1.
Las palabras son los utensilios, la herramienta del escritor. Y como
en todo oficio o profesión, es imprescindible el conocimiento
-el manejo- de los utensilios de trabajo, así en el arte de
escribir. Nuestra base, pues, es el conocimiento del vocabulario.
El empleo de la palabra exacta, propia y adecuada, es una de las reglas
fundamentales del estilo. Como el pintor, por ejemplo, debe conocer
los colores, así el escritor ha de conocer los vocablos.
|
2.
Un buen diccionario no debe faltar nunca en la mesa de trabajo del
escritor. Se recomienda el uso de un diccionario etimológico
y de sinónimos.
|
3. Siempre
que sea posible, antes de escribir, hágase un estudio previo,
un borrador. |
4.
Conviene leer asiduamente a los buenos escritores. El estilo, como
la música, también "se pega". Los grandes
maestros de la literatura nos ayudarán eficazmente en la tarea
de escribir.
|
5.
"Es preciso escribir con la convicción de que sólo
hay dos palabras en el idioma: el VERBO y el SUSTANTIVO. Pongámonos
en guardia contra las otras palabras". (Veuillot). Quiera decir
esto que no abusemos de las restantes partes de la oración.
|
6. Conviene
evitar los verbos "fáciles" (hacer, poner, decir, etc.),
y los "vocablos muletillas" (cosa, especie, algo, etc.). |
7. Procúrese
que el empleo de los adjetivos sea lo más exacto posible. Sobre
todo no abusemos de ellos: "Si un sustantivo necesita de un adjetivo,
no lo carguemos con dos" (Azorin). Evítese, pues, la duplicidad
de adjetivos cuando sea innecesaria. |
8. No
pondere demasiado. Los hechos narrados limpiamente convencen más
que los elogios y ponderaciones. |
9. Lo
que el adjetivo es al sustantivo, es el adverbio al verbo. Por tanto:
no abuse tampoco de los adverbios sobre todo de los terminados en "mente",
de las locuciones adverbiales (en efecto, por otra parte, además,
en realidad, en definitiva). |
10. Coloque
los adverbios cerca del verbo a que se refiere. Resultará así
más clara la exposición. |
11. Evítense
las preposiciones "en cascada". La acumulación de preposiciones
produce mal sonido (asonancias duras) y compromete la elegancia del
estilo. |
12.
No abuse de las conjunciones "parasitarias" (que, pero,
aunque, sin embargo), y otras por el estilo que alargan o entorpecen
el ritmo de la frase.
|
13.
No abuse de los pronombres. Y, sobre todo, tenga sumo cuidado con
el empleo del posesivo "su" -pesadilla en la frase- que
es causa de anfibiología (doble sentido).
|
14.
No tergiverse los oficios del gerundio. Recuerde siempre su carácter
de oración adverbial subordinada (de modo). Y, en la duda...
sustitúyalo por otra forma verbal.
|
15. Recuerde
siempre el peligro "laísta" y "loísta"
y evite el contagio de este vicio "tan madrileño". |
16. Tenga
muy en cuenta que "la puntuación es la respiración
de la frase". No hay reglas absolutas de puntuación; pero
nunca olvide que una frase mal puntuada no queda nunca clara. |
17.
No emplee vocablos rebuscados. Entre el vocablo de origen popular
y el culto, prefiera siempre aquel. Evítese también
el excesivo tecnicismo y aclárese el significado de las voces
técnicas cuando no sean de uso común.
|
18.
Cuidado con los barbarismos y solecismos. En cuanto al neologismo,
conviene tener criterio abierto, amplio. No se olvide que el idioma
está en continua formación y que el purismo a ultranza
-conservadurismo lingüístico- va en contra del normal
desarrollo del idioma. "Remudar vocablos es limpieza". (Quevedo).
|
19. No
olvide que el idioma español tiene preferencia por la voz activa.
La pasiva se impone por ser desconocido el agente activo, porque hay
cierto interés en ocultarlo o porque nos es indiferente. |
20.
No abuse de los incisos y paréntesis. Ajústelos y procure
que no sean excesivamente amplios.
|
21. No
abuse de las oraciones de relativo, y procure no alejar el pronombre
relativo "que" de su antecedente. |
22. Evite
las ideas y palabras superfluas. Tache todo lo que esté relacionado
con la idea fundamental de la frase o periodo. |
23.
Evite las repeticiones excesivas y malsonantes; pero tenga en cuenta
que, a veces, es preferible la repetición al sinónimo
rebuscado, Repetir es legítimo cuando se quiere fijar la atención
sobre una idea y siempre que no suene mal al oído.
|
24.
Si, para evitar la repetición, emplea sinónimos, procure
que no sean muy raros. Ahorre al lector el trabajo de recurrir al
diccionario.
|
25. La
construcción de la frase española no está sometida
a reglas fijas. No obstante, conviene tomar en cuenta el orden sintáctico
(sujeto, verbo, complemento) y el orden lógico. |
26. Como
norma general, no envíe nunca el verbo al final de la frase (construcción
alemana). |
27.
El orden lógico exige que las ideas se coloquen según
el orden del pensamiento. Destáquese siempre la idea principal.
|
28.
Para la debida cohesión entre las oraciones, procure ligar
la idea inicial de una frase a la idea final de la frase anterior.
|
29. La
construcción armoniosa exige evitar las repeticiones malsonantes,
la cacofonía (mal sonido), la monotonía (efecto de la
pobreza de vocabulario) y las asonancias y consonancias. |
30.
Ni la monótona sucesión de frases cortas ininterrumpidas
(el abuso del "punto y seguido"), ni la vaguedad del periodo
ampuloso. Conjúguense las frases cortas y largas según
lo exija el sentido del párrafo y la musicalidad del periodo.
|
31. Evítense
las transiciones bruscas entre distintos párrafos. Procure "fundir"
con habilidad para que no se noten dichas transiciones. |
32. Procure
mantener un nivel (su nivel). No se eleve demasiado para después
caer vertiginosamente. Evite, pues, los "baches". |
33. Recuerde
siempre que el estilo directo tiene más fuerza -es más
gráfico- que el indirecto. |
34.
No se olvide que el lenguaje es un medio de comunicación y
que las cualidades fundamentales del estilo son: la claridad, la concisión,
la sencillez, la naturalidad y la originalidad.
|
35. La
originalidad del estilo radica, de modo casi exclusivo, en la sinceridad. |
36. Pero
no sea superficial, ni excesivamente lacónico, ni plebeyo, ni
"tremendista", vicios éstos que se oponen a las virtudes
antes enunciadas. |
37.
Además del estilo, hay que tener en cuenta el tono, que es
el estilo adaptado al tema.
|
38. Huya
de las frases hechas y lugares comunes (tópicos). Y no olvide
que la metáfora sólo vale cuando añade fuerza expresiva
y precisión a lo que se escribe. |
39. Huya
de la sugestión sonora de las palabras. "Cuando se permite
el predominio de la sugestión musical empieza la decadencia del
estilo" (Middleton Murry). La cualidad esencial de lo bien escrito
es la precisión. |
40. Piense
despacio y podrá escribir de prisa. No tome la pluma hasta que
no vea el tema con toda claridad. |
41. Relea
siempre lo escrito como si fuera de otro. Y no dude nunca en tachar
lo que considere superfluo. Si puede, relea en voz alta; descubrirá
así defectos de estilo y tono que escaparon a la lectura excesivamente
visual. |
42.
Finalmente, que la excesiva autocrítica no esterilice la jugosidad,
la espontaneidad, la personalidad, en suma, el del propio estilo.
Olvide, en lo posible, todas las reglas estudiadas, al escribir. Acuda
a ellas sólo en los momentos de duda. Recuerde siempre que
escribir es pensar y que no debe constreñirse al pensamiento,
encerrándolo en la cárcel del leguleyismo gramatical
o lingüístico.
|