¿Qué piensan, qué sienten los jóvenes oficiales cuando en la sala
de clases, en Piedras Blancas, el Mayor Mario Dávilas les informa
de la función que deberán ahora desempeñar? Han pasado pocos días
desde el ataque a La Moneda, en el cual muchos de ellos habían
participado y tenían muy presente aún la violencia de aquel día,
los aviones bombardeando el palacio presidencial y ellos junto
a los conscriptos disparando contra los que salían del edificio
y los que se encontraban en la calle. Y ahora el Mayor Dávilas
les informa que el país se encuentra en guerra “una guerra terrible
e invisible” provocada por el cáncer marxista-leninista y terrorista
que se ha infiltrado insidiosamente en todas las capas de la sociedad.
La patria está enferma y el cáncer debe ser extirpado, destruido,
aunque en la operación sean sacrificados también algunos tejidos
sanos, agrega el Mayor. La metáfora ha hecho comprender lo que
se espera de ellos en esa Escuela de la Información: tienen que
aprender a informarse, a manejar las “técnicas de interrogación”
como lo hicieron los franceses durante la guerra de Argelia, técnicas
“muy refinadas y muy eficaces” que ya mostraron su eficacidad con
la Gestapo, en Alemania o con el KGB o en las dictaduras de Brasil
y Uruguay. Tienen que hacerlo porque ellos serán “los salvadores
de la patria”.
El abismo del mal deja ver el fondo sombrío de su forma y cada
individuo “normal” va a enfrentarse a su propia conciencia. Es
el momento de oponerse a practicar la tortura (y resistir, en esos
momentos, es condenarse a ser fusilado) o aceptar por debilidad,
miedo o interés profesional.
María Isabel Mordojovich nos entrega en su novela, a través de
varias voces narrativas, el universo inhumano de la represión y
la tortura que siguió al golpe de estado contra el gobierno de
Salvador Allende en septiembre de 1973. El nombre de “Piedras Blancas”
corresponde, en realidad,a un centro de detención llamado “Tejas
verdes” que funcionó como laboratorio
de “enseñanza de la tortura”, con sus instructores y sus alumnos.
Los obreros, estudiantes y gente de izquierda que cayeron detenidos
en la razzia que siguió al Golpe era el material para el aprendizaje.
Luego, durante la dictadura (1973- 1990) van a existir más de 1168
centros de detención a lo largo del país. La novela se centra en
el período que abarca las primeras semanas después del Golpe.
Con esta obra vemos, una vez más, que cuando la ficción toma la
forma de novela histórica, realizada con un riguroso trabajo de
documentación e investigación la literatura adquiere un valor de
memoria viva, porque narra hechos que sucedieron realmente y describe
personajes que existieron, con su palpitante vida interior.
El acierto literario de Maria Isabel Mordojovich es el de haber
concentrado la acción en un corto período, el momento en que los
jóvenes militares se enfrentan a la decisión más importante de
su carrera militar. La pregunta esencial que la autora se planteó
fue: ¿qué hizo posible que en el seno de una sociedad civilizada
pudieran surgir esas máquinas criminales? En una entrevista que
aparece en los Anexos del final del libro ella explica: “Se me
plantearon las siguientes preguntas ¿cómo algunos hombres pudieron
imponer la tortura como práctica sistemática y masiva?, ¿Quiénes
eran esos hombres?, ¿todos los que participaron eran monstruos?
¿Qué o quién los incitó a actuar así?”
En las historias narradas en el libro aparecen los detenidos que
mueren sin hablar y también los que, después de conocer la tortura
terminan cambiando de campo y convirtiéndose ellos también en verdugos.
Escritores y cineastas que han tratado el tema han llegado a la
conclusión, a la que adhiere Mordojovich, de que “crear un verdugo
es más fácil de los que se cree. Basta dar el poder de vida y muerte
a un individuo y simultáneamente ejercer el terror sobre él, exigiéndole
resultados para obtener así un feroz asesino”.
A través diferentes personajes la autora despliega las motivaciones
que llevaron a los jóvenes militares o a algunos civiles a actuar
por o contra la presión ejercida sobre ellos. Pero sobre este nivel
de los ejecutantes está el verdadero poder, aquel que parte de
la más alta jerarquía: el “General” o sea el jefe de la Junta golpista
que no es personaje, pero que es mencionado a través del Mayor
Mario Dávila. Este militar, Director de Piedras Blancas personifica
a Manuel Contreras, brazo derecho de A. Pinochet y futuro director
de la DINA (Dirección de Inteligencia Nacional), el organismo más
importante de la represión de la dictadura, cuyos agentes, más
de mil, van a ser formados en Tejas Verdes (Piedras Blancas, en
la novela). Tejas Verdes, situado en el puerto de San Antonio,
era un Regimiento de Escuela de Ingenieros y estaba situado cerca
del balneario Rocas de Santo Domingo. La dictadura convirtió este
lugar en un campo de concentración y escuela de tortura de la DINA.
La ideología que representa el personaje de Mario Dávilas es la
que ha sido enseñada y difundida a miles de militares sudamericanos
en la “Escuela de las Américas”, en Estados Unidos. Allí se enseña
a defender la Doctrina de Seguridad Interior que impone una lucha
contra toda resistencia progresista a los intereses norteamericanos
en esos países y a los intereses de las oligarquías locales. Esta
capa social, la alta burguesía, favorable a la dictadura, es representada
en la novela por Ricardo, que se expresa a través de una carta
y un monólogo.
“Piedras Blancas” es una obra que describe un período sombrío
de la realidad chilena caracterizado por la práctica de la violencia
y de la tortura. Apoyados en una ideología antimarxista real o
en una naturaleza perversa y sádica, cada verdugo ve en el detenido
un enemigo sobre el que ejerce atroces sufrimientos. La tortura
no sólo existió en las dictaduras sudamericanas sino que sucedió
en países asiáticos, europeos, africanos. Existió y existe. Lo
que muestra esta obra es que cada nueva aplicación de la tortura,
en cualquier lugar del planeta agrega métodos ya usados y enriquecela
enseñanza de esa práctica. Son períodos en que toda noción de humanismo
y respeto del ser humano quedan de lado.
Podemos considerar que el tema de este libro trasciende la literatura
local.