Poemas de Juan Antonio Massone

Ediial

 

Juntémonos ahora (2012)
Dedicatorias


A este momento que tal vez me depare
una incomprensible plenitud;
a los libros en cuyas páginas existen
pálpitos de silencios y anchas voces;
a las calles de Ñuñoa tan conocedoras de mí
como yo de ellas al adivinarlas de reojo;
a las canciones que reaniman vestigios
de fervor convertido ahora en recuerdo;
a las palabras dispuestas a defender
y a reanimar sentidas dignidades;
a quienes son nombres con alguien dentro,
conocedores de solitarias aflicciones;
al tono sugestivo de una voz parecida
a la luna feliz vista con alguien;
a los primeros brotes del aromo
y a la memoria de una mujer que despertara
en mí la anticipación del paraíso;
a las esperas que tanto desesperan
e igualmente a una amarilla loma en la sombra;
a quien en cuya vida somos razón de ser
y a los instantes de inmoderados propósitos;
al gozo de niños queridos y a los otros,
abandonados por la traición del ego;
a la nieve en los cerros, a los árboles,
baluartes en hacer queribles los caminos;
a los kilómetros de ruta que faltan
y al fugaz recado en el reloj de arena;
al momento del espanto, a la impotencia,
cuando brota sufrimiento en las corolas
y se acalla lo temible en una frágil sonrisa;
a la confidencia de un paso vacilante;
al renovado adiós y al azul más verde del blanco;
a quien la desilusión dejara bizco el día
y a cuanto sabe aplacarse hasta la ceniza
para renacer albeado en el día de su muerte;
al incurable amor que, a trazos de pasión
y a vislumbres de esperanza, cunde
por los siglos hasta que Tú lo digas;
a la poesía por ser la única lengua
en que podría decirte quién eres en mí;
a la impostergable tarea de ser en estos ojos
para un día saber que hacia Ti la hacía.
A quien olvido sin querer en esta línea
mientras los labios repiten un nombre
y desliza la mañana un recado al despertar

Escribe Tú la página

La página está en blanco, por ahora,
y ya no puedes desoír cómo se destripa la historia.
El tercer verso quisiera untarse en el alba
de ese tercer día cuando murió la muerte.
Pero las jornadas con sus noches sobre Gaza
dejan miradas fijas, manos sin regreso.
La página queda salpicada de alaridos, desde ahora,
y si calláremos, hasta las piedras gritarían.
Atolondran cuervos encima de clamores;
y el “no matarás” se queda exánime y amargo.
Podrá disponerse otra vez una página en blanco,
menos la mirada inerte y el regreso mudo de las manos.
¿Qué puedo decirte, Yahvé, que tú no sepas?
¿Quién confesará tu nombre, Alá de la misericordia?
Padre, escribe Tú la página en un blanco sin muerte.

Consideraciones de un loco

Quizás no vencerá mi palabra
el chasquido pegajoso de la nada
en este lento horror que me confina.
Diciendo de esto a la calle de nadie,
unos pocos amigos complementan
la codiciosa obra de mi espectro.
Aún así seguiré velando aquí
y cuidando del semáforo.
Ya pueden cruzar la calle.

 

El poema (II)
a Miguel Reyes y Raquel Parada

Inicialmente esperé decirlo
al modo de brisa anaranjada,
sin disculpas en qué distraer
lo indispensable. Pero este oficio
consiste en darse cuenta
y respirar sintiendo una mitad
de sol entre los dedos
o una cantidad hechizada de niñez
para vivir lo necesario del momento.
Conoce mejor la tarde
el ánimo de mis ojos.
Viento soy en que se alejan
las horas y tantas cosas
que decirle a la vida.
De eso habrás
de morir, me advierte:
de una tarde que te sienta
inoportuno.
Por mucho menos
que unas escasas gotas cayendo
sobre una piedra distraída,
espesa el alma y un aroma
se abre paso en la sombra.
Cosas que decir a la vida.
Sólo alusiones de lluvia
o una mancha de tarde.
Nada más que brisa anaranjada.

 

Recuerde el alma dormida

Para darme cuenta, escribo.
Allá y aquí desperezan sombras
los árboles; se ponen las ilusiones
un sombrero; en el morir coincide
el rostro con el sueño que nos
esquivara la vida y una multitud
de palomas vuela ofreciendo
su reseña de los días.
Me importan muchas cosas
a pesar de las demandas
del olvido. Sucede que siempre
estoy aparte, mirando o diciéndome
a solas ese temblor de compañías
que el tiempo acrecienta
y por más señas llamamos
nuestros muertos. Ninguno falta
en el sueño que perduró más sepia.
Y el día empieza por decir
alguno de esos nombres
que estamparon un temblor
como nadie. Se empeña en rubricar
la muerte esa respiración
del tiempo escaso.
Escribo para darte cuenta.

 

Poemas del amor joven (1989)
*
Es sábado en mí,
pero toda la semana
eres tú.
*
No me has dicho te quiero
y deberé dormir
enamorado de muerte.
*
Por ti, hasta la pena
conoce rostro de amor.
Sin ti, incluso estar vivo
me sobra como a un muerto.
*
Soy la mitad del mundo;
la otra, está claro,
deberías ser tú.
*
Hube de despedirme,
queriendo como nunca
lo contrario. Y dije adiós,
cuando las verdaderas palabras
eran: me quedaría contigo.
*
Todavía quiero aquellas veces
cuando dije: te quiero.
*
Lo mejor de ti perdura
debajo del rostro y del vocablo:
lo esencial tiene nombre secreto.
*
Yo estuve contigo aquella tarde,
pero esa tarde se quedó conmigo,
esa tarde me llevó consigo,
esa tarde se me fue contigo,
esa tarde se perdió conmigo.
*
De tu nada pude escribir algunas cosas.
De cuanto sentí ya no me acuerdo.
Te ofrezco humildemente esas dos nadas.
*
Alguna vez tú fuiste única.
Remoto ayer.
A lo mejor tú vives.
*
Uno no pide escoger o amar,
simplemente se encuentra de pronto
como quien amanece y echa a andar
sin exigir cómo ni hasta cuándo.
Alguien responderá más tarde.


Juan Antonio Massone. Nació en Santiago de Chile en 1950. Poeta, ensayista, antologador y autor de textos de estudios. Nació en Santiago de Chile en 1950. Profesor de Castellano y magíster en literatura, título y grado, respectivamente, obtenidos en la Universidad Católica de Chile. Miembro de Número de la Academia Chilena de la Lengua desde 1992. Imparte docencia en las universidades: Universidad Católica Cardenal Raúl Silva Henríquez, U. Diego Portales, U. Andrés Bello. Ejerció docencia en el Colegio San Agustín, establecimiento en donde fue Rector durante algunos años. Ha dictado conferencias de literatura en universidades e institutos culturales. Ha tenido participación sobre temas literarios en televisión, radio y prensa escrita. En 1979 obtuvo el primer premio en el concurso "Música para la historia" (Canal Nacional). Actualmente pertenece a la Academia Chilena de la Lengua, Ateneo de Santiago y Sociedad de Escritores de Chile

 

 

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