LEVANTANDO LA AUTOESTIMA
( Capítulo del libro "Despertando el interés por la paz interior")
Párate frente a un espejo y mírate: tienes lo necesario para triunfar, lograr tu Paz Interior y ser feliz. Aún si algo te falta, un brazo por ejemplo, no puedes escuchar o tienes rígidas las piernas, fíjate: tienes lo necesario para triunfar, lograr tu Paz Interior y ser feliz. No es una mano, un pie o los dientes lo que permitirá que trasciendas y logres la plenitud en tu vida. Si no estás de acuerdo, mira a tu alrededor, cuántas personas ves a diario, quienes aún teniendo todas las partes del cuerpo en su lugar, andan sin rumbo. Giran y giran en espera de tropezar de repente con el éxito, la paz y la felicidad. Es lamentable, ¿no?, pero cierto.
Puedes notar algo adicional: hay quienes, aún careciendo de una parte de su cuerpo, sin la cual pareciera todavía más difícil triunfar, han logrado superarse y desarrollar un plan de vida espléndido: ciegos, sordos y paralíticos; cojos y mancos; enfermos renales y terminales. Algunos incluso han logrado vencer su enfermedad. La paradoja está en aquellos físicamente completos que se encuentran enredados en una telaraña, enquistados en sus temores y preocupaciones... ¿Qué me dices?
Ahora, piensa en qué tan conforme te sientes con tu realidad, más allá de las justificaciones que tengas para no hacer o haber hecho.
La gente, en general, a medida que no obtiene en su vida resultados satisfactorios, tiende a bajar su autoestima, en algunos casos al punto de castigarse para siempre, negándose el derecho a ser feliz.
Analízalo y descubrirás que tener logros que llenen tu vida de placer, en lugar de fracasos aniquiladores de tu autoestima, es mucho más fácil de lo que piensas y muy entretenido. Sólo necesitas reprogramarte en forma adecuada.
Tu programación actual se debe a personas bien intencionadas como padres, parientes, profesores y amigos, quienes temiendo por tu seguridad, proyectaron en ti, a través del tiempo, sus propios temores y aprensiones. A eso agrega las experiencias personales negativas que no has sabido sobrepasar y aprovechar en tu beneficio. También, las responsabilidades sociales y emocionales adquiridas.
De ser así, has permitido que tu voluntad haya sido cubierta por una lápida. Imagínate si vertieras todos esos ingredientes en una coctelera, el resultado que lograrías: veneno puro.
De aquí la importancia que tiene replantearnos la cuestión de la autoestima y hacer el esfuerzo por reconocer todo lo buenos que somos y las cosas positivas que tenemos y hemos hecho, así como todo aquello que para nuestro bienestar debiéramos mejorar o cambiar. Fórmulas existen muchas. Ha sido escrita gran cantidad de literatura enumerándolas y todas apuntan a lo mismo. En lo personal, me gustó mucho cómo en una convención, José Ramón Román, propuso un ejercicio que ha dado resultado a muchas personas.
Recomiendo hacer antes del ejercicio -y de cualquier práctica, también al levantarse y por la noche- unos minutos de relajación.
Durante una semana, antes de iniciar cada jornada, hazte el siguiente cuestionario:
1. “¿Qué me hace feliz?”
Al comienzo, tal vez te cueste descubrirlo, pero de a poco encontrarás hechos y cosas que te gustan. Agrégalas a la lista por pequeñas que te parezcan. Al séptimo día tendrás una cantidad apreciable en relación con tu listado original.
De alguna manera, al pasar el tiempo, sacamos de la conciencia lo que nos hace felices y la llenamos de problemas y dificultades que no hemos sabido resolver adecuadamente. Hacer memoria de situaciones que nos hacen sentir bien, permite reconocer que tenemos las habilidades y capacidades requeridas para ello. Además, traer al presente situaciones del pasado, permite revivir aquellas que existen, pero están escondidas, y comprender que las cosas andan mejor de lo que creemos producto del grado depresivo en que nos encontramos. Volvemos a relacionarnos con aquellos momentos que nos hacen sentir bien y los superponemos a las aflicciones. Como comprenderás, de inmediato aumenta la estimación hacia nosotros mismos.
2. “¿De qué me siento orgulloso?”
La respuesta a esta pregunta contribuye a relacionar la pregunta anterior con el pasado. Abarca un tópico importante en el amor por nosotros mismos. Es una ayuda para recordar y permitirnos adquirir consciencia de lo importantes que somos en el mundo en que vivimos y lo mal que nos hemos tratado, adquiriendo una actitud más positiva. Al encontrar hechos de los cuales nos sentimos orgullosos y que nos producen agrado, sobreponemos nuestra satisfacción a las frustraciones, y logramos una reconciliación interior.
3. “¿Qué personas enriquecen mi vida?”
Esta pregunta se refiere a las personas que hacen un aporte positivo en nuestras vidas. Aquellas cuyos comentarios contribuyen a incentivarnos en nuestros propósitos y aportan ideas constructivas. Son individuos con un alto desarrollo interior, sin aprensiones paralizadoras. Por el contrario, contribuyen a motivar la integración entre superación y creatividad.
Es muy importante la relación con este tipo de personas, pues promueven en nuestro interior la idea de que tener éxito es posible y afirman nuestra creencia de ser capaces.
Si la lista de personas pertenecientes a esta categoría es reducida, debemos poner en marcha la iniciativa de ampliarla. Llama a personas que califiquen y visítalas a menudo. Será una gran inversión, con resultados inmediatos.
4. “¿Qué cosas buenas me sucederán hoy?”
Es fundamental estar abiertos a los posibles sucesos sobre los cuales podamos tener control, siendo determinante nuestra influencia en ellos con antelación a que ocurran, para asegurarnos de su positivismo. De paso, encontraremos probables situaciones negativas que podremos evitar y en algunos casos, transformar. Esta sensación de manejo de nuestras circunstancias produce una importante influencia positiva en nuestra autoestima.
5. “¿Qué tengo que mejorar, aún imperfecto en mi vida?”
Al comenzar cada día, conscientes de nuestras falencias (reales), con ánimo de superarlas, notaremos un importante avance en nuestra superación personal, lo que nos ayudará a corregir nuestras relaciones interpersonales, con los consecuentes beneficios, aumentados en la medida que comprendamos que todo lo que éramos ayer es mejorable hoy. Una relación responsable con las demás personas exige también de una gran capacidad para responder con habilidad hacia nosotros mismos.
A medida que desarrolles cada uno de estos cinco puntos, los integrarás en tu carácter, de tal forma que a futuro te levantarás con la disposición natural de cumplirlos en cada una de tus actividades, y los convertirás en hábitos. Tendrás presente que en tu vida has realizado muchas cosas satisfactorias, enorgulleciéndote de ser tú. Aprenderás a relacionarte con individuos que te motiven y harás que los aportes de esos contactos se multipliquen, a diario, a través de tus conductas y actitudes positivas, integradas en tu carácter -comprenderás que, aunque los tipos de temperamentos que te caracterizan están informados en tus genes, es mucho lo que puedes hacer para controlarlos y dirigirlos en virtud de gozar de una vida plena. Los cuatro temperamentos que subyacen a la personalidad han sido estudiados desde Hipócrates, cuatrocientos años antes de Cristo, y examinarlos conciensudamente te permitirá cambiar las debilidades a fortalezas y descubrir el secreto para lograr armonía en todas las relaciones interpersonales, en lugar de vivir tratando de reformar a los demás. Este tema es muy interesante, porque permite un avance rápido y seguro en las relaciones interpersonales. Espero tratarlo con detención en un futuro libro sobre el tema-. Levantarte por la mañana con un alto nivel de autoestima integrado cambiará mucho las cosas, pues considerarás importante tu existencia, no sólo en sí misma, sino también como partícipe en todos los sucesos y sentirás que la plasmas en la historia de la humanidad. Experimentarás, además, que eres importante para las otras personas y que las situaciones contigo son muy diferentes a si no participaras. Incluso, quienes ni siquiera te conocen, percibirán tu influencia positiva. Harás su jornada más tolerable por la forma de enfrentar los problemas que en ese momento les aquejen, aquellos problemas que tú habrás aprendido a convertir en desafíos.
Me imagino que a estas alturas coincidiremos en que para desarrollar nuestro crecimiento interior es imprescindible administrarnos autoestima, desplegando el talento de gobernar nuestros estados emocionales. Recordemos siempre que nadie tiene el derecho de hacerlo por nosotros.
Existe una evaluación de autoestima conveniente de practicar:
1. ¿Gustas de tu persona?
Cada uno de nosotros es un original, por lo que debiera comportarse como tal; sin embargo, frecuentemente lo olvidamos. Es imposible acceder a la Paz Interior si no se tiene el suficiente afecto por uno mismo. Los primeros pasos del ejercicio de mejoramiento de la autoestima contribuyen de manera importante a este fin.
Para responder si nos gusta nuestra persona no es suficiente un sí o un no, ni válido un raciocinio intelectual. Debemos reconocer nuestras fortalezas y debilidades en función de lo que hacemos y la satisfacción lograda por los resultados. Gustaré de mi persona en la medida que me satisfagan los cambios logrados y el nivel de crecimiento desarrollado.
2. ¿Das lo mejor de ti en tus actividades?
Hay personas que pretenden cambiar sus resultados y al mismo tiempo hacen lo mismo de siempre. Forman parte de una masa que se desplaza sin dirección, en espera que en su vida ocurran cosas porque sí, sin poner el esfuerzo requerido. Es la principal explicación de por qué hay tanta gente mediocre, fracasada y llena de frustraciones.
He usado adjetivos duros a propósito, porque tenemos la costumbre de permitirnos licencias que nos aniquilan, al tiempo en que nos llenamos de justificaciones poco válidas, como píldoras tranquilizadoras de conciencia, o usamos la estrategia de culpar a otras personas o a las circunstancias de lo que nos sucede. Una de las cosas que encuentro más sorprendente, a medida que me interno en el conocimiento de los seres humanos, es esa capacidad que tienen de justificar su mediocridad.
Dar lo mejor de nosotros mismos implica cambio y un gran despliegue de creatividad, riesgo y el esfuerzo necesario. ¿Cuántos dan lo que pueden, en circunstancias de requerirse lo necesario? Siempre es posible mejorar, sin embargo, para descubrirlo es preciso ponerlo en práctica.
3. ¿Tienes metas claras y estás enfocado a conseguir tus sueños?
Soñar y ponerse en acción es propio de las personas con autoestima alta.
La autoestima baja se caracteriza por falta de sueños o por éstos mal definidos. Como lo planteé al hablar de ellos, si no son definidos claramente, es imposible llegar a conocer el camino para transformarlos en realidad, y sin las metas intermedias y el enfoque a futuro necesario para determinar un plan de acción conveniente, jamás se obtendrán resultados, y las ilusiones producen una mella terrible a la autoestima.
4. ¿Sabes diferenciar entre un problema y una oportunidad, convirtiendo lo invisible en visible?
Los obstáculos que te detienen y sacan del camino son los conocidos problemas, frente a los cuales la gente choca una y otra vez sin hallar solución. En cambio, al plantearse como situaciones que requieren de una acción concreta, se transforman en desafíos, los que contrario al agobio producido por los problemas, pueden llegar a ser de gran atractivo. Significa que la oportunidad viene precedida por un desafío y, entonces, más que diferenciar entre un problema y una oportunidad, debemos transformar los problemas en desafíos. Y allí está la magia de convertir lo invisible en visible: colocar algo tan bueno como un desafío a cambio de algo tan malo como un problema.
5. ¿Disfrutas de tu vida?
Esta pregunta es fantástica, pues lo dice todo. Si no disfrutas de tu vida, haz con urgencia los cambios que sean necesarios, porque si existe una verdadera locura, es vivir sin disfrutar.
La autoestima guarda relación directa con los estados de ánimo y la comprensión de paradigmas. Sus extremos están conformados por agresividad en sus diversas formas, y paz. Es fácil, por lo tanto, descubrir el grado de autoestima de una persona.
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