DEL AMOR MÁQUINA

 

 

Por Marcelo Novoa

Replicante. Ver también Robot (antigüedad), Androide (obsoleto), Cyborg (genérico): Humano sintético con capacidades parafísicas (piel / carne/ recuerdos). También: Pellejo (argot). Uso en el Mundo Exterior: Combate, Minería, Placer. Uso en la Tierra: Prohibido. Información clasificada.

La ciudad de Los Ángeles caídos, 2019. Un ojo-ario contempla las llamaradas del infierno, y las megapantallas anuncian lluvias eternas. Hoy, vía dvd, “Blade Runner” de Ridley Scott (1982) puedo fijar-agrandar-apurar cada cuadro de esta desmemoria colectiva. Pero, sólo ayer, ansioso espectador en anónima butaca adolescente, descubrí esta fascinante invectiva antihumana.

Una megalópolis corrupta y promiscua, un clima adverso y una espiritualidad en ruinas que complica la vida de poderosos, especialistas y solitarios, con una abigarrada multitud de fondo, que bien pudiera leerse como “lumpen tecnocrático”. Una babel de indigentes que no lograron colarse en el último metro y bulliciosos, hablan interminablemente “desesperanto”.

Deckard (voice-over): Sushi, así es como me llamaba mi ex mujer. Pescado frío.

[ Varios policías se acercan por detrás de Deckard ]

Policía: Idi-wa. [ En Coreano: "Venga aquí" ]

Gaff: Monsier, ada-na kobishin angum bi-te.

[ En Interlingua: "Debe usted acompañarme, señor" ]

Sushi Master: Dice que está usted detenido, Sr. Deckard…

 

El thriller futurista (que tiene seis versiones en el mercado) –me quedo con la voz en off- indaga con lucidez quirúrgica en los límites humanos: trasgresión y trascendencia. Sin ataduras morales –el protagonista es asesino a sueldo, amparado por la legalidad– pero con delirante confianza en el amor –aunque sólo sea con un muy bello mecanismo– aún logra corromper cualquier noción de progreso que intuyéramos.

Y las fascinantes “femme fatales” del cine negro se trocan en odaliscas mecánicas, al ritmo del “L´amour fou”, por obra y desgracia de la tecnología, en este filme de inútiles resonancias políticas. Imposible pasión nefanda, sin final feliz, apenas un mañana peor. Pues ese escape fuera de la ciudad, entre nubes y verdor, castigan la fantasía insana de fomentar tan transgénica unión

 

[ Despacho de Tyrell. Deckard observa a un búho que vuela libremente dentro de la sala ]

Rachael: ¿Le gusta nuestro búho?

Deckard: ¿Es artificial?

Rachael: Naturalmente.

Deckard: Debe ser caro.

Rachael: Mucho. Me llamo Rachael…

 

Desde la adorable androide desalmada María de “Metrópolis”, hasta las inalcanzables servo-mercenarias del animé “Ghost in the Shell”, la fijación por encontrar a una “amante-todo-terreno” en el raro erotismo c-f, cobra carta de supremacía en Rachael (una Sean Young de lujo), capaz de animar hasta al inconmovible Deckard, con una buena dosis de sadomasoquismo.

Y están las otras replicantes. Unidades de placer para asentamientos mineros espaciales. Zhora, la Eva Asesina que no teme pasearse desnuda ante su aniquilador, pues se sabe su igual, y a la que sólo puede vencer por la espalda. Y la muñequita de papá, Pris, quien tratará de asfixiarlo entre sus muslos poderosos, pero que sufre un berrinche patético al momento de morir.

 

[ Las preguntas más frecuentes acerca de BLADE RUNNER (FAQ) ]

¿Es Deckard un replicante?

¿Cómo puede ser Deckard un replicante?

Bryant menciona un sexto replicante. ¿Qué está pasando?

¿Es Deckard el sexto replicante?

¿Es Rachael?

 

Rebuscando en la literatura del género no hallamos más ejemplos, sino casos aislados, como la autómata-pianista que encantaba a la Corte Francesa, según relato de Diderot. En un cuento del alemán Hoffmann de 1817, El Coco, aparece una mujer convertida en muñeca mecánica. También, la “Eva Futura” del decadentista Villiers de L´isle-Adam, como compañera ideal del sabio loco.

Visualmente, estos Fetiches Biomecánicos tienen su mayor desarrollo en los comics y mangas del s. XX; cómo olvidar a Afrodita de Mazinguer, quien atacaba con sus senos, o las sexys robots del dibujante Hajime Sorayama; y toda una pléyade de heroínas sexuales, post Lara Croft, de los juegos de consola. Sin olvidar las actualísimas muñecas de placer digitalizadas.

 

[ Deckard acaricia a Rachael. La replicante sale corriendo del apartamento.

Deckard la detiene bruscamente y la besa varias veces ]

Deckard: Ahora, bésame.

Rachael: No puedo fiarme de mi memoria.

Deckard: Dime que te bese.

Rachael: Bésame.

Deckard: Te deseo.

Rachael: Te deseo.

Deckard: Otra vez.

Rachael: Te deseo. Pon tus manos sobre mí…

 

El fetichismo con robots, las fantasías húmedas con autómatas, los desnaturalizados romances con máquinas sofisticadas son simples variantes de la Evolución degenerada en Sustitución, parte importante del catálogo erótico posmoderno. Porque la compleja existencia de estos “afectos” hacia naturalezas híbridas, o derechamente, artificiales, ya no es un placer oculto.

La “physis” aristotélica, que buscaba sacar lo mejor de los mismos hombres, se troca, en este film, en ausencia irreparable; programados, estériles y decadentes, la nueva “hybris” de estos replicantes, ya no es sólo la acumulación aparatosa de nuestros atributos mejorados, sino la reiteración de nuestro mayor fracaso: la finitud temporal, o sea, nuestra mortalidad.

[ Escena inédita; rodada, pero eliminada del montaje final ]

DECKARD: So what happened?

HOLDEN: Ten days ago Security at the Tyrell Corp. finds three intruders in

the records room. Kills one, two get away, okay?

Deckard nods.

They do a routine autopsy on the one that got aired and... whaddya know? A

skin job, one of the ones that busted out! Top drawer replicant... combat type... Nexus 6.

DECKARD: Pretty sexy, the sixes…

 

La estética posmoderna del filme es el pretexto preciso para encajar otra incógnita: las contradicciones humanas aún se verificarían en dicha época, de igual manera que los androides querrán responder a las mismas preguntas de sus hacedores. ¿Y en esa rígida concepción del Logos muerto a perpetuidad, sólo el Eros podrá marcar alguna diferencia?

Siempre lo supimos, “Blade Runner” era la metáfora del futuro que se quedó en nosotros. Y tales iluminaciones tempranas, hoy resuenan proféticas, pero en reversa. Pues, este filme de cabecera, verdadero “Casablanca” post-cualquier próxima guerra, no buscaba la identificación con mañana alguno, apenas quería ser la crónica violenta de un sentimiento recobrado a oscuras.

 

 

 

 
Leer libro digital

 

 

© Escritores.cl - Todos los derechos reservados 2018
editorial@escritores.cl