Acercamiento a las literaturas africanas

 

Por Adriana Lassel

Todos hemos heredado, en mayor o menor medida, ciertos esquemas mentales de las representaciones imaginarias europeas, como por ejemplo su percepción del continente africano. Textos escritos ya sean científicos, literarios o periodísticos; ensayos o reportajes más la industria del cine han forjado desde hace más de dos siglos la imagen de un continente monolítico, “una masa informe negra” (1), una región del planeta con pueblos sin cultura, o a lo más una cultura exótica y primitiva. Sin olvidar, además, las guerras con su terrible generación de niños-soldados, un genocidio, el hambre y las dictaduras.

Pero al acercarnos a su creación literaria nos enteramos, por los estudiosos del tema, que estamos frente a un continente formado por diferentes países con su propia especificidad e identidad nacional y que su corpus literario es tan significativo por su calidad como importante por su número. Primer esquema mental, pues, a romper es que se trata de una variedad de países diferentes con su expresión artística, musical y literaria propia, es decir, nuestra tarea es conocer las literaturas africanas y no la literatura africana.

Algo fundamental para comprender este conjunto literario es la Historia. Como nos informa Belaouda Lebdai, a comienzos del siglo XX el 85% del planeta estaba colonizado por Europa. La historia colonial y post-colonial está presente en el campo literario africano, como en el político, económico, sociológico y cultural de estos países. Primer elemento a considerar, pues, desde este enfoque histórico es la lengua. Lengua oficial y lengua como expresión literaria.

Sometido a la colonización europea el continente fue dividido, en una Conferencia celebrada en Berlín a fines del siglo XlX, en tres grandes zonas linguïsticas: zona de habla francesa, de habla inglesa y de habla portuguesa. La consecuencia de esa dominación linguïstica es que generaciones y generaciones de africanos utilizaron y utilizan las lenguas europeas, junto a las lenguas y dialectos autóctonos y locales que son muchísimos. Incluso, algunos países, después de la independencia escogieron el inglés o el francés como lengua oficial, decisión política para evitar que, si se escogía una lengua local pudieran producirse problemas con regiones hablantes de otra lengua local, dentro del mismo país.

Utilizar la lengua “del otro” o del colonizador para expresarse literariamente ha sido objeto de polémica y de pasión entre los intelectuales de estos países. En Argelia, por ejemplo, los autores que comenzaron a escribir durante la colonia (1830-1962) y al comienzo de la independencia no sabían expresarse adecuadamente en árabe literario y escribían en francés. Un gran escritor argelino, Kateb Yacine, declaró que el francés era su “botín de guerra”; pero otro autor renunció a seguir escribiendo porque no podía hacerlo en árabe, su lengua natal.

Hoy día los escritores africanos han asumido su decisión de escribir en la lengua “del otro” e incluso han enriquecido las literaturas francesas e inglesa con el conocimiento de estas lenguas a las que incorporan, en sus obras, la cultura oral de sus lenguas nativas. Conocemos de la existencia en Argelia de una generación de autores actuales que escriben indistintamente en francés y en árabe siendo leídos y publicados por editoriales de Francia o de países árabes, como el Líbano.

Vemos así como la lengua, al igual que otros medios artísticos, ha permitido mantener una estrecha relación entre los países africanos y Europa y aún más: son las lenguas europeas que permiten que exista un nexo entre estas escrituras, cosa que no sería posible en un continente donde pulula una multitud de lenguas nacionales y dialectos. Africa del Sur, por ejemplo, cuenta con nueve lenguas nacionales. Estas lenguas europeas permiten que se hable de las literaturas africanas de expresión francesa o “francophonie”, de expresión inglesa o “anglophonie” y de expresión portuguesa. La francophonie y la anglophonie ocupan vastos espacios geográficos.

Nosotros presentaremos en esta sección escritores africanos de expresión francesa. Si bien existe el teatro y la poesía, a mi entender lo más importante es la novela y el cuento, géneros que, por excelencia, cuentan historias mostrando de esta manera el interior de sus sociedades. Los temas que abordan van desde los tiempos coloniales hasta hoy día, destacando el tema de la reconstrucción africana, pasando por las literaturas críticas a las políticas postcoloniales, literaturas comprometidas o rebeldes hasta la modernidad de las literaturas actuales.

(1) Belauda Lebdai .-"De la littérature africaine aux littératures africaines, lecture critique postcolonial". Editions du Tell. Blida( Argelia), 2009


ALAIN MABANCKOU

 

Alain Mabanckou nació en Pointe-Noire (República del Congo-Brazzaville).

Es uno de los grandes nombres de la literatura actual africana de lengua francesa. Ha obtenido diversos premios internacionales: Premio Renaudot por su novela “Memorias de Puerco espín”. Finalista en 2015 del “Man Bookers International Prize”. Grand Prix de Littérature Henri Gal, premio de la Academia Francesa por el conjunto de su obra. Actualmente figura entre los candidatos al próximo Premio Goncourt.

Ha escrito una decena de novelas, además de libros de poesía y ensayos. Su obra ha sido traducida a una veintena de lenguas. De sus novelas, él mismo destaca “Luces de Pointe-Noire”, novela intimista en la cual revela sus años de infancia junto a sus padres. Al volver al país, 23 años después de haber partido a Francia al final de los años ochenta para seguir sus estudios, el autor se enfrentó a la desaparición del “Reino de su infancia”. Durante su ausencia, el país y su ciudad natal habían sido su fuente de inspiración; al volver comprobó que “esa efervescencia” de crear se mantenía y podía seguir escribiendo frente a esa realidad diferente, pero que lo fascinaba: el calor humano de la población, las diferentes lenguas, la manera sencilla de vivir.

Este año participó en el Festival Internacional de la Literatura de Argel y en el Festival de Correspóndanse de Manosque.
Enseña la literatura de lengua francesa en la Universidad de California, Los Angeles (UCLA), como profesor titular.
Acaba de publicar, en Paris, Editions du Seuil, su última novela « Petit Piment » (Pimientito), siendo muy bien recibida por la prensa.

 

“Petit Piment” (Pimientito)

Papa Moupelo, el cura del orfelinato de Loango, le había puesto un nombre tan largo y absurdo que al final todos terminaron llamándolo “Pimientito” sobrenombre que se ganó cuando puso ají en la comida de los temibles hermanos gemelos. Con un estilo sencillo y rápido, coloreado de imágenes y comparaciones originales (“nos reíamos como hienas”), el autor nos presenta el mundillo del orfelinato en el cual vive hasta los 13 años el Pimientito, protagonista y narrador de la novela.

Diversas historias cruzan el relato: su amigo Bonaventura y la vida de su madre; Sabine Niangui, la empleada de la institución que lo quiso como a un hijo; el director corrompido Dieudonné Ngoulmoumako y, sobre todo, la estupenda pintura del bondadoso Papa Moupelo, el pigmeo de Zaire que enseñaba danzando.

Después de escapar de Loango, junto con los gemelos, el muchacho hace su vida en las calles de Pointe-Noire, la capital económica del Congo. La banda que allí formaron los gemelos hacen del Gran Mercado su terreno de trabajo o de robo; al mismo tiempo, Pimientito conoce el burdel de Mamá Fiat 500 y sus diez niñas, todas alegres, bonitas y protectoras; deja la banda y su vida mejora, junto a Mama Fiat 500 hasta que todo se desmorona, cayendo en una depresión que lo lleva a perder la razón.

En filigrana aparecen pedazos de la historia del país como la llegada de la Revolución socialista al orfelinato o los cubanos que de Angola pasaban a Pointe-Noire. Se entremezclan, también, en la novela alusiones a las diversas lenguas y etnias del país y a sus leyendas y mitos.
Novela bien escrita y entretenida, “Pimientito” es un espejo del lejano mundo del Congo.

 


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