruir a un pueblo indígena que en su momento eligió no expresarse a través de la escritura. Pero tenía que hacer algo y espero no haberme equivocado a pesar que los únicos que no se equivocan son los que no hacen nada.

7.-     ¿Calificarías a tu libro como un testimonio más cargado hacia los datos históricos o más como una especie de adaptación novelesca de la historia? ¿Qué intención es la predominante para ti? 

Claramente es una adaptación novelesca de la historia. Butanmapu es una novela, cuya narración se fundamenta en hechos y en un tronco histórico que se va entrelazando con la ficción y con los límites a la fantasía para hacerla verdadera en su esencia; con rasgos evidentemente trágicos, pero, también, con la ternura y calidez cuando ello es pertinente, según la trama y, según se va perfilando la esencia de los seres humanos que deseo que el lector perciba. Al iniciar la lectura pareciera que se están leyendo informes independientes de una serie de expectativas que pueden fundirse en una proyección única, más profunda, como realmente ocurre en el final. 

8.-     Hay un pasaje de tu libro de particular importancia en el que se da cuenta del asesinato de un misionero español (por parte de los mapuches) como también de la masacre sufrida por una familia mapuche (por parte de los españoles), episodio que afecta especialmente a ambos sectores. ¿Sería la sed de venganza la que desata esta encolerizada lucha que se extiende por siglos?

Aquel acontecimiento sangriento que se describe en la novela y que en definitiva y derechamente hizo estallar la guerra de Arauco no fue más que la excusa que los españoles necesitaban para justificar su violenta intromisión en territorio mapuche. Y esto se valida en el tiempo ya que en primera instancia deberíamos remontarnos al conflicto mapuche desde 1536 hasta 1885. Pero en segunda, podría remontarse hasta nuestros días, porque después de la embestida española en 1550, no pasaron muchos años hasta que los mapuches, que en un principio intentaron la paz, comenzaron a preguntarse de qué manera contrarrestar los abusos de los winkas, que ni siquiera respetaban los términos que ellos mismos habían fijado. En síntesis, donde hay poder hay resistencia. Desde los tiempos de Lautaro o Pelantaro, frente a chilenos y argentinos, frente a la iglesia y la escuela han existido relecturas de carácter histórico que tienen que ver con nuestro pasado mapuche, ya que éstas lecturas se cruzan indefectiblemente con el presente, porque las luchas que estamos viendo hoy se relacionan en forma íntima con los sucesos que tuvimos en la conquista. Después de todo 127 años no es demasiado en la vida de un pueblo que se considera milenario.

9.-     Historiadores como Sergio Villalobos, Walterio Millar no profundizan ni hacen hincapié en los detalles y aspectos que tú incorporas en tu libro: ¿a qué fuentes o archivos históricos recurriste para construir las perspectivas que le otorgaste a tu relato de la  guerra de Arauco?

Butanmapu no es un libro de historia ni una crónica, como tampoco el resultado de una actividad periodística. Es una novela que va más allá del género literario en donde se incorpora una visión realista de los acontecimientos abstraídos de una  investigación de relatos escritos existentes de la zona, fundamentalmente de Coronel y Lota y de todo el golfo de Arauco, como también una infinidad de relatos hablados transmitidos por generaciones, en donde cada trama se desarrolló con máxima meticulosidad asistiendo físicamente al lugar de los acontecimientos de modo de inspirar y plasmar una novela con el mayor realismo y veracidad posible. Puede ser que en la novela Butanmapu existan aspectos y acontecimientos no considerados por los historiadores clásicos, y esto se debe sencillamente a que ellos no son de esta zona, tal vez ni siquiera la conozcan, a pesar que la conquista se dio aquí, al sur del rio Biobío y precisamente esta falencia fue lo que me llevo a escribir esta novela, como un modo de complementar aquella clásica historia.

10.-   ¿Consideras que tu libro constituye un esfuerzo en la búsqueda de terminar con las falacias que se propagan entre los lectores a través de los libros de historia oficial?

No, mi intención no busca ese objetivo. Creo que todo libro es un aporte y todos deberíamos considerarlos como tal. Mi libro solamente es un mensaje que apunta a temas valóricos, morales y sociales que son trascendentales.

11.-   "Era un pueblo guerrero por naturaleza; sin embargo, el acendrado amor que sentían por su tierra les evitó la tentación de conquistar otras comarcas para ensanchar sus dominios." ¿Qué sentido te hace esta cita de tu libro frente a la imagen que el gobierno y los medios de comunicación en general han buscado instalar en el inconsciente colectivo chileno?

La voz del pueblo mapuche nunca se ha querido entender ya que hace siglos los encargados de gobierno y responsables  de atender sus llamados se han aprovechado del sistema, y han lucrado a costa de ellos. Basta recordar los escandalosos fraudes en la asignación de tierras tan solo hace algunos años atrás, en donde inescrupulosos a través de palos blancos se hacían pasar por mapuches con el fin de que les cedieran tierras que debían haber sido destinadas para mapuches de verdad. Pero todo aquello son detalles, ya que la historia sabe que la llegada de los primeros españoles a este continente no sólo significó el desembarque de una raza diferente, sino el arribo de una ideología de muerte. Nada la detendría en su afán de despojar, usurpar y someter.
A su paso, se encontró con pueblos con cierta verticalidad de poder, como los aztecas y los incas, a quienes pudo desmembrar muy fácilmente. Sin embargo, al entrar al territorio mapuche, la cabeza no era visible, por lo cual ciertas comunidades mapuches, con autonomía propia, desestructuraron esa lógica invasora. Esta característica de organización política posibilitó a los mapuches resistir, siglos tras siglo. La corona española finalmente no los pudo doblegar, así como tampoco pudieron expulsarlos definitivamente de su propio territorio. Sin embargo aquella resistencia no duraría para siempre, ya que los antepasados mapuches ya presagiaban que serían los descendientes de éstos, los chilenos, quienes consumaríamos la usurpación.   
  
12.-   En el epílogo podemos comprobar que el estado chileno ha postergado eternamente la preocupación por la Araucanía en desmedro de otras regiones. ¿Crees tú qué la insistencia en expresiones culturales como la música, la poesía o la literatura puedan contribuir a que el gobierno finalmente preste atención? 

Absolutamente. El acceso a la cultura es un derecho ciudadano, que genera cohesión social y, en parte, el bienestar de la población. Es por esta razón que ha sido el objetivo de las políticas culturales desde la mitad del siglo XX. Pero democratizar no es lo mismo que masificar, ya que esta última es un fenómeno paralelo al proceso de democratizador.

Actualmente existe un abandono de políticas culturales que provoca la invasión del sector cultural por parte de la industria del ocio, convirtiendo al pueblo en simple generador y consumidor. Esto genera una confusión ya que el tratamiento de la cultura se está haciendo especializado, se aísla de los problemas sociales y de las preocupaciones políticas que afectan a la ciudadanía, que repercute a la ordenación del espacio público en su totalidad y a los ámbitos de responsabilidad de cultura ciudadana, y esta renuncia de responsabilidades contribuyen al empobrecimiento del ámbito cultural. De este modo el ciudadano común ve la cultura como una herencia, algo del pasado y no como algo vivo, que se mantiene latente. Es por eso que se debe seguir dando gritos de patriotismo, aunque caigan al vacío, a oídos sordos. Este libro es un claro ejemplo, ya que no deseo que llegue aquel día en que perdamos para siempre nuestra cultura mapuche para recién en aquel momento darnos cuenta de lo valiosa y significativa que es.
13.-   ¿Piensas seguir tratando temas de índole histórico/indígena en tu próximo trabajo o pretendes virar hacia otro rumbo?
Más que de índole histórico/indígena seguiré escribiendo del “hombre”, independientemente a la etnia que pertenezca, si es mapuche, si es blanco, negro, rojo o amarillo… ¡Es el hombre! Ya no hay nada más intrigante y peor que eso.

14.-   Por último ¿Cómo fue tu experiencia editorial y cuál ha sido la recepción del público con tu libro?

Muy gratificante y puedo decir que me siento absolutamente satisfecho, ya que me basta que un solo niño haya leído este libro para sentirme recompensado. El libro ha sido solicitado y está disponible en las bibliotecas de varios importantes colegios de Concepción y se está distribuyendo en las principales cadenas del país. Cuando me acerco a las librerías y pregunto el perfil de las personas que lo compran me dicen que principalmente turistas extranjeros. Aquello demuestra que el afuerino valora más nuestra historia que nosotros mismos. Para revertir esta situación pienso que cada uno de nosotros puede y debe aportar de algún modo a hacer más grande nuestra patria y creo que la edición de esta novela ha sido un modo de devolver a Chile algo de lo mucho que me ha dado. Lamentablemente la realidad es otra, muchos se pasan el día pensando que es lo que el país puede hacer por ellos, cuando el pensamiento correcto es a la inversa, que es lo que cada uno de nosotros puede hacer por el país. Pero no es fácil cambiar una sociedad que conscientemente ha elegido la cultura del ocio, en donde se le da más importancia a temas como la farándula, el dinero, la ley del mínimo esfuerzo, el placer a corto plazo en general. En donde se huye de la trascendencia, del dolor, del contenido de la muerte, de lo que incomoda, de lo que no se entiende. Y no se hace ningún esfuerzo por explicarse la razón de la vida, de la existencia del ser humano, del sacrificio por la superación, de entender que somos herederos de un proyecto inacabado. En fin, lo light, lo liviano del día a día, nos aleja totalmente como nación y como hombres de nuestra propia razón de ser.



Andrés Castillo (al centro) durante la presentación de Butanmapu, en Coronel

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