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Miembro: Alejandro Cruz

Texto ganador semana marzo 2010

Tema: Sueño

 

 

LA CAJA

-¡…Y a las 3!- Y los locos se lanzaron por el ventanal del 5º piso, con el mogollón de sabanas robadas que ataron con cuidado de que nadie los pillara. Pues unas horas antes los loqueros del Centro psiquiátrico de Cataluña revisaron cada una de las habitaciones, para saber quien había sido el chistoso o el enfermo mental que hizo esa broma truculenta. Los 5 locos se avivaron y escondieron el tesoro en un saco de papas en la oficina del psicólogo, un lugar en el que nunca buscarían. Era necesario recalcar, que aunque su condición mental no fuera mejorable, la locura es un puente hacia otros tipos de sabiduría.

El otro problema fue romper los barrotes del ventanal azul que escogieron como puerta principal, y la solución fue la más fácil y difícil que podrían haber pensado: Todo pasó primero por la cabeza de Ninosque y Ciprecio, dos esquizofrénicos que amaban los espacios abiertos, y sólo tuvieron que fingir depresión por olvidar los cielos celestes de nuestra confinada patria. Un Loquero se encargó de abrir esos barrotes y crear una sala aérea para los concubinos. Caso resuelto.

Así fué que y sin perder tiempo, los 5 aventureros se empinaron a escapar. Cuatro bajaban mientras otro se quedó vigilando en la ventana; era un tipo grueso de 32 años, con problemas de control de la ira, aún vivía con su madre. Su nombre era Arley. Supuesto que todos habían bajado, menos nuestro amigo de británicas raíces, tocó su turno de descender por la cuerda hecha de sábanas y fuerza. Y en cuanto atinó a romper el miedo y bajar al fin, una sombra irrumpió en la sala, alertando a todos los residentes del intento de fuga del quinteto.
-¡Se escapan! ¡Se escapan! ¿Por qué se escapan? ¡No pueden, no pueden!-, dijo el chico autista que perdió a sus padres, y de inmediato los guardias se alertaron. Se prendieron luces, sonaron alarmas. Y Arley se asustaba, se apretaba. Bajo lo más que pudo (Unos dos o tres pisos), hasta que la improvisada cuerda no resistió su peso y se cortó.

Se habrá quebrado unos cuantos huesos, la pierna y unas costillas, pero el grupo de fugitivos siguió escapando, y Arley no pudo más y se detuvo. Luchó lo mas que pudo con el grupo de loqueros que sólo querían ayudarlo, pero sólo logró perder más fuerzas.

- Tenemos que ayudarlo-dijo el menos loco de los cuatro- No podemos dejarlo acá.

- Sé cuanto quisieras, Tibaldo, amigo- Dijo el líder del grupo- pero es que estamos tan cerca de La Caja-.A lo lejos del grupo se escuchaba: “Os me la vais pagar traidores”, y siguieron escapando, y se encontraron con una muralla, la rodearon. Y la siguieron rodeando, y se encontraron cara a cara con una reja. – Pensemos un poco, esto parece poco fácil- Argumentaba el líder, quien se llamaba Adrián. Pero Tibaldo no aguantó, y quiso escalar el obstáculo. Murió quemado a los 10 segundos por la electricidad de la reja eléctrica, pero se aferró a ella, y tampoco pensaba soltarla. Algún truco debió haber echo (De esos por lo que le creyeron loco) y la reja se abrió un estrecho poco. Los otros 3 últimos lograron escapar, antes dándose cuenta de que la policía los seguía.

Siguieron corriendo, ya en el Bosque, y Ciprecio exclamó- Tengo una idea… yo se que entenderéis mi decisión, solo os pido que me busquen en cuanto puedan.- Dobló su curso y se topó con la policía, dejándole el camino libre a los otros dos.

Ninosque lloraba, “No podéis”, suplicaba. Y Adrian los consoló.-Cálmate Ninosque, que lo podrás recuperar, cuando lleguemos a la roca que cruza entre dos islas, allá en donde las aguas se calman después de un laberinto. Allí esta La Caja en donde se cumplirán tus deseos, aunque solo uno, así que piensa bien cuál. Yo lo sé porque he perdido mucho, y solo deseo una cosa…que nunca un hombre lobo hubiera mordido mi psiquis. Debes comprenderlo Ninosque, así juega el destino.

Caminaron en la eternidad de la noche, hasta un poco antes de la carretera Austral, allí asaltaron una camioneta, y siguieron su viaje sin saber, si todo fue un sueño.